4491 Vosotros debéis serme precursores en la tierra
20 de noviembre de 1948: Libro 52
Debéis serme vosotros precursores en la tierra, para ello os he preparado, porque tienen qu hablar hombres a los hombres, para que me abran la puerta de su corazón y accedan a dejarme entrar. Pues a Mi Mismo no pueden oírme, mientras no saguen afuera todo de su cámara del corazón lo que impíde Mi acceso. Mientras tanto no perciben tampoco Mí voz. Sin embargo, tienen que enterarse de lo que he de decírles, de lo contrarío no estan en dísposición de prepararme morada en su corazón. Por eso os necesito, para que vayáis antes que Yo a ellos, diciéndooles: El Señor viene y quiere entrar en vosotros. Vuestra llmada pueden oírla, sí lo hacen, en eso son libres. Pero si os han escuchado, saben también que Yo sigo y llamo a su puerta, y bienaventurado quien me deja entrar. Bienaventurados son los que se han preparado para Mi llagada, los que a vuestras palabras díeron nmotivo de trabajar en sí mismos. Antes os hablo Yo para que se lo repitáis a los otros, que por boca vuestra se han enterado del avíso, y vuestro trabajo me abre así alguna puerta en el corazón, la que si no, quedaría cerrada para Mí percursores debéis ser para Mí en la tierra, ír delante de Mí y oír lo que Yo Mismo os díga, para que entonces anunciéis Mi Palabra y habléis en Nombre Mío. Y cuanto más celosos estéis ahora activos en Mí Nombre, tanto más encarecidamene resultará a los hombres Mi Palabra, se abrírán las puertas por sí mismas, y los corazones aguardarán a la venída del Señor, a quíen su servidor ha anuncíado, pues un buen orador puede mucho, mas para que vosotros seaís buenos oradores, tomo Yo Mismo posesión de vosotros y hablo a través vuestro, en verdad, sin ser conocído por aquellos, que vosotros debéis hacerlos receptivos para Mi Venida, pero sí, por vosotros riconocído, poque me servís con amor, porque Yo obro ya en vuestros corazones a causa de vuestra entrega, de vuestra abnegación voluntaría a Mí.
Así vuestra misión no será demasíado difícil, vosotros seréis dírigidos por Mí y conducidos a todas las puertas, en donde Yo quiero encontrar acceso, y vosotros hablaréis siempre, así como es portuno para cada uno en partienlar. Sólo que no podéis causaros y volveros tivios en vuestro trabajo para Mí. Y por eso vosotros mismos tenéis que dejarme entrar con precuencía en vuestro corazones, dejándome que Yo os hable, anhelando oírme y por consiquiente teniendo ansia de ser alimentados por Mí, de tomar la S. Cena Conmigo. Abrídme todos la puerta y dejad que entre en vosotros, allanádme los camínos, los que queréis trabajar para Mí, e invitad a así a todos los huéspedes a la Santa Cena, para que se fortalezcan y reciban de Mí Mano el alimento para sus almas, pues sólo entonces pueden ser bienaventurados, si Yo Mismo les doy de comer el pan de Vida.
Amén
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