8308 La Actividad de Jesús en la Tierra
23 de octubre de 1962: Libro 87
Cuando Yo pasé por la Tierra, a vosotros los seres humanos os enseñé el Evangelio de Amor, porque debíais desarrollar el amor el máximo posible; y también debíais ser conscientes de su efecto el que podíais reconocer en Mí mismo. Porque Yo curaba a los enfermos y realizaba Milagros de toda clase - lo que sólo podía en virtud del Amor que moraba en Mí, el que me colmó del todo... y el que también acarreaba la unión con el Padre –el eterno Amor– que es la finalidad de cada ser creado por el Padre.
De modo que Yo vivía ante vosotros una Vida ejemplar, y siempre sólo irradiaba Amor a mi alrededor. Por consiguiente también podía enseñar en toda Sabiduría, y podía traer a los hombres una Luz que aclaraba sus tinieblas espirituales... pues el Fuego de mi Amor irradiaba esta Luz de la Sabiduría.
De modo que también vosotros los seres humanos siempre sólo llegaréis al reconocimiento cuando lleváis una Vida en amor, porque el Amor es la divina Corriente de Luz que en el corazón del hombre produce Claridad; de modo que este llega a un saber profundo que le da explicación sobre sí mismo y su relación a Dios, su Padre desde la eternidad...
Los seres humanos iban viviendo una vida sin la menor Luz, su pensar era erróneo porque sus corazones carecían de amor, de modo que les faltaba el Fuego que habría podido irradiar una Luz. Y Yo llegué a ellos, Yo me metí entre ellos y les traje una Luz, pero ellos no me reconocieron y no aceptaron la Luz...
Me persiguieron y me hostigaron porque su modo de vida insensible también era una vida en el pecado. Pero Yo compensé todo el mal con Amor... y lleno de Misericordia Yo me encargué de sus penas... los liberé de enfermedades y siempre sólo les enseñé el Amor porque este es el único remedio, tanto terrenalmente como también espiritualmente.
Y sólo había pocos que me reconocieron, los que me hacían caso y que se dedicaron con ahínco a un modo de Vida en amor... y en esta también se les hizo Luz, de modo que se adhirieron a Mí. Pues también reconocieron al Mesías en Mí - el Salvador de la mayor desgracia... El que les fue anunciado hace mucho tiempo.
Pero sólo había pocos que creían en mis Palabras y las pusieron en práctica... los que actuaron en el amor y que tras las tinieblas del espíritu fueron llevados a la Luz - pues la Luz se hallaba en medio de ellos...
Yo predicaba incesantemente el Amor, y cada vez de nuevo les revelaré la divina Doctrina de Amor. La presentaré como lo más importante, y avisaré a los seres humanos que igual que Yo lleven una vida en el amor, para que de esta manera también lleguen al reconocimiento por qué se encuentran en el Mundo, qué es su tarea y a qué deben aspirar. Y tan pronto como un pequeño Rayo de Luz haya entrado en su corazón... tan pronto como mediante su actividad en amor altruista se unan conmigo –que soy el eterno Amor– aclarecerá cada vez más en ellos y aumentará su saber - un saber que también corresponderá a la Verdad, porque Yo, la Verdad y el Amor somos Uno...
El que vive en el amor estará unido conmigo y también se encuentra en plena Verdad. Él ha salido de la noche del espíritu para entrar en la Luz, con lo que toda clase de tinieblas se han retirado de él. Esto sólo lo consigue el Amor, por lo que cada vez de nuevo a los hombres os está comunicado el Evangelio del Amor.
De modo que todos bienes intelectuales que os llegan del exterior siempre deben encender vuestro corazón para el Amor... siempre deben ser advertencias para que llevéis vuestra vida terrenal en el amor... siempre vosotros mismos debéis convertiros en amor, pues debéis llevar una lucha contra todo amor propio y debéis intentar a convertirlo en amor al prójimo completamente altruista...
Incluso a Mí mismo me os deben representar como un Dios del Amor, al que sólo podéis alcanzar mediante el amor, pues el Amor es todo... es Fuerza y Luz... es bienaventuranza. A aquel que va viviendo sin amor, a él, además, le agobian las tinieblas, y su camino por la Tierra se encuentra en oscuridad delante él.
Aquel que se ha formado en amor, nada ya le asustará, porque él reconoce a su Dios y Creador como Padre lleno de Amor, y acude conscientemente a Él. El Amor alivia pues libera de todas ataduras... el Amor deleita y regala bienaventuranzas en abundancia...
El Amor surge de Mí y vuelve a llevar a Mí. Porque el Amor une el niño con el Padre. El Amor regala la suma felicidad, ya en la Tierra, y alguna vez en la eternidad, porque el Amor es Dios... el Amor une Padre e Hijo hasta en tota eternidad...
Amén.
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