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Regir la suerte. El Dios del Amor

Sabed que Yo quiero ganaros para Mí, y por eso toda vuestra vida terrenal se desarrolla de tal manera que Yo alcanzo mi Meta - mientras no me opongáis resistencia... Aun así siempre sigue siendo cosa vuestra si aprovecháis de vuestra vida terrenal o no... si a todo que en esta vida terrenal os concierne permitís que surta efecto sobre vuestra alma... si todo contribuye que toméis el camino hacia Mí... Porque también podéis oponeros, si os rebeláis contra vuestra suerte - la que Yo mismo os he impuesto para conseguir vuestra bienaventuranza.

Podéis indignaros y rebelaros contra el Regente de la suerte, pero entonces nunca iréis el camino hacia Él y menos aún os entregaréis a Él voluntariamente... Porque entonces volveréis a dirigiros a aquel de quien os quiero liberar...

Ante todo debéis aprender a tener fe en un Dios del Amor. Solamente entonces comprenderéis también su forma de gobernar y de surtir efecto. Aprenderéis a comprender que Él siempre persigue un solo Objetivo, con la intención que este os deleite... El saberse guiado por un Dios del Amor hará que podréis soportar toda la carga que Él os impone, porque entonces a tal Dios también le tendréis toda confianza que Él sólo quiere vuestro bien.

Y podréis fácilmente tener fe en que Yo soy un Dios del Amor, si tan sólo miráis la Creación alrededor de vosotros... si reflexionáis sobre el hecho que todo esto está creado únicamente para vosotros, los seres humanos, para que podáis vivir y gozar de las Creaciones naturales...

El hecho que frecuentemente caéis en situaciones penosas no debería haceros dudar del Amor y de la Sabiduría de un Creador, sino que siempre debería hacer que os preguntéis por qué caísteis en semejantes situaciones... Todo en la naturaleza está concebido tan sabiamente que la una cosa sirve a la otra para su desarrollo, pues todo surge y perdura según una Ley sabia - mientras en la naturaleza no haya intervenciones por parte de los hombres. De modo que deberíais llegar a la conclusión que vosotros mismos sois los que no se comportan dentro del Orden divino... que vosotros mismos sois los que dan lugar a los sufrimientos y las desgracias que os conciernen...

Ahora deberíais dirigiros a un Dios del Amor –Él que ha creado todo vuestro alrededor y también a vosotros mismos– y deberíais rogarle que os ayude a restituir el Orden... A los que no creen poder hacer esto, sólo les falta la humildad... Sois tan presumidos que no queréis subordinaros a un Poder fuerte, dado que os subleváis contra Él. Y precisamente por eso tenéis que incurrir en situaciones en que os dais cuenta de vuestra debilidad.

Únicamente el hombre humilde anda el camino hacia Mí porque a sí solo se siente demasiado débil e incapaz de mejorar su situación, él solo. La fe en un Dios del Amor y de la Sabiduría también requiere la humildad. El hombre presumido no puede tener fe porque no quiere, pues no quiere reconocer un Poder por encima de sí al que debe subordinarse... La vida terrenal con todas sus experiencias fatales, sí, podría demostrarle que él solo es indefenso ante la Voluntad de Uno que es más fuerte. Al reconocer esto, cada hombre podría sacar provecho de ello para su alma. Pero su voluntad sigue siendo libre, y la resistencia contra Mí hace que se hundirá cada vez más, mientras que una sumisión hará que ascenderá más y más - razón por la que os es dada la vida terrenal...

Pues quiero ganaros para Mí para que lleguéis a ser bienaventurados, porque lejos de Mí sólo habrá desgracia, tinieblas y suplicio para vosotros...

Amén.

Traductor
Traducido por: Meinhard Füssel

Lenker des Schicksals.... Gott der Liebe....

Dies sollet ihr wissen, daß Ich euch für Mich gewinnen will und daher euer ganzes Erdenleben sich abwickelt so, daß Ich Mein Ziel erreiche, sowie ihr Mir keinen Widerstand entgegensetzet.... Es steht euch zwar immer frei, ob ihr das Erdenleben auswertet, ob ihr alles, was euch betrifft in diesem Erdenleben, wirken lasset auf eure Seelen, ob alles dazu beiträgt, daß ihr den Weg zu Mir nehmet.... denn ihr könnet euch auch widersetzen, indem ihr euch auflehnet gegen euer Schicksal, das Ich Selbst doch über euch verhängt habe, um nur eure Seligwerdung zu erreichen.... Ihr könnet euch dem Lenker des Schicksals gegenüber aufbäumen und empören, und dann nehmet ihr niemals den Weg zu Ihm und gebt euch Ihm freiwillig hin.... Dann wendet ihr euch wieder dem zu, von dem Ich euch befreien will. Ihr müsset zuerst glauben lernen an einen Gott der Liebe.... Dann verstehet ihr auch Dessen Walten und Wirken, ihr lernet es verstehen, daß Er immer nur einen Zweck verfolgt, der euch beglücken soll.... Von einem Gott der Liebe euch gelenkt zu wissen wird euch alles Schwere ertragen lassen, daß Er euch auferlegt, weil ihr diesem Gott der Liebe dann auch vertrauet, das Er es nur gut mit euch meint. Und ihr könntet es leicht glauben, daß Ich ein Gott der Liebe bin, wenn ihr nur die Schöpfung um euch betrachtet.... wenn ihr darüber nachdenkt, daß alles doch nur für euch Menschen geschaffen ist, damit ihr leben und euch an den Naturschöpfungen erfreuen könnet.... daß ihr Menschen oft in mißliche Verhältnisse geratet, dürfte euch nicht an der Liebe und Weisheit eines Schöpfers zweifeln, sondern immer nur fragen lassen, warum ihr in solche Lagen geratet.... Alles in der Natur ist so weise gefügt, daß eines dem anderen zur Entwicklung dienet, daß es ersteht und besteht nach weisem Gesetz, solange nicht durch menschlichen Eingriff die Naturordnung gestört wird. Also müßtet ihr auch zu dem Schluß kommen, daß ihr selbst euch nicht in der Ordnung bewegt, die Gott-gewollt ist.... daß ihr selbst also Anlaß seid von Leiden und Nöten, die euch betreffen.... Und ihr müßtet euch nun vertrauensvoll an einen Gott der Liebe wenden, Der alles um euch und auch euch Selbst erschaffen hat, und Ihn bitten, euch zu helfen, die Ordnung wiederherzustellen.... Es fehlt euch Menschen, die ihr dies nicht zu können glaubt, nur die Demut.... Ihr seid so überheblich, daß ihr euch nicht einer starken Macht unterordnen wollet, daß ihr euch auflehnet wider Sie und darum in solche Lagen geraten müsset, wo ihr eure Schwäche erkennen lernet.... Und nur der demütige Mensch geht den Weg zu Mir, weil er sich allein zu schwach und unfähig fühlt, selbst seine Lage zu verbessern.... Der Glaube an einen Gott der Liebe und Weisheit setzt auch die Demut voraus.... Der Überhebliche kann nicht glauben, weil er nicht glauben will, weil er keine Macht über sich anerkennen will, Der er sich unterwerfen soll.... Das Erdenleben mit allen schicksalhaften Erlebnissen könnte ihm wohl den Beweis liefern, daß er nichts vermag gegen den Willen eines Stärkeren, und damit könnte jeder Mensch daraus den Nutzen ziehen für seine Seele.... Doch sein Wille bleibt frei.... und Widerstand gegen Mich läßt ihn nur immer tiefer absinken, während Unterwerfung ihn zur Höhe steigen lässet.... wozu euch das Erdenleben gegeben ist.... Ich will euch für Mich gewinnen, um euch selig zu machen.... Denn fern von Mir bleibt ihr in Unseligkeit, in Finsternis und Pein....

Amen

Traductor
This is an original publication by Bertha Dudde