3277 ¿Ha Jesucristo redimido a todos los seres humanos, o están redimidos todos los seres humanos?
2 de octubre de 1944: Libro 43
Los hombres leen la Palabra, pero no perciben su sentido. Por eso se introducen conceptos erróneos a causa de interpretaciones erróneas por parte de aquellos que quieren servirme - si estos, en cada pregunta, no se dirigen antes íntimamente a Mí para solicitar explicación acerca de ella... y si luego aceptan la explicación sin oponer resistencia...
Los hombres se aferran a mi Palabra que, por medio de mi muerte en la cruz, Yo haya redimido a los seres humanos del pecado... Pero ellos no penetran en el sentido de la Palabra pues no penetran en el Significado de la Obra de Redención. De modo que tampoco comprenden en qué medida ellos mismos deben entrar en actividad para poder formar parte de todos aquellos a los que mi Sangre ha redimido de su culpa...
Yo he muerto para todos los seres humanos - eso si ellos quieren aceptar mi Obra de Redención... Yo no he puesto limitaciones pero los hombres lo hacen donde no reconocen mi Obra de Redención, con lo que estos se excluyen ellos mismos de la comunidad para la que Yo he muerto en la cruz. De modo que los pecados sólo pueden ser perdonados a aquellos que permiten su redención mediante su fe en Mí y mi muerte en la cruz; mientras que a los demás que se niegan a Mí y mi Obra de Redención los pecados no están perdonados. Porque ellos no permiten que mi Sangre los lavara purificándolos porque ellos no quieren formar parte de aquellos para los que Yo he muerto.
Y otra vez la libre voluntad del hombre es decisiva - y Yo la respeto. Si a los seres humanos la culpa del pecado fuera perdonada también sin la fe en Mí y mi Obra de Amor, entonces el hombre entraría en un estado libre sin que esto haya sido por indicación de su voluntad. Pero esto sería contrario a mi Voluntad porque entonces mi Justicia y mi Amor quedarían eludidos - un estado en que el hombre nunca procuraría a entrar en unión conmigo y menos aún a arrepentirse de su pecado...
Mi Palabra es pura Verdad, de modo que nunca se encontrará en ella algo erróneo - que Yo haya muerto para todos los seres humanos... que Yo los haya redimido todos de sus pecados... Pero la misma libre voluntad de ellos debe determinar si quieren aceptar que Yo los redima... y si quieren aceptar mi Obra de Amor, porque Yo no determino la voluntad...
Por eso toda la humanidad puede ser libre de toda culpa de Pecado si tan sólo tiene fe en mi Obra de Redención; pero por el contrario también puede quedar en extremas tinieblas y en la sujeción de sus pecados, si me rechaza como Redentor de la humanidad.
Por eso ahora la mayoría de los seres humanos se halla en el pecado pues no tiene perdón porque ya no me acepta, y así, para la mayoría, mi Obra de Redención se ha quedado ineficaz.
Y por eso no se debe malinterpretar lo del “Perdón del pecado”, porque no se debe referirlo a aquellos que se encuentran totalmente aparte de Mí... Pero no soy Yo El que los aparta sino ellos mismos se alejan de Mí, pues me rehúyen... me rehúyen a Mí, a El que quiere entenderse con ellos, y que cada vez de nuevo solicita sus almas...
Yo pongo un Regalo a su disposición - un Regalo de Gracia que los libera del pecado y de su culpa. Pero si ellos lo rechazan, entonces no puede surtir efecto en ellos, pues entonces su culpa no está perdonada porque forman parte de aquellos que luchan contra Mí, en favor de mi adversario, y que por eso todavía están atados a él hasta que acepten que Yo los redimiera.
Por eso es erróneo enfocar mi Obra de Redención de manera como si todos los seres humanos fueran beneficiarios de aquello de lo que su libre voluntad muy bien puede valerse - pero lo que esta libre voluntad también puede perderse por rechazo o falta de fe. Únicamente aquel que acepta mi Regalo de Gracia quedará libre de sus pecados porque para él Yo mismo me he cargado con la culpa... para él he sufrido y me he cargado con la muerte en la cruz.
Bien que Yo morí para todos, pero no todos me aceptan... Yo me cargué con la culpa, pero no todos se sienten culpables y por eso no me cargan con su culpa. Además, así tampoco podrán saldar su culpa porque esta es demasiado enorme para que ellos solos pudiesen acabar con ella. Porque ahora aún añaden la culpa de rechazar mi Amor.
¿Cómo pueden estos soñar con un perdón de sus pecados? Estos hombres, ¿cómo pueden imaginarse que sin propia intervención y propia voluntad pudieran quedar liberados de toda culpa? Que mi Amor se ha sacrificado para vosotros y que mi Sangre os ha limpiado y purificado de todo pecado, esto es una Gracia inimaginablemente grande para vosotros, los seres humanos.
Pero también debéis querer aceptar mi Amor... pues no debéis rechazarlo, porque de lo contrario no podrá surtir efecto en vosotros... porque entonces no puedo borrar la culpa y vosotros quedaréis adolecidos de vuestros pecados hasta que cambiéis vuestra voluntad y reconozcáis que Yo soy el Redentor divino, El que para vosotros murió en la cruz para redimiros...
Amén.
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