7884 La letra mata - Anunciadores muertos de la Palabra
3 de mayo de 1961: Libro 82
El Espíritu es el que hace vivo. Y cada letra leída por un espíritu que no está despierto, mata, ella permanecerá siendo incomprensible al hombre, por mucho que intente aún el intelecto, esforzándose tanto para averiguar su sentido. Y es esto, lo que ha llevado a tantos errores, de que Mi Palabra haya sído traducida por hombres, que ellos mismos en sí, aún no estaban despiertos de espíritu, y se hizo llegar a oídos de los semejantes, dejando que hablara su intelecto, donde únicamente el corazón hubíera podido juzgar o explicar, si Mi Espíritu se hubíera podido expresar a través de estos. Yo Mismo ya no podía hablar a los hombres a través de un predicador, sino que él les daba de sí mismo eseñanzas y explicaciones que no eran conformes con la Verdad. Y los Evangelios que Yo Mismo enseñé en la tierra, fueron cada vez más deformados a través del tiempo, en su sentido, y pocos sólo leen "Mi Palabra", con espíritu despierto y sacan el verdadero beneficio de ellos para sus almas.
Mas para los otros permanece la Palabra sin eficacia, la oyen, y como no la entienden bien, tampoco la viven o ponen en práctica, de ahí que no pueden llegar a despertar tampoco el espíritu. Pues no se les menciona, a ellos tampoco, por parte del predicador "el obrar del Espíritu en el hombre", porque ese mismo no lo comprende, porque ellos no saben que es el resultado directo de una vida en el amor y de que ellos mismos pudieran convencerse, de que una luminosidad los iluminaría, si ellos vivieran en el amor.
Leen la frase: La letra mata, es el espíritu primero que hace vivo, y no saben lo que significa, pues ellos mismos no son de un espíritu despierto. Y por eso se puede hablar casi sólo de un cristianismo muerto, por eso Mi Palabra que está contenida en el Libro de los libros, no le dá ella ya tampoco mucho a los hombres, por eso la fe se ha vuelto débil y sin energía, le falta la fuerza de la vida, pues ella puede hacerse viva por el amor, y el amor despierta al espíritu. Y si del calor del amor ha nacido una plantita tierna, entonces pronto se hará fuerte y robusta, nacerá y crecerá una fe viva, todo crecerá a la vida, lo que hasta ahora estaba puesto allí en el suelo del hombre. El alma se elevará y realzará y la chispa divina actuará en ella, el alma vendrá a la vida y jamás perderá ahora esa vida eterna.
Entonces comprenderá el hombre cada Palabra que tuvo en Mí su origen, será capaz de separar el error de la Verdad, de ningún modo se caerá en el error, pues el espíritu le instruye ahora, las letras vacías no significan nada para él, él conoce el sentido espiritual de las Palabras. Y cada Palabra le da ahora vida también, que procedió de Mí una vez y alcanza ahora su oído y corazón.
Entonces, en verdad, ya no más es un cristiano muerto, y entonces podrá dar testimonio de Mí vivamente, no sólo se servirá de las Palabras de la Escritura, sino que podrá aclarar su sentido espiritual, él será en verdad a sus semejantes un maestro según Mi Voluntad, pues permite ahora que Yo esté en él y pueda manifestarme a través del Espíritu, si instruye a sus semejantes.
Y estos son primeramente Mis servidores, los que actúan y son activos en Mi Poder. Pues un anunciador de Mi Palabra que sólo conoce las letras, pero cuyo sentido propio no entiende, no lo llamo Yo Mi servidor. Pues él mismo se ha nombrado, mas no se hizo primero digno de Mi llamamiento, que presupone esto, que su espíritu este despierto, de quien quiere quien ejercer o actuar para Mí.
Pero tan pronto como enseñe, no sólo el amor, que es la suma total de Mi Evangelío, tan pronto como lleve una vida en el amor, despertará también en él el Espíritu en sí a la vida, y entonces me será un servidor oportuno, a través del que Yo puedo obrar, por quien Yo Mismo pueda hablar a los hombres, los que entonces también podrán sentir notablemente la fuerza de Mi Palabra.
Y los que se dejen despertar, los que quieren buscarme a Mí seriamente y me ruegan por Mi Espíritu y Su Fuerza, vendrán de nuevo a la Vida. Pues se esforzarán en vivir Mi Palabra, despertarán en sí al espíritu por una vida en el amor, no serán más predicadores muertos de Mi Palabra, sino me demostrarán a Mí en toda viveza.
Amén
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