8634 No hay pruebas históricas de Jesús y de su Obra de Redención
3 de octubre de 1963: Libro 91
En general los hombres toman la muerte de Jesús en la cruz por un proceso meramente mundano - si tan sólo creen en su Existencia... Ellos toman su muerte por la ejecución de una sentencia dictada sobre un rebelde... lo presentan como un caso de juicio a causa de un delito del Hombre Jesús contra las autoridades. Y para estos hombres Su muerte en la cruz tampoco les puede traer la Redención, porque no creen en que Él haya muerto por la expiación de una culpa muy grave - una culpa que pesa sobre cada ser humano, y de la que únicamente pueden ser liberados aquellos que creen en Él y en su Obra de Redención.
De modo que mientras los hombres no conozcan el porqué de la Obra de Redención... mientras no sepan lo del grave pecado original de los hombres - los que únicamente a causa de este grave pecado viven en esta Tierra... mientras no conozcan las relaciones espirituales que explican la Obra de Redención de Jesús, ¡tampoco recurrirán a la Gracia de esta Obra de Redención!
Siempre sólo le tomarán por un hombre al que por parte de los hombres fue imputada una misión, porque para esta Misión no encuentran la menor comprensión. Aun así, lo más importante en la vida terrenal de un hombre es que profese a Jesucristo y su Obra de Redención... que procure liberarse de su gran culpa primaria –el pecado original– que sin Jesús no tiene redención y por eso requiere el reconocimiento de Jesucristo...
Y precisamente la importancia de esto –la gran importancia del reconocimiento de Jesús como Hijo de Dios y Redentor del mundo– debería hacer que comprendáis que Yo cada vez de nuevo os regalo una Luz acerca de ello. Esto ya os debería servir de explicación para mi Actividad extraordinaria de enviar la pura Verdad desde las Alturas a la Tierra, porque no se puede facilitar pruebas históricas para el proceso de la Crucifixión, ni tampoco para todas las circunstancias que acompañaron este proceso: el modo de vida de Jesús y los incontables Milagros que realizó - los que cada hombre renegará si no sabe de la Fuerza del Espíritu, de la Fuerza del Amor.
Lo que los seres humanos creen son sólo tradiciones transmitidas de hombre a hombre, las que no pueden ser confirmadas por testimonios, y por lo tanto también podrían pertenecer al reino de las leyendas.
Pero cada vez de nuevo hay que avisar a los hombres que Jesucristo es su única Salvación - si después de la muerte corporal quieren entrar en esferas de bienaventuranza. Hay que advertirlos para que con la muerte corporal no perezcan, pues deben saber que su estado posterior depende precisamente de qué actitud adoptan ante Jesucristo y su Obra de Redención.
La fe en Él es tan importante que hay que tomar todas medidas posibles que facilitan al hombre obtener esta fe, lo que consigue lo antes posible si se le da una descripción verídica del Paso de Jesucristo por la Tierra, y si se le aclara sobre el porqué de Su Misión cuyo motivo no fue material sino espiritual.
Además, para esto también hace falta un saber correspondiente que facilita la comprensión de todo lo que ha precedido a la Obra de Redención de Jesucristo. Aquel que puede ser introducido en este saber en virtud de su propia disposición de aprender la Verdad, él ya no dudará en la Misión sumamente importante del Hombre Jesús. Pues reconocerá a Él y su Obra de Redención, y también ante los semejantes le profesará. Mundanamente no hay pruebas para este saber, pero si el hombre acepta las Enseñanzas que le llegan mediante el Espíritu, no dudará, porque lo cree totalmente convencido también sin pruebas, y él mismo saca la cara por la Verdad de ello.
De cada hombre la vida en la Tierra es vana si no llega a Jesucristo y si no va el camino hacia la cruz. Y aunque también en el Reino del Más Allá todavía sea posible el aceptarle, sí que se juega muchas Gracias de las que en la Tierra habría podido aprovechar para alcanzar la Filiación de Dios, lo que únicamente el la Tierra le resulta posible. Y en el Más Allá muchas veces es difícil llegar a una pequeña Luz - si el alma es tan testaruda como en la Tierra y no quiere aceptar enseñanzas que le llegan por parte de los seres de Luz. Por eso, antes del final, aún será hecho todo lo posible para regalar al hombre el reconocimiento correcto sobre Jesucristo - en lo que también podéis reconocer el motivo de mis Revelaciones, porque no hay manera mundana de daros una instrucción válida al respecto.
Pero siempre ya me encargaré Yo de que el saber acerca de Jesús y su Obra de Redención quede amparado, y siempre voy a corregir errores porque únicamente la Verdad es una verdadera Luz... y podréis aceptar la Verdad sin objeciones si la anheláis y me pedís que Yo os la dé.
Amén.
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