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Zustand und Tätigkeit im Jenseits Geheimnis....

Es ist für euch ein Geheimnis, in welcher Form euch das Leben in der Ewigkeit erwartet. Ihr könnt euch nichts vorstellen, solange ihr noch an die irdische Form gebunden seid.... Und doch wisset ihr, daß diese Außenform hinfällig wird mit dem Moment des Todes. Euer Wissen und euer Vorstellungsvermögen bewegt sich aber im diesirdischen Reiche, also euch ist nur etwas vorstellbar, was sichtbare oder greifbare Form angenommen hat, und doch könnet ihr jene Form nicht auf das jenseitige Reich übertragen, sowie ihr im Glauben steht an ein geistiges Reich, das keine irdischen Schöpfungen mehr aufweisen soll. Und nun steht ihr vor unlösbaren Problemen, die euch so lange auch unlösbar bleiben, wie ihr unerweckten Geistes seid und nicht geistig zu schauen vermögt. Es ist ein hoher Reifegrad erforderlich, der euch das geistige Schauen einträgt, und nur wenige Menschen werden diesen Grad noch auf Erden erreichen und die Eindrücke den Mitmenschen wiedergeben können, die sie durch geistiges Schauen gewonnen haben. Die Mitmenschen aber können diesen Schilderungen nicht folgen, solange sie nicht den gleichen hohen Reifegrad erlangt haben, und darum ist es unmöglich, daß den Menschen auf Erden ein Bild entwickelt werden kann über das geistige Reich. Es ist unmöglich, ihnen eine Erklärung zu geben, die das Geheimnis um das jenseitige Reich lüften könnte.... Es bleibt das Jenseits für den Menschen ein unlösbares Problem, er wird nur immer vermuten können nach seinem menschlichen Begriffsvermögen, doch keine Sicherheit haben dafür, daß es so ist, wie er es sich vorstellt. Im geistigen Reich leben die Wesen, so sie nicht ganz unvollkommen sind, in vollster Freiheit, d.h., sie sind weder belastet mit irgendeiner Außenform, noch werden sie in einer Weise gedrängt zu einer Tätigkeit, sondern alles, was sie tun, entspringt ihrem freien Willen und dem Drang zur Liebetätigkeit. Ihre Tätigkeit ist aber völlig unabhängig von der irdischen Materie, von einer Außenform, weil kein jenseitiges Wesen von Materie umgeben ist. Folglich ist auch das Wesen selbst frei von jeglicher Hülle, ist aber dennoch ein Einzelwesen, das frei wollen und bestimmen kann, sowie es die geistige Reife erlangt hat. Es ist das Ich, das eigentliche Wesenhafte, das keiner Außenform bedarf und doch nicht weggeleugnet werden kann. Und dieses Ich empfindet die Hüllenlosigkeit als Wohltat, die es nicht mehr missen möchte. Das Ich geht nicht verloren mit dem Leibestode, es überdauert jede räumliche und zeitliche Veränderung, es bleibt immer und ewig dasselbe Ich, auch erkennbar den anderen Seelen, wenngleich es seine Außenform nicht mehr besitzt. Denn alles vollkommene Geistige erschaut auch die geistige Welt, und mithin vermag es, mehr zu sehen, als es in seiner irdischen Umhüllung zu sehen vermochte; es kann auch unbeschränkt tätig sein, weil weder Zeit noch Raum ihm Schranken auferlegen. Es benötigt dazu keine Außenform und ist in jeder Weise frei und unbehindert. Doch dem Menschen eine ausreichende Erklärung zu geben über die Art der Tätigkeit im Jenseits und über das jenseitige Wesen selbst ist darum nicht möglich, weil ihm jegliche Begriffe fehlen, weil nichts auf Erden damit verglichen werden kann, da im Jenseits alle irdischen Gesetze hinfällig sind. Der Mensch aber sucht alles mit irdischen Gesetzen zu erklären, und so er diese ausschaltet, würde ihm jeglicher Maßstab fehlen, also sein Vorstellungsvermögen wäre dann unzureichend. Und so bleibt es ihm ein Geheimnis, es sei denn, sein geistiger Zustand wäre so hell, daß er geistig zu schauen vermöchte und von Gott ihm nun diese Fragen gelöst würden.

Amen

Übersetzer
Dies ist eine Originalkundgabe von Bertha Dudde

El estado y la actividad en el más allá es un secreto....

Es un misterio para vosotros de qué manera os espera la vida en la eternidad. No podéis imaginaros nada mientras estéis todavía atados a la forma terrenal.... Y, sin embargo, sabéis que esta forma externa se vuelve obsoleta en el momento de la muerte. Sin embargo, vuestro conocimiento y vuestra capacidad de imaginación siempre se mueven en el reino de esta Tierra, por lo que sólo podéis imaginaros algo que ha tomado una forma visible o tangible y, sin embargo, no podéis transferir esa forma al reino del más allá mientras creáis en un reino espiritual, que ya no puede tener ninguna forma terrenal. Y ahora os enfrentáis a problemas sin resolver mientras estáis todavía de un espíritu no despertado y no sois capaces de ver espiritualmente.

Se requiere un alto grado de madurez que os permite ver espiritualmente, y sólo unos pocos humanos alcanzarán este grado todavía en la Tierra y que pueden transmitir a sus semejantes las impresiones que han obtenido a través de la visión espiritual. Pero lo semejantes no pueden seguir estas descripciones mientras no hayan alcanzado el mismo alto grado de madurez, y es por eso que es imposible para los humanos en la Tierra se puede ofrecer una imagen del reino espiritual. Es imposible darles una explicación que pueda revelar el secreto del reino del más allá.... El más allá sigue siendo un problema sin resolver para el humano, que siempre podrá asumir según su capacidad humana de comprensión, pero no tiene ninguna certeza de lo que es cómo se lo imagina.

En el reino espiritual, los seres, siempre que no sean completamente imperfectos, viven en completa libertad, es decir, no están agobiados por ninguna forma externa, ni están obligados a realizar una actividad de ninguna manera, sino que todo lo que hacen surge de su libre albedrío y del impulso de actuar en amor. Pero su actividad es completamente independiente de la materia terrestre, de una forma externa, porque ningún ser del otro mundo está rodeado de materia. Por lo tanto, el ser está libre de cualquier caparazón, pero sigue siendo un ser individual que puede querer y determinar libremente tan pronto como haya alcanzado la madurez espiritual adecuada.

Es el “yo”, la esencia real, que no requiere forma externa y, sin embargo, no puede ser negado. Y este “yo” percibe la falta de caparazón como una bendición que ya no quiere perder. El “yo” no se pierde con la muerte del cuerpo, sobrevive a cada cambio espacial y temporal, permanece siempre y para siempre el mismo “yo”, reconocible también para otras almas, aunque ya no posee su forma externa. Porque todo lo espiritual perfecto también ve el mundo espiritual y, por tanto, puede ver más de lo que podía ver en su envoltura terrenal; también puede esta r activo sin restricciones porque ni el tiempo ni el espacio le imponen límites. No requiere ninguna forma externa y es libre y sin obstáculos en todos los sentidos.

Pero no es posible dar a los humanos una explicación suficiente acerca del tipo de actividad en el más allá y acerca del ser mismo en el más allá, porque carece de conceptos, porque nada en la Tierra se puede comparar, ya que todas las leyes terrenales ya no son válidas en el más allá. Pero el hombre intenta explicarlo todo con leyes terrenales, y si las elimina, le faltaría cualquier escala, es decir, su imaginación sería inadecuada. Y por eso sigue siendo un secreto para él, a menos que su estado espiritual fuera tan claro que pudiera ver espiritualmente y Dios ahora le resolviera estas preguntas....

amén

Übersetzer
Übersetzt durch: Hans-Dieter Heise