3805 Nivel espiritual muy bajo. Fin de un período de Redención
19 de junio de 1946: Libro 48
Cuando la humanidad ha llegado a un nivel espiritual tan bajo que ya no reconoce a Dios, entonces eternamente ya no se puede contar con un progreso espiritual; porque entonces está totalmente separada de Dios y carece de toda aquella fuerza transmitida que es la única que garantiza el progreso espiritual.
Una corta distancia de Dios puede ser remediada fácilmente porque lo espiritual se encuentra todavía en el circuito del Amor de Dios, y la Fuerza de este Amor no deja de empujarlo hacia lo Alto. Pero si la distancia ha llegado a ser tan grande que lo espiritual se halla fuera de este circuito, entonces también se ha quedado del todo sin fuerza, y un acercamiento a Dios ya no le resulta posible porque entonces la fuerza contraria tiene más influencia y arrastra lo espiritual a las profundidades.
Pero una vez que la humanidad haya llegado a este grado de desarrollo, es decir, cuando su evolución retrógrada ha llegado a este extremo, entonces lo espiritual ha perdido el derecho de llevar en la Tierra una existencia como hombre, porque el único objetivo de esta existencia es la evolución hacia lo Alto - lo que lo espiritual ha ignorado del todo...
Entonces es cuando para esta humanidad se acaba un período de desarrollo. Pues tan pronto que todo lo espiritual que se encuentra en un nivel de desarrollo ya más elevado no vive ni actúa conforme a este nivel, en cierto modo la Tierra lo rechaza... Entonces es cuando conforme a la Voluntad divina ha terminado un período de Redención... y cada hombre el mismo puede reconocer el momento dado, si tan sólo observa el desarrollo espiritual de toda la humanidad.
Cuando ha llegado un bajo en que la ausencia de amor está manifiesta, se reconoce el efecto surtido por la fuerza contraria a Dios en el hecho que por todas partes en vez de continua construcción sólo se ve destrucción... Y una vez que la vida y el comportamiento de la humanidad son totalmente opuestos a Dios –de modo que también contrarios a todo Orden divino–, tampoco ya se puede esperar que la humanidad dentro de su libre voluntad vuelva a incorporarse en el Orden divino... De modo que entonces es cuando conforme a la Ley eterna tiene que consumarse la disolución de toda envoltura de lo espiritual... con el fin de establecer un cautiverio11 completamente nuevo para que esta envoltura, aunque sea después de un tiempo casi eterno, finalmente pueda llegar a la meta: morar en la Cercanía de Dios, y eso dentro de su libre voluntad.
Para un género humano degenerado –una vez que haya llegado a este bajo en que todo amor se ha enfriado– no hay otra posibilidad para el ascenso. Porque la Corriente de Fuerza del Amor divino ya no puede surtir efecto, lo que resulta en un abandono total a la fuerza contraria de Dios.
Pero en su gran Misericordia Dios sustrae a su adversario lo que a este había quedado sujeto, cautivándolo de nuevo en la Creación a la cual el adversario ya no tiene influencia. De modo que incluso lo de volver a cautivar el género humano degenerado en la materia más dura no es sino una Obra de la Misericordia divina, porque para lo que se halla en extrema distancia de Dios de nuevo está creada una posibilidad de ir el camino del desarrollo en acenso - lo que como hombre ya no era posible. De modo que también para aquello que se halla en extrema distancia de Dios alguna vez le llegará la hora de la Redención - aunque sea después de un tiempo casi eterno.
Aun si aquello que se encuentra tan lejano de Dios quede reintegrado en la materia dura, no se trata de una injusticia, dado que ante Dios su voluntad está tan endurecida que esta misma da lugar a que Él lo cautive por un tiempo casi eterno. Pues una vez que haya llegado un bajo espiritual en que los hombres ya no reconocen a Dios, estos ya no cambiarán...
Amén.
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