2842 La transmisión de los bienes espirituales recibidos es una condición....
8 de agosto de 1943: Libro 37
Los dones del espíritu tienen que ser utilizados si deben cumplir su propósito y también traigan más dones al destinario. Sólo en la transmisión de los bienes espirituales recibidos reside el derecho a absorber nuevos bienes; de lo contrario, seguirán siendo bienes muertos, sin efecto alguno para el receptor mismo ni para sus semejantes. La riqueza espiritual es un don del amor de Dios; debe despertar el amor y transmitirse una y otra vez en el amor; Es el agua viva que debe seguir fluyendo imparablemente si debe despertar de nuevo a la vida, a la actividad en el amor.
Para poder recibir los bienes espirituales, el humano debe ser activo en el amor.... El ofrecer y transmitir los bienes de lo alto es un acto de caridad, el humano se preocupa por la salvación de las almas que aún languidecen en las tinieblas, y las necesidad espiritual de éstas le impulsa a traerles luz.... Entonces la riqueza espiritual no quedará sin efecto, tanto para el dador como para el receptor, mientras que un don que no se transmite pierde el valor y tampoco hará tan feliz al destinario si su amor por los semejantes disminuye. Los dones divinos son tan preciosos que no pueden pasar desapercibidos, y si se ofrecen a una persona enamorada, entonces su posesión debe hacerla feliz y en su felicidad debe sentir también el impulso de compartirse, de transmitir el don divino también a otros.
Debería impulsarlo a una diligente actividad amorosa.... para iluminar el estado mental de los semejantes.... debería alentarlo a irradiar más y más luz en las tinieblas, y de ese modo aumentará su deseo de recibir dones espirituales y hacerlo alegre y feliz. Los humanos pueden ser ricos en tesoros espirituales siempre que no los guarden para sí mismos, sino que los distribuyan y así aumenten su riqueza. Pero tan pronto como decaen en su actividad amorosa, también se estancan en recibir los dones de lo alto, porque Dios les da y mide como ellos mismos miden y están dispuestos a dar. Y es por eso que un don divino no puede tener ningún efecto en otros humanos porque no lo utilizan porque no quieren distribuirlo, incluso si lo reconocen y ellos mismos se sienten afectados curativamente por él.
Pero su amor es inadecuado y, por lo tanto, sus corazones no son un buen suelo donde las semillas pueden brotar y dar fruto. Y es por eso que se debe trabajar constantemente con los dones del espíritu que fluyen hacia los humanos desde arriba. El arroyo no debe secarse en la arena; en todas partes los dones del espíritu deben recibirse con el corazón abierto y seguir transmitiéndolos con amor. Entonces todos podrán refrescarse con el agua de la vida, su espíritu de amor se inflamará, y la actividad amorosa constante será el resultado que garantizará la recepción de nuevos dones espirituales. Y por eso deben trabajar diligentemente todos aquellos a quienes el amor de Dios trae bienes preciosos, deben trabajar constantemente y tratar siempre de ganar nuevas almas, a quienes lo ofrecido trae luz, para que las tinieblas espirituales sean eliminadas, para que los humanos mismos puedan sentir el efecto de lo que el amor de Dios les ofrece....
amén
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