8738 ¿Cómo ha de ser la oración para que sea atendida?
28 de enero de 1964: Libro 92
Yo estoy a vuestra disposición siempre que me llaméis. Cada pensamiento íntimo que me ruega llega a Mí, Yo oígo cada sonido promunciado por el corazón. Y siempre me dirijo a vosotros, porque la voz del hijo me penetra y llegará siempre al oído del Padre. De este modo Yo siempre estaré dispuesto a ayudar, si precisáis Mi ayuda, o si me lo pedís, os abastezco con fuerza espiritual. Yo me inclíno a vosotros para que me presentéis vuestros ruegos, porque Mi dicha consiste en dar a Mis hijitos lo que necesiten y lo que me pídan. Nunca se extinguirá y dejaré de atender una llamada dirigida a Mí en el espíritu y la Verdad. Pues siempre una oración íntima a Mí os traerá bendición, de ese modo maduraréis en vuestras almas. Mas vuestra llamada no debe ser un mero desgaste de labios, esta es una condición que queda sin ser cumplida muchas veces, pues se enseña a los hombres una forma de orar, que jamás podrá llegar a Mís Oídos. Pues frecuentemente rezan juntos, pronunciando palabras que saben de memoria, palabras que no expresan nunca los sentimientos del corazón, sino que están vacías, y seguirán siendo vacías, por lo que más valdría que nunca fuesen pronunciadas.
Una oración íntima tiene que surgír del corazón, y debe ser el resultado de un contacto entrañable Conmigo, así como el hijo habla Conmigo como su Padre. Y si solamente balbucea sín servirse de palabras bien formulades, Yo comprenderé ese balbuceo y lo valoraré como una llamada de amor del hijo al Padre. Yo lo escucharé y le responderé.
La oración dirigida a Mí es un puente que podéis atraversar en cada momento, a pesar de que se trate de un camino muy poco utilizado, porque se ha convertido en una mera forma hueca, en un torrente de palabras, cuyo sentido no se examina con atención, un torrente de palabras, que en la mayoría de los casos, dificulta el recogimiento fervoroso, el pensamiento íntimo en Mí.
Entonces, así se priva el hombre mismo de una gran Gracia, pues no aprovecha la fuerza de la oración, porque no le puede afluir Fuerza de Mí, si él no encuentra el contacto íntimo Conmigo. Un contacto que no precisa muchas palabras, sino un corazón totalmente entregado a Mí. Pues la puerta de vuestro corazón tiene que estar abierta en la oración de par en par, para que Yo Mismo pueda entrar en él y colmaros de Luz y Gracia. Para eso, vuestros pensamientos deben estar con todo amor en Mí. Estando el corazón totalmente libre de otros pensamientos, podéis entonces dialogar silenciosamente Conmigo. Podéis confiarme vuestras preocupaciones y vuestros deseos, o si os acercáis a Mí sin presentarme vuestras preocupaciones, aseguradme vuestro amor; para lo cual no hacen falta, realmente, oraciones organizadas, actos en comunidad o oraciones generales, a no ser que se trate de un acontecimiento público que dé lugar a que algunos se reunan para suplicarme ayuda, pero que sea en silencio y en todo recogimiento, porque cada expresión en voz alta estorba e impide la intima unión, y el hombre no puede concentrarse y ensimismarse suficientemente para que pueda sentir Mi verdadera Presencia.
Cada vez de nuevo debo llamaros la atención de que con vuestras oraciones tradicionales no podéis conseguir mucho de Mí, porque Yo sólo hago caso de lo que siente el corazón, y no de lo que proncuncia la boca, por muchos que sean los que se reunan en semejante oración. Pues a Mí eso me causa siempre horror, porque es una manifestación de lo poco que tomáis en serio el estar hablando con vuestro Padre eterno, y esperáis todavía que semejantes oraciones os traígan ayuda, lo cual no podrá ser jamás, por lo que, dado que no notáis ayuda ninguna, empezaréis a dudar sólo del Amor y del Poder de un Dios.
¡Sin embargo, podríais conseguir tanto mediante una oración silenciosa y seria que nace del corazón, porque Yo no ignoraré una oración así, sino que me alegraré de ella! Y siempre estaré dispuesto a hacerla caso, demostrándoos el Amor y Poder de un Padre, que quiere siempre deleitaros con Su Amor. La íntima entrega a Mí no la podéis demostrar mejor que en un diálogo silencioso entre vuestro corazón y Yo, porque este no lo podéis ejecutar irreflexivamente, es decir, con formas tradicionales, formales. Entonces cada palabra que me dirigís a Mí me sonará tierna y confidencial. Así habréis establecido la relación de un hijo al Padre, y el hijo conseguirá todo de El porque el Amor del Padre no se níega a él, sino que quiere hacerle incesantemente feliz. Esta fe es un requisito previo para que Yo pueda derramar Mi cornucopia de Gracia sobre todos los hombres, pues esa fe requiere también un contacto vivo Conmigo, el cual sólo lo establecerá el verdadero amor hacia Mí por lo que el hombre que me ama consigue todo de Mí. Pero mientras los hombres se imaginen que pueden determinarme con oraciones vacías de forma, para que Yo los ayude, tendrán poco éxito. Por eso cada vez de nuevo tendrán dudas en un Dios que está siempre dispuesto a ayudar, lo cual, en virtud de Su Poder, puede hacerlo también.
Amén
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