6252 El encargo de divulgar la Verdad requiere haberla recibido por Dios
7 de mayo de 1955: Libro 67
Debéis hablar en mi Nombre para Mí y mi Reino. Debéis comunicar a los hombres lo mismo que Yo mismo les diría si me encontrara visiblemente entre ellos. Les debéis enseñar conforme a la Verdad, tal como Yo mismo lo hice durante mi camino por la Tierra.
Si os encargo esto, a la vez tengo que facilitaros la posibilidad de cumplir con ello. De modo que si exijo que aportéis la Verdad a los hombres, Yo mismo tengo que comunicárosla, para que ahora podáis actuar dentro de mi Voluntad - para Mí y mi Reino... Por eso podéis estar seguros que lo que Yo os doy es la Verdad más pura, porque de lo contrario no podría insistir que en mi Nombre comuniquéis el Evangelio.
De modo que tranquilamente podéis sentiros como herramientas Mías, y con toda seguridad podéis comunicar lo que habéis recibido de Mí por el Espíritu... Con toda convicción podéis abogar a favor de la Verdad de ello... de modo que no os atormentéis con dudas que –si Él no pudiera protegeros de errores– harían que pudierais dudar del Amor, de la Omnipotencia y de la Sabiduría de Dios.
Os he iniciado en mi Plan de Salvación desde eternidades... Os puse al corriente de mi modo de gobernar y obrar, de la finalidad de vuestra existencia, y de la causa y del objetivo de todo que existe... Yo procuré haceros comprender que mi Amor continuamente atiende lo creado. Os he introducido en un saber que no tan fácilmente podéis descartar como no digno de confianza, porque todas relaciones os fueron relevadas en suma sabiduría. De modo que tan sólo este saber ya podéis considerarlo como testimonio para mi modo de actuar extraordinariamente.
También podéis creer todo tan sólo porque os está presentado de una manera más comprensible –que da testimonio de mi Amor– que todo el saber que el intelecto humano ha alcanzado - un saber que permite que surjan dudas en mi Amor, mi Sabiduría y mi Omnipotencia.
Pero Yo os comuniqué este saber por un motivo: que lo divulguéis entre los hombres para que ellos lleguen a saber la pura Verdad que surge de Mí, y que les debe ser comunicada sin ser adulterada. Yo mismo os doy el encargo - Yo que soy la Verdad desde todas eternidades. Y os doy abundantemente, os proveo cuantiosamente con el saber que vosotros debéis difundir, y verdaderamente no hace falta que por otra parte aceptéis un saber suplementario...
Por eso os advierto que mi pura Verdad –el bien espiritual que recibís de Mí– no la entremezcléis con bienes espirituales que no os haya comunicado Yo mismo... porque existe un gran riesgo que la pura Agua de Vida quede mezclada con algún suplemento que le resulta inconveniente. Y por eso divulgad este Bien espiritual tan claro y puro como lo recibisteis de Mí, porque vosotros lo tuvisteis de la Fuente de la Vida... Tenéis a vuestra disposición una Fuente de la que emana lo más delicioso: Fuerza directa de Mí, mi Palabra que os llega directamente de Mí y que aborda vuestro oído espiritual.
De esta manera Yo mismo os traigo el Agua Viva que es completamente suficiente para despertar a los hombres a la Vida y para mantener a los hombres en ella... Os digo que sé muy bien lo que hace falta para vosotros y lo que os sirve - y Yo hago que esto os llegue. Ateneos a ello –únicamente a ello–, y hablaréis en mi Nombre y comunicaréis a los prójimos el puro Evangelio... Y siempre seréis bendecidos por Mí...
Amén.
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