7850 La verdadera Igelsia de Cristo – Pedro la roca
13 de marzo de 1961: Libro 82
Todo cristiano creyente pertenece a la Iglesia que Yo Mismo he fundado en la tierra. Pero Yo lo acentúo: Cada cristiano creyente. Porque muchos hombres se llaman "cristianos" sólo por pertenecer a una religión cristiana, una religión, que si es cierto que predica a Cristo, lo que no obstante, no demuestra que los hombres crean también vivamente en Él. Y Yo exijo esta fe en Mí, pues Mi Iglesia está edificada sobre una profunda fe viva. Las enseñanzas propagadas tradicionalmente, no las niegan los hombres publicamente por cierto, ellos no se atreven a contradecirlas, pero una fe profunda e indudable en Mí Obra de Redención, en Mi obrar como Hombre en esta tierra, no la poseen. Y así, pues, no puedo reconocerlos tampoco como a cristianos vivos que pertenecen a Mi Iglesia, sino que son sólo simpatizantes, cristianos de forma, son hombres que jamás se ocuparon seriamente con el problema de la encarnación de Dios en Jesús, los que no saben tampoco de la Misión del Hombre Jesús, sino, los que contemplan el acontecimiento sobre el Hombre Jesús, sólo como una leyenda quienes creen en Él quizás, como a un perfecto idealista, para los hombres, el mejor. Pero tampoco esto puedo Yo valorar como "una fe en Jesucristo y su Obra de Redención". Mas quien se encuentra en la fe viva, ese sabe también por qué Yo exijo una tal fe, para poderlo hacer eternamene bienaventurado. Pues de ella forma parte también irrevocablemente el amor, el cual primeramente, da a luz una fe viva, y este amor es el que vosotros hombres tenéis que tener para llegar al más claro conocimiento de lo que significa para vosotros hombres Mi Obra redentora y por lo cual Yo anduve sobre la tierra, los que a través del amor han llegado a tal conocimiento, pueden hablar también de una madurez de sus almas, la que es el objetivo y la meta del paso por la tierra como hombre. Pues en estos ha llegado a ser activo Mi Espíritu, el qual Yo he prometido a los que pertenecen a Mi Iglesia, a los que creen en Mí.
La iluminación por el Espíritu es la señal de la pertenencia a Mi Iglesia que Yo Mismo fundé en la tierra. Y si vosotros hombres os hacéis pasar por "cristianos" y vuestro espíritu no está aún iluminado, de ese modo el nombre "cristiano" no dice absolutamente nada. Vosotros os encontráis fuera de Mi Iglesia, aunque pertenezcáis a una organización que me predica a Mí, pues no hacéis caso del sermón, lo único que es importante: el que observéis los preceptos del amor, los que enseña bien cada iglesia, pero no los pone en el centro, en el corazón, y por eso también en general, sólo proceden o resultan cristianos muertos. Mas quien vive en el amor, ese puede pertenecer a cualquier organización eclesiástica, pero será miembro de Mi Iglesia, porque ésta se construye sobre una fe viva, la cual se ha hecho viva por el amor.
Sólo por el amor podéis ser bienaventurados. Y por tanto tenéis que seguir Mi Doctrina de Amor divina, y demostrarme de ese modo, que queréis pertenecer a Mi Iglesia. Y dado que la Doctrina de Amor divina es predicada en cada organización cristiana, tenéis que vivirla como lo más urgente y de primera necesidad, no podéis dar preferencia a otros preceptos añadídos promulgados por humanos, pues estos no os sirven nada a la madurez del alma, sino sólo os retienen en cumplir Mi Voluntad, quien os he dado Yo el Mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Y de ese modo pueden por lo tanto también nacer de cada iglesia cristianos vivos, que son entonces miembros de Mi Iglesia por Mi fundada. Pero nínguno de estas iglesias pretenderá tener el derecho de ser la única que hace bienaventurado, pues bienaventurado hace únicamente el amor y este puede ser practicado por los partidarios de todas las religiones, los que son entonces también verdaderos cristianos, que son aspirantes de Mi Reino, el cual no es de este mundo.
Por lo que es insignificante a qué orientación religiosa os juntáis, vosotros hombres, con tal que sólo lleguéis a una fe viva en Mí y Mi Obra redentora por medio de una vida de amor. Entonces os acogeré Yo en Mi Iglesia, entonces vivis en la práctica Mi Palabra también, que Yo prediqué en la tierra; vosotros me seguís si lleváis una conducta y modo de vida de amor como Yo lo hice. Por medio de esa vida sois verdaderos adeptos de Mi Doctrina, pues por eso vine Yo a la tierra, para encender el amor, el que vosotros hombres sofocastéis a causa de la influencia del enemigo.
Yo enseñaba el amor y lo vivía, y quien igual que Yo vive ahora en el amor, ese me signe, él se une a Mi, él pertenece a la Iglesia que Yo fundé, porque él ahora posee una fe como Pedro, sobre cuya roca Yo edifiqué Mi Iglesia. Comprended bien estas Palabras y nos las empleéis con una interpretación falsa. Pues a los sucesores de Pedro se han de contar sólo los hombres que tienen igualmente esa fe fuerte, ganada por una vida de amor en sí, y que por eso son también miembros de "Mí Igelsia" y como tales pueden denominarse.
Amén
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