Debéis adquirir la vida; debéis huir del estado de la muerte, en el que vosotros hombres permenecéis. Y de ese modo se os tiene que ofrecer un elixier de vida, fuerzas en vosotros quedan yerme, tienen que ser sueltas, una nueva corriente de vida tiene que inundaros, todo tiene que venir en movimiento lo que anteriormente estaba inactivo y rígido y yacía en vosotros. Tenéis que despertaros de un sueño de muerte desde tiempos infinitos.
Hay un remedio seguro para que despertéis a la vida. Es la Palabra viva, es el Agua de la Vida que corre de Dios y la que irradia una fuerza que basta para dar a los muertos la vida. Pues este Agua de Vida, la Palabra de Dios desde la Altura, es la irradiación directa del Amor divino, que es de tal potente eficacia que nada puede permenecer en estado inerte lo que por ella es tocado.
Pero una cosa es menester: que nada se oponga a esta irradiación de amor. Depende de la buena voluntad del carácter del ser cuando empieza el despertar a la vida. Pues bajo “vida” no se ha de entender lo que en la tierra se considera vida por los hombres. La verdadera vida ha de entenderse como un estado eterno que no termina nunca, de luz y fuerza, y que es la meta de todo ente esencial, porque significa eterna Bienaventuranza.
Y esa vida os de la “Palabra de Dios” únicamente, la que tenéis, sin embargo, que agitar en vuestro corazón, y sea después la fuerza motriz de vuestro actuar. Entonces comprenderéis que la Palabra de Dios puede ser llamada el verdadero panacea de vida y que sin ese donador de vida no puede existir ninguna vida eterna. Pues estar muerto significa caer en un estado de solidificación sin luz y fuerza.
Y, sin embargo, es ese estado atormentador para el ser, porque el concepto “muerte” no debe ser confundido con “inexistente”. El ser sufre torturas inconmensurables, pues lo que una vez se originó de Dios no puede perecer nunca jamás. Sólo puede decaer en un estado inconmensurablemente atormentador, porque entregó su “vida” el ser, porque perdió luz y fuerza, es decir las previas condiciones a la actividad, cayendo en un estado de endurecimiento.
Y de ese tiene que desatarse, tiene que adquirirse de nuevo el Reino de entonces, tiene que ambicionar la Vida, y él lo puede dejandose inundar en sí por la Luz del Amor eterno, y él mismo se encienda con ella, acogiendo la Palabra de Dios y observarla, cumpliendo el precepto del amor, praticando el amor. Por medio de eso él mismo se transforma en una estación de fuerza, pues el amor es fuerza en sí. La fuerza comienza a ser activa y lo que estaba muerto despierta a la vida, a una vida que ya no puede perder más.
Sin la Palabra de Dios no es posible ese proceso transformable de la muerte a la vida, pues bajo la “Palabra de Dios” no es sólo la alocución directa o mediación de bienes espirituales, lo que se ha de entender, sino siempre es necesaria la irradiación del Amor divino, para que se transforme lo muerto en vida. La Palabra de Dios es imprescindible y proporciona al ser el conocimiento de Su Voluntad. Pues la Voluntad de Dios tiene que ser observada si el ser muerto quiere llegar a la Vida. Y la Voluntad de Dios es Amor a Él y al prójimo. Mas el amor es luz y fuerza, el amor es vida, y donde él actua, tiene que transformarse el estado de muerte, tiene que ser impulsado el ser a la actividad, y actividad demuestra vida.
Y Dios no descansará antes, hasta que todo lo muerto haya vuelto a la vida, pues en un principio fueron creados en luz y fuerza. Esta vida que en un principio poseian los seres y libremente la dieron, tienen que volverla a ganar irrevocablemente, de lo contrario, tiene que permanecer el ser eternamente en la desgracia y el tormento.
Amén
TraductorIreis adquirir vida para vós próprios, ireis escapar ao estado de morte em que vós, humanos, habitais, pelo que vos deve ser oferecido um elixir de vida, forças em vós que estão ociosas devem ser libertadas através dele, uma nova corrente de vida deve fluir através de vós, e tudo deve ser posto em movimento que anteriormente descansava inativo e rígido em vós.... Deve acordar de um sono sem fim de morte.... Há um meio seguro para despertar para a vida.... É a Palavra viva, é a água da vida que flui de Deus e que irradia um poder que é suficiente para dar vida aos mortos. Para esta água da vida, a Palavra de Deus vinda de cima, é a iluminação directa do amor divino que é de tal força que nada tocado por ela pode permanecer num estado sem vida.... Mas uma coisa é necessária para que esta iluminação do amor não seja resistida. O tempo em que se dá o despertar para a vida depende da vontade da vontade. Pois "vida" não deve ser entendida como aquilo que é considerado como vida pelas pessoas na terra. As pessoas, os animais e as plantas também têm uma vida.... Mas esta vida serve apenas para alcançar a vida real, que deve ser entendida como um estado de luz e força eternamente interminável e o objectivo de toda a beingness, porque significa beatitude eterna. E só a Palavra de Deus vos dá esta 'vida', mas vós, humanos, de boa vontade deveis escutá-la, movê-la no vosso coração e agir em conformidade. Então todos vós sentireis o seu efeito de força sobre vós próprios, então compreendereis que a Palavra de Deus pode ser chamada o verdadeiro elixir da vida e que não pode haver vida eterna sem este doador de vida. Para estar morto significa cair num estado de congelamento completamente sem luz e força.... E no entanto este estado é agonizante para o ser, porque o termo "morte" não deve ser confundido com "não ser". A vontade sofre uma agonia incomensurável, pois o que uma vez veio de Deus nunca pode passar, só pode cair num estado de agonia incomensurável porque desistiu da sua vida.... porque perdeu a luz e a força, portanto a condição para a actividade, e caiu num estado de endurecimento.... E deve libertar-se disto, deve lutar pela sua vida anterior novamente, deve adquirir força e luz novamente, e pode fazê-lo permitindo que a luz do amor da eternidade flua para dentro dela e agora se acenda com ela.... ao receber a Palavra de Deus e ao segui-la praticando o amor.... Assim, torna-se uma central eléctrica em si, pois o amor é poder em si mesmo.... O poder começa a tornar-se activo e o que estava morto desperta para a vida.... a uma vida que nunca pode perder. Sem a Palavra de Deus este processo de mudança da morte para a vida não é possível, pois a 'Palavra de Deus' não deve ser entendida apenas como o endereço directo ou a transmissão do conhecimento espiritual, o ser humano também pode ser abordado emocionalmente para que um impulso de amor se expresse nele.... Deus também pode falar às pessoas sob a forma de sentimentos.... Mas o amor divino é sempre necessário para que os mortos se transformem em vida.... A Palavra de Deus é indispensável e transmite o conhecimento da Sua vontade ao ser. Pois a vontade de Deus deve ser seguida se o ser morto quiser alcançar a vida. A vontade de Deus é o amor por Ele e pelo próximo. Mas o amor é luz e força, o amor é vida, e onde é activo o estado de morte tem de mudar, o ser tem de ser estimulado para a actividade, e a actividade demonstra vida.... E Deus não descansará até que todos os mortos tenham voltado à vida, pois foi originalmente criado em luz e força, algo vivo tinha sido trazido do próprio Deus.... E esta vida, que em tempos possuiu e voluntariamente deu, deve ser irrevogavelmente recuperada, caso contrário o ser teria de permanecer eternamente em desgraça e tormento...._>Ámen
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