7088 Incredulidad en el obrar del Espíritu - Incomprensión de la Escritura
10 de abril de 1958: Libro 75
Quien no cree en el obrar de Mi Espíritu en la forma de que Yo Mismo hablo a los hombres, de que ellos pueden percibir Mi Voz, Mi Palabra en sí mismos, ese no tiene tampoco ningún derecho de referirse a la Biblia como según ellos dicen la única y exclusiva Escritura, en la que Yo manifesté Mi Voluntad. Pues él no conoce esta Biblia, él la lee sólo con su juicio del mundo, mas no con mente iluminada, de lo contrario encontraría él en ella también en la Palabra apuntada por Mis discípulos la indicación a Mi obrar del Espíritu en los hombres.
"Yo estoy con vosotros hasta en el fin del mundo ...", ¿Qué otra cosa debiera significar, más que Yo siempre e incesantemente permanezco entre vosotros en el Espíritu, puesto que corporalmente os dejé cuando ascendí al Cielo? Y si Yo pues os prometí Mi Presencia. ¿Creéis vosotros entonces, que Yo me íba a quedar callado en silencio y que no os daría ninguna prueba de Mi Presencia? "Yo quiero manifestame a vosotros ..." Yo quiero enviaros el Consolador que os dirigirá en toda la Verdad y os traíga a la memoria todo lo que os he dicho ..." ¿Podía, tal vez, daros una indicación más clara sobre Mi obrar espiritual en vosotros y a vosotros? ¿De qué otra manera debéis ser "dirigidos en la Verdad", mas que por medio de instrucciones, las que la "Eterna Verdad Misma" deja que os llegue? ¿De qué otra forma y cómo podía Yo traeros a la memoria Mis Palabras habladas en quel tiempo, mas que hablándoos y rememoraros todo? ¿Cómo podía manifestarme a vosotros de otra forma para que descubráis Mi Presencia? ¿ Y qué os induce a vosotros, los que rechazaís Mi Palabra de lo alto hablada, a ese rechazo? Pero seguro que jamás el afán de la Verdad, más bien que no queréis, en vuestra ceguera espiritual, ser conducidos fuera de ella, os gusta bien persistir en ella dentro, no anheláis a la Luz, y sois interiormente altivos. Esto hay que decíroslo, para que sepáis una explicación, por qué Mis Palabras no os afectan, por qué no las reconocéis como "Voz del Padre". Pues la humildad interior más profunda abriría vuestro corazón para recibir la Merced de Gracias que son inigualablente deliciosas, las que llegan a ser primeramente dádivas de Gracias, precisamente entonces, si el hombre es humilde.
Cada vez de nuevo hice mención durante Mi caminar en la tierra del Derramamiento de Mi Espíritu, y los hombres lo saben de la Escritura, que esa promsa se cumplió en Mis discípulos después de Mi Ascensión al Cielo. Mis Promesas no sólo eran válidas a Mís disípulos, ellas valían a todos los hombres que viven igual como Mis primeros discípulos. ¿Por qué debía Yo haber hablado sólo a Mis discípulos de entonces por medio del Espíritu ? ¿Por qué no puedo Yo hablar cada vez de nuevo a aquellos, que se han consagrado en amor a Mí, que me sirven y quieren llevar de nuevo Mi Evangelio en el mundo?
Vosotros, los que rehusáis, vosotros en verdad no estáis todavía íluminados por Mi Espíritu, vosotros no me oís y tampoco comprendéis Mi Palabra escrita, aunque os sea bien conocida cada letra. Vosotros todavía estáis muertos en el espíritu, de lo contrario pudiérais reconocer Mi Voz, pues Yo hablo en verdad de tal modo, que se me puede reconocer y soy reconocible por los hombres y por cada uno que es de buena voluntad. Mas vuestra voluntad no es buena, porque os dejáis aún dominar por Mi adversario, quien ha puesto en vosotros su carácter orgulloso. Y a través del orgullo no se abre camino Mi Gracia, el orgullo negará y rechazará siempre lo que ofrece Mi Amor como un obsequio inconmensurable de Gracias, pues el orgullo es parte del enemigo, y este siempre influenciará a los hombres, a que denieguen Palabras del Amor y Gracia del Padre.
Y antes de que no os volváis humildes en vuestros corazones, no os recreará mi Merced de Gracia tampoco, sino que hostilizaréis todo lo que se le proporciona a los hombres a través de la Voz del Espíritu para la salvación de su alma.
Y tampoco la Escritura será para vosotros, ni os dará ya más que letras muertas, tampoco llegaréis a la Vida mediante la Escritura, porque también a través de la Escritura Yo sólo puedo hablar a aquellos, que en la más profunda humildad me suplican, que Yo Mismo quiera hablarles. Porque sólo a los humildes les doy Mis Gracias.
Amén
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