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Proclaiming the gospel throughout the world....

The spiritual world always provides light to people who are receptive to it. It always depends on the person's will as to whether and to what extent he is receptive to it and how deeply he therefore stands in the truth. But the divine truth is the gospel, which is proclaimed wherever the conditions for it are met. The first prerequisite is an earnest desire for the truth, otherwise the gospel will not be recognized as such and will therefore not spread. Thus people themselves set the limits to the proclamation of the gospel wherever they make themselves incapable of recognizing it through their will, even though it is offered everywhere by people who fulfil all the conditions under which the word of God can be conveyed to earth. The word of God is of incomparable power, it makes a person knowledgeable, that is, it gives him knowledge of God's reign and activity, of His love, wisdom and omnipotence and of His eternal plan of salvation. This knowledge is so exceedingly valuable and delightful, for only the one who has received this knowledge becomes alive in spirit, he lives consciously and in the blissful certainty of being able to share in the great glory of the one Who is his creator, Who is his father from the beginning. And every person can acquire this blissful certainty as soon as he opens his ear to the word of God, which is conveyed to him through appointed servants of God or is mentally imparted to him himself if he opens his heart in desire for it so that the divine spirit can instruct him directly. And so the gospel is proclaimed in all the world.... Where it is not accepted, people remain blind in spirit, they remain in ignorance, which is their share due to their former apostasy from God. And they will also never recognize that the gospel is always and constantly proclaimed in the world. The latter is not dependent on external characteristics or on certain circumstances, on schematic mediations under certain conditions, but solely on the will of the person as to whether he accepts it or not. And that is why a certain period of time can never be set for when the word of God is obviously spread on earth. Only this is certain, that always and in all places the spirit world full of light on behalf of God conveys His word to earth wherever it wants to be received, that therefore the gospel is proclaimed in all the world....

amen

Proclamar el Evangelio en todo el mundo...

La luz siempre se proporciona a aquellas personas que están abiertas a ella a través del mundo espiritual. Siempre depende de la voluntad humana si es receptivo a ella y en qué medida y cuán profundo está en la verdad. Pero la verdad divina es el Evangelio, que por lo tanto se proclama dondequiera que se den los requisitos previos para ello. El primer requisito previo es el deseo ferviente de la verdad, de lo contrario, el Evangelio no será reconocido como tal y, por lo tanto, no se difundirá. De modo que los hombres mismos ponen los límites de la proclamación del Evangelio allí donde se hacen incapaces de reconocerlo por su voluntad, aunque es ofrecida en todas partes por hombres que cumplen todas las condiciones para que la Palabra de Dios pueda ser transmitida a la tierra.

La palabra de Dios es de un poder incomparable, hace saber al hombre, es decir, le da el conocimiento del gobierno y la obra de Dios, de Su amor, sabiduría y omnipotencia y de Su eterno plan de Redención. Este conocimiento es tan sumamente valioso y hace feliz, porque solo cuando haya absorbido este conocimiento cobrará vida en espíritu, vive conscientemente en la bienaventurada certeza de poder participar en la gran gloria de Aquel, Que es su Creador, Que es su Padre desde el principio. Y todo ser humano puede adquirir esta certeza dichosa en cuanto abre su oído a la Palabra de Dios, que le es transmitida por los siervos designados de Dios o se le imparte mentalmente, si abre su corazón en el deseo de ella, para que el Espíritu divino le puede enseñar directamente. Y así se proclama el Evangelio en todo el mundo...

Donde no se acepta, allí los hombres permanecen ciegos en espíritu, permanecen en la ignorancia, que es su parte por su anterior apostasía de Dios. Y estos tampoco reconocerán nunca que el Evangelio está siempre y constantemente proclamado en el mundo. Este último no depende de características externas o de ciertas circunstancias o de una mediación esquemática bajo ciertas condiciones, sino únicamente de la voluntad del ser humano, ya sea que acepta o no. Y es por eso que no se puede establecer un cierto periodo de tiempo para cuando la Palabra de Dios obviamente se extienda en la tierra. La única certeza es que siempre y en todas partes el mundo espiritual lleno de luz dirige Su Palabra en la tierra en el nombre de Dios, dondequiera que quiera ser recibida, para que el Evangelio sea proclamado en todo el mundo...

amén