A voi uomini è concesso un tempo per l’ultima liberazione dalle vostre catene, per la definitiva liberazione dalla forma. Ma questo tempo è misurato in maniera differente in lunghezza, così come l’ho riconosciuto bene per la vostra anima. La vostra vita terrena non viene terminata da Me in modo arbitrario, ma vedo la maturità dell’anima di ogni singolo. E così so anche del pericolo di una caduta, oppure una possibilità sulla Terra di un’ulteriore salita. Ed il Mio Amore e la Mia Misericordia terminano anche anzitempo la vita d’un uomo, per impedire all’anima una ricaduta, oppure prevedo la possibilità di un cambiamento nell’ultima ora, e perciò prolungo la durata di vita, sempre secondo una saggia deliberazione, perché conosco tutto ciò che serve ad un’anima per la salvezza. Ed ora comprenderete quale grave mancanza è il finire arbitrario della vita del corpo, quale peccato commettete, che voi prevenite al Mio Amore e la Mia Misericordia e non utilizzate le occasioni che sono state offerte alla vostra anima per il perfezionamento. Voi interferite nel Mio Piano di Salvezza e causate un danno alle vostre anime che susciterà in voi un giorno un ultragrande pentimento e auto accuse, perché i vantaggi che voi dovreste e potreste sfruttare sulla Terra, non vi possono mai più essere offerte nel Regno dell’aldilà. Vi siete giocati qualcosa in modo irrevocabile, anche se doveste riuscire a migliorare un poco lo stato della vostra anima se ora tendete verso l’Alto. Ma esiste un gran pericolo che l’anima sprofondi, che si ribelli, come il suo terminare arbitrario della vita era una ribellione, e lei rimane in quest’avversione. Tali anime hanno bisogno di un forte Aiuto, affinché non vadano perdute per tempi eterni, ma anche a loro avviene soltanto secondo la loro volontà. Io assisto davvero tutti, anche nella massima miseria, che diminuisce subito se soltanto l’uomo pensa a Me, quando Mi invoca per Aiuto. E la miseria è anche soltanto il mezzo per rivolgere i vostri pensieri a Me, affinché ora possiate registrare anche un successo della vostra vita terrena. La miseria non irrompe sull’uomo senza motivo, perché la sua anima è in pericolo da cui lei deve trovare la via d’uscita. E si danneggia da sé, più si indurisce contro di Me, per ostinarsi alla fine contro la Mia Volontà e rigettare la sua vita, che il Mio Amore e la Mia Grazia le ha regalato per l’ultima salvezza. Perché l’incorporazione come uomo è per l’anima una Grazia, un Dono del Mio Amore, è l’ultimo gradino verso l’Alto, che a lei è concesso di intraprendere, per poi poter essere libera e beata per l’Eternità. L’anima è arrivata poco prima della sua meta e perciò responsabile per il suo agire, se non valuta questo Dono di Grazia, ma lo getta via nel pensare abbagliato.
Io conosco ogni moto del cuore d’uomo, e giudico veramente in modo giusto, Io tengo in conto la debolezza delle Mie creature, ma non è senza colpa e la libera volontà grava sull’uomo, appena questa era orientata erroneamente quindi ne è stata abusata. L’uomo non può terminare la sua miseria mediante il suo intervento, la devo continuare, non troverà fuori dalla sua miseria e per questo l’anima soffrirà indicibilmente nel Regno dell’aldilà, finché diventa padrone di lei nello stesso modo come ha potuto essere sulla Terra, finché si rifugia in Colui, Che E’ SignoreE su sofferenze e miseria, perché Egli è Vincitore sul peccato e sulla morte.
Amen
TraduttoreA vosotros los hombres está consentido un plazo para la última liberación de vuestras ataduras... para la definitiva liberación de la forma material... Pero este plazo tiene una duración muy variada, según Yo la reconocí como conveniente para vuestra alma. No termino vuestra vida terrenal arbitrariamente, pues la madurez del alma de cada uno me está manifiesta, por lo que también sé si hay riesgo de una perdición o la posibilidad de un mayor ascenso en la Tierra.
Mi Amor y mi Misericordia también acaban prematuramente con la vida terrenal de un hombre - eso para evitar un retroceso del alma. Pero también preveo la posibilidad de un cambio en última hora, y prolongo la duración de la vida - siempre según el sabio consejo, pues me está conocido todo lo que puede servir a un alma para su salvación.
Ahora os quedará claro lo grave que es el delito de un suicidio arbitrario - el pecado que cometéis si os anticipáis a mi Amor y mi Misericordia, y si no aprovecháis de la ocasión ofrecida a vuestra alma para su perfección. Vosotros intervenís en mi Plan de Salvación e infligís a vuestras almas un daño que un día venidero causará en vosotros un enorme arrepentimiento, pero que en el Más Allá eso ya no tiene arreglo, porque las ventajas de las que debíais aprovechar en la Tierra, en el Reino del Más Allá nunca ya os podrán ser ofrecidas.
Perdisteis irrecuperablemente algo por culpa propia, incluso si aún conseguís mejorar el estado de vuestra alma... si ahora aspiráis a lo Alto.
Pero existe el gran peligro que el alma se hunda, que se rebele –como la terminación arbitraria de su vida fue una rebelión– y continúe en este desvío... Almas como estas necesitan mucha ayuda para que no se pierdan por tiempos eternos. Pero lo que les sucederá según su propia voluntad, bien merecido lo tendrán.
Verdaderamente, Yo apoyo a todos, también en la mayor aflicción... la que en seguida disminuye si el hombre tan sólo piensa en Mí, si me invoca por ayuda... En realidad, esta tribulación sólo es el remedio para que dirijáis vuestros pensamientos a Mí, para que también vosotros podáis registrar un éxito en vuestra vida terrenal. La tribulación no abate infundadamente sobre el hombre, pues su alma peligra, y tras esta tribulación el alma debe ir salvándose.
El alma peligra tanto más, cuanto más se endurece ante Mí para finalmente oponerse a mi Voluntad y echar por tierra la Vida que mi Amor y Gracia le regalaron para su definitiva redención... Porque para el alma la encarnación como hombre es una Gracia... un regalo de mi Amor... es el último peldaño para las Alturas en las que puede entrar para que a continuación pueda ser eternamente libre y bienaventurado.
El alma está a punto de llegar a su meta, y por eso es responsable por lo que hace - si no aprovecha este regalo de Gracia sino lo tira en la ofuscación de su pensar.
Todo impulso de un corazón humano me está manifiesto, y juzgo verdaderamente justamente. Yo tengo en cuenta la debilidad de mis criaturas, aunque conste que esta es propia culpa de ellas; la libre voluntad del hombre le resulta en una carga - si estaba mal orientada, o sea, si el hombre había abusado de ella.
El hombre no puede acabar con su tribulación mediante su propia intervención, pues tendrá que continuar en ella... no sabrá salvarse de su desgracia y por eso, en el Reino del Más Allá, el alma tendrá que sufrir indeciblemente, hasta que llegue a hacerse dueña de ella misma - de la misma manera como habría podido conseguirlo en la Tierra: hasta que se refugiara en Aquel que es el Señor de todos sufrimientos y de toda aflicción, porque Él es el Señor sobre el pecado y la muerte.
Amén.
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