6863 También los discípulos fueron enseñados por Dios
2 de julio de 1957: Libro 73
Yo Mismo quiero enseñaros y anunciaros de nuevo el Evangelio del Amor, como lo hice en la tierra. También Mis discípulos tuvieran que recibir el Evangelio de la misma forma como Yo ahora os lo proporciono, también ellos tenían que escuchar en el interior lo que Yo a ellos les hablaba, y después de Mi muerte terrenal tenían que dejar que Mi Espíritu les hablara en sí, que les decía lo mismo como Yo Mismo durante Mi caminar en la tierra. Tambien Mis discípulos estaban antes ignorantes de ello, y Yo les proporcionaba un saber desconocido por completo a ellos, pero en ellos había el fundamento para que recibieran un saber semejante.
Y así también puedo Yo ahora hablar directamente a los que muestran igualmente las previas condiciones que se precisan, es decir, los que hacen posible en sí el obrar de Mi Espíritu mediante una conducta de amor, mediante la entrega total a Mí y la entera sumisión a Mi Voluntad. Pues sólo éstos son capaces de percibir en sí la voz tenue y fina, la cual les da nuevamente información de Mi Voluntad, de la Doctrina de Amor divina, que es la suma del Evangelio, la que a vosotros hombres os debe ser anunciada.
Y a Mí Mismo me hace feliz, de poderos introducir en un saber que os revele Mi Amor, Sabiduría y Poder.
Debéis enteraros acerca de Mi Plan de salvación, acerca de Mi infinito Amor a vosotros y acerca de la meta que podéis alcanzar, si vosotros hombres aceptáis el Evangelio del amor y os esforzáis de vivir según él. Yo también quiero haceros felices a vosotros con este “saber”, el cual se hace vivo entonces primero, si existen estas condiciones: Una vida de amor, el cumplimiento de Mis Preceptos del amor a Dios y al prójimo. Pues es entonces cuando ese saber significa “Conocimiento” mientras que, de lo contrario, aunque él os sea dirigido, continúa siendo un saber muerto que no aporta ningún progreso para vuestras almas.
Mas si Yo Mismo puedo instruíros, si Yo puedo hablaros directamente, entonces están ahí esas condiciones previas, entonces váis a comprender todo, ígual como Mis primeros discípulos, y también podéis transmitirlo, porque Mi Espíritu os ilumina, de tal modo que vuestro pensar es justo y no necesitáis temer ningún pensamiento erroneo. Y Yo tengo en ello Mi alegría, en verdad, de que pueda dirigir la Verdad a la tierra, pues la Verdad es Mi Ser, y los hombres se mueven por lo general en un mundo del engaño y del error, la mayoria están subordinados aún al príncipe de la tinieblas.
Si Yo puedo traer ahora luz en este mundo, de ese modo puedo Yo expulsarlo de su ámbito, Yo puedo reunir hombres alrededor de la luz que de Mi irradia. Yo puedo obsequiarles la Verdad y con ella ahuyentar a Mi adversario, Yo puedo debilitar su efecto nocivo, pues la Verdad hace que se deje reconocer a él y su traficar, y perderá partidarios, porque la Verdad impulsa a Mí Mismo también, a quien Yo Mismo soy la Verdad.
Yo os he prometido al “Consolador”, al “Espíritu de la Verdad”, el que os introducirá en toda la Verdad. Y Yo dejo que Mis Promesas se cumplan también. Pero para eso pongo Yo condiciones, las que vosotros también, pues, tenéis que cumplir, porque Yo no me interno en un ámbito ilegal que pertenece a Mi enemigo. Pero en el cumplimiento de esos requisitos, demostráis con ello también vuestra voluntad de deshaceros o apartaros de la esfera de Mi enemigo, y así puedo Yo luego ir a vosotros y en forma de Mi Palabra, por el obrar de Mi Espíritu, llevaros luz y libertad.
De ese modo puedo Yo también instru íros al igual que Mis primeros discípulos. Yo puedo suministraros la prueba de que estoy entre vosotros, aún así, como en el tiempo de Mi caminar en la tierra. Yo puedo hablaros, y vosotros Me oireís. Yo puedo dejaros que os hagáis una idea de Mi gobernar y obrar, en Mi Plan de salvación, el cual tiene sólo por objeto vuestra perfección; Yo puedo hacer que podáis ver, los que antes habéis andado ciegos por la vida terrenal. Yo puedo dirigiros en toda la Verdad, como os lo he prometido, porque Mi Palabra es y seguirá siendo la eterna Verdad, y toda promesa se cumple.
Amén
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