2322 La obra del Espíritu requiere un estado consciente....
3 de mayo de 1942: Libro 32
Es un don de gracia inusual cuando un ser humano puede disfrutar de una comunicación directa de la Palabra divina. Y, sin embargo, este humano debe haberse formado previamente de tal manera que Dios le considere digno de tal mediación. Esto no es de modo alguna un acto de circuncisión de la voluntad, porque también la voluntad humana debe haberse declarado previamente dispuesta a recibir la Palabra divina. De modo que la Palabra no puede llegarle si su voluntad se resiste o es apagada. Entonces Dios se sirve de una herramienta sin voluntad para expresarse, de modo que el Espíritu de Dios no puede manifestarse claramente y no se puede hablar de una irradiación de la Palabra de Dios.
El estado inconsciente no corresponde a la voluntad de Dios.... Los buenos seres espirituales a menudo se expresan a través de estos humanos, cuando se ponen completamente bajo su influencia, y entonces también se puede creer en esas expresiones. Pero la mayoría de los humanos sin voluntad son oprimidos por fuerzas malignas de fuerte voluntad, por lo que la voluntad fuerte se transmite a los primeros y entonces el humano sólo repite lo que esas fuerzas le susurran. Mientras que un humano que se entrega a la influencia de Dios por su propia voluntad sólo puede recibir la verdad más pura, porque el Espíritu de Dios está activo, lo que también se manifiesta a través de declaraciones claramente comprensibles que tienen un efecto beneficioso para el ser humano.
La falta de libertad de la voluntad reduce mucho el valor de lo que se ofrece, y por tanto esas revelaciones tienen que ser examinadas con el mayor cuidado antes de ser rechazadas o aceptadas. Y el ser humano amante de la verdad que pide a Dios por iluminación también lo sentirá en el corazón lo que debe aceptar como verdad y lo que debe rechazar. A quienes quieren permanecer en la verdad, Dios no los deja extraviar; les acerca la verdad y al mismo tiempo los ilumina para moverlos a aceptar lo ofrecido, si son de buena voluntad o agudiza su fuerza de juicio cuando lo ofrecido no corresponde plenamente a la voluntad divina. No dejará en la oscuridad a quienes anhelan la luz. Y si están en peligro de hacer juicios equivocados, Él les advierte y los protege para que no hagan juicios equivocados.
Pero esto no debe permanecer oculto para vosotros, los humanos, que Dios en Su amor y sabiduría elige muchas herramientas y revela Su voluntad a la humanidad para la salvación de sus almas. Pero Él siempre elige a hijos de la Tierra cuyo estado de madurez espiritual Le permite a Dios a acercarse a ellos en un estado consciente y hacerles conocer Su voluntad. Porque la obra del Espíritu no es una influencia sobre una criatura sin voluntad, sino un don de gracia, ofrecido al ser humano que conscientemente se entrega a Dios y quiere recibir Su don. La obra del Espíritu es un desbordamiento del poder divino en el cuerpo humano, que ahora puede lograr cosas extraordinarias a través de este suministro de poder y, de este modo, también es introducido en la sabiduría más profunda a través del espíritu en sí mismo, que en un estado completamente despierto se conecta con el Espíritu fuera de sí mismo y ahora recibe la verdad de Dios según la voluntad divina....
amén
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