7603 La Bendición de Dios hay que pedirla
20 de mayo de 1960: Libro 80
Sea lo que emprendáis, no omitáis a pedirme mi Bendición, porque entonces demostráis que me habéis elegido de Guía... que no queréis emprender nada sin Mí y que queréis estar unidos conmigo... Y esto os asegura de mi Bendición y mi Conducción en todos vuestros caminos. No tenéis que temer fracasos si antes me habéis pedido mi Bendición. Creedme, ¡esta invocación os protege realmente de cualquier fracaso! Pues incluso aquello que tal vez os parezca ser un fracaso, entonces, en realidad, será para el bien de vuestra alma.
Pensad siempre únicamente en Mí, ¡porque más no exijo de vosotros! Pero frecuentemente me excluís de vuestros pensamientos, con lo que siempre os ponéis en peligro que mi adversario se entrometa y ejerza una influencia perniciosa sobre vosotros. Contra esto os quiero prevenir porque entonces os complicáis vuestro camino por la Tierra; pues lo pasaréis mucho más fácilmente si Yo soy y seguiré siendo vuestro continuo Compañero de camino...
Cada vez de nuevo debéis pedirme mi Apoyo porque la unión conmigo hace falta para que estéis protegidos de mi adversario que no para de asediaros. En el tiempo del final él tiene un gran poder que solamente vosotros mismos le podéis recortar; porque vuestra voluntad y vuestro pensar dirigidos a Mí resultan para vosotros en un gran escudo en vuestra lucha contra él - la mejor arma que podéis emplear contra él porque entonces me llamáis a Mí mismo a vuestra cercanía, y a Mí me huye... de modo que os deja en paz...
El adversario causa mucha confusión incluso entre los Míos porque acosa a cada uno que forma parte de ellos, pues incita los unos contra los otros y procura entrometerse entre ellos...
Entonces sólo hace falta el vínculo entre vosotros y Yo, y estaréis liberados del adversario. Porque depende únicamente de vosotros mismos y de vuestra voluntad si él puede apoderarse de vosotros o no. Por eso, si vuestra voluntad está dirigida a Mí –de modo que si plenamente confiados os entregáis a Mí en Jesús y me pedís por protección– tampoco tenéis que temer a mi adversario porque entonces no tiene poder.
Sin embargo, si andáis vuestro camino solos sin Mí y sin mi Conducción lleno de Luz, entonces él tiene un gran poder sobre vosotros; porque entonces –dentro de su contorno– puede surtir efecto y esto de manera realmente satánica. Por eso os digo cada vez de nuevo: ¡No emprendáis nada sin antes haber solicitado mi Bendición, demostrándome de esta manera vuestra voluntad de estar unidos conmigo! Así vais a cumplir con vuestra tarea, terminándola con mi Bendición, pues será un éxito... Andaréis vuestro camino tranquilos y en paz interior, y al enemigo ya no le proporcionaréis un objetivo porque Yo ando a vuestro lado y él me huye porque no aguanta mi Luz en cuyo resplandor ahora os encontráis...
Amén.
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