Indiciblemente muchos hombres están en peligro de que se pierdan en trivialidades en el aspecto espiritual, porque se han apropiado de un parecer que es erróneo y hace que les parezca inncesaria una reflexión seria sobre lo más importante. Lo que Dios exige de los hombres, es, sencillamente, el trabajo en sus almas, y el cumplimiento de las obligaciones para la vida terrenal, en la que ha sido puesto el hombre. Mas lo más importante es el trabajo en el alma y sólo puede ser hecho del interior, es decir, tiene que ser una actitud que corresponde a la Voluntad de Dios, determinante en todo pensar, querer y obrar, el hombre tiene que estar impulsado de dentro en llevar una conducta que encuentre el agrado de Dios.
Y esa conducta es exclusivamente una vida de amor desinteresado, una vida activa de amor hacia los hombres. Entonces su alma madurará, entonces presta trabajo a su alma, que es el objetivo y la meta de su vida en la tierra. Pero cuantisimos hombres son del parecer erróneo, que una conducta agradable a Dios, es la orientación a una religión determinada reconocible por fuera. Cuantos hombres son del erróneo parecer que Dios les ha hecho prescriciones de ciertas formalidades, y ellos se esfuerzan en cumplirlas escrupulosamente, sin fomentar, no obstante, la madurez de su alma por medio de ellas.
Pues, aunque no viven adversos a Dios, pero tampoco avanzan hacia delante; no pecan, pero tampoco recaudan ningún bien espiritual, no son insubordinados a Dios, pero tampoco unidos a Dios; no hacen nada malo, pero tampoco nada bueno en particular; no son frios, pero tampoco calientes y permanecen por eso siempre parados en el mismo nivel, no suben hacia arriba, sino su camino es llano y por eso no lleva a la meta, la cual requiere un ascenso, de lo contrario jamás se alcanza.
No son pocos los hombres sólo, los que se encuentran en este peligro, sino que una gran cifra pertenece a ellos, a los que por eso no es posible enseñar, porque están firmemente convencidos de que caminan por el buen camino y de tener el verdadero conocimiento. Mas a estos hombres les falta una cosa: La conciencia de la propia debilidad personal y la necesidad de apoyo, que de ahí resulta, en el Uno, a quien pertenecen. Esa conciencia los dejaría que suplicaran ayuda y consejo, que Dios no se las negaría, pero la que consiste también, en que sean dirigidos en el justo saber.
Los hombres que no conocen bien la Voluntad divina, tienen, en primer lugar, que estar bien instruídos y por eso reconocer su ignorancia y tratar de eliminarla. Eso es una confesión profundamente humilde de su imperfección, la que, sin embargo, raramente es hecha. En lugar de humildad, es mucho más una autopresuntuosidad la que se encuentra, y ésta no acepta ninguna instrucción, sino que está convencida de la Verdad y de la infalibilidad de sus propios pensamientos. Por lo que la Verdad no encuentra acceso, porque el hombre se cree erroneamente, que ya está en la Verdad, la que sin embargo tendría que serle sometida a consideración.
Y así innumerables hombres no fijan la atención en la transformación de su ser, como debiera ser, sino que se contentan con observar reglamentos que a ellos les parecen como lo más importante, porque no fueron bien instruídos por aquellos que se llaman Mis rapresentantes en la tierra.
Pero importante es tan sólo, cómo el hombre vive su vida individual diariamente con respecto a la vida espiritual del alma, cómo es por tanto su comportamiento en el aspecto espiritual, si él es conforme a la Voluntad de Dios, es decir un cumplimiento que representa sus Preceptos de Amor. El Precepto del Amor se extiende predominantemente en el trato con los semejantes, a los que se les debe dirigir la misma medida en amor, si quiere observar el hombre los preceptos divinos. Ejecuciones que nada tienen que ver con el amor al projimo, que por consiguiente en caso de omisión no significa ningún daño para el prójimo, son por lo tanto también insignificantes por completo para el aumento de la madurez del alma, pertenecen entonces en la clasificación de ejecuciones mundanas, las que por eso pertenecen a alguna finalidad mundana y que no pueden ser avalorados un grado de la madurez del alma, por ser un servicio puramente mundanal.
Los preceptos que fueron añadidos al precepto fundamental del amor a Dios y al prójimo, son apropiados a que hagan aparecer menos importante este Precepto fundalmental divino y por eso un peligro para el alma humana, de tal modo, que no se puede predicar encarecidamente bastante, precisamente el mandamiento del amor, de cuyo cumplimento depende la salvación del alma y por tanto la vida entera en la eternidad. Y a los hombres se les tiene que señalar e indicar cada vez de nuevo que utilizan su voluntad al revés, si ellos la emplean para la ejecución de preceptos promulgados por hombres, y creen además con ello, de haber observado su deber mientras que en la transformación de su ser ningún trabajo llevaron a cabo y por tanto se han parado en el nivel de su evolución espiritual, es decir que durante su vida terrenal no han obtenido ningún avance. Sólo se pide la actuación en el amor, pues por medio de ella se cumple el precepto del amor, el cual Dios ha dado a los hombres como único precepto, para que el hombre sea bienaventurado.
Amén
TraductorEs sind unsagbar viele Menschen in der Gefahr, zu verflachen in geistiger Beziehung, weil sie sich eine Anschauung angeeignet haben, die irrig ist und ein ernstes Nachdenken über das Wichtigste unnötig erscheinen läßt. Was Gott fordert von den Menschen, ist lediglich Arbeit an der Seele und für das Erdenleben Erfüllung der Pflichten, in die der Menschen hineingestellt worden ist. Die Arbeit an der Seele ist aber das Wichtigste und kann nur von innen heraus geleistet werden, d.h., es muß eine Einstellung, die dem Willen Gottes entspricht, jegliches Denken, Wollen und Handeln bestimmen, es muß der Mensch, von innen getrieben, den Lebenswandel führen, der das Wohlgefallen Gottes findet. Und dieser Lebenswandel ist lediglich ein Leben in uneigennütziger Liebetätigkeit dem Mitmenschen gegenüber. Dann wird seine Seele ausreifen, dann leistet er die Arbeit an seiner Seele, die Zweck und Ziel seines Erdenlebens ist.... Wie viele Menschen aber verstehen unter einem Gott-gefälligen Lebenswandel eine nach außen erkennbare Einstellung zu einer bestimmten Konfession.... Wie viele Menschen sind der irrigen Ansicht, daß Gott ihnen gewisse Äußerlichkeiten zur Vorschrift gemacht hat, und sie bemühen sich diese gewissenhaft zu erfüllen, ohne jedoch die Reife ihrer Seele dadurch zu fördern. Sie leben nun zwar an sich nicht Gott-widrig, doch sie schreiten auch nicht vorwärts, sie sündigen nicht, sammeln aber auch keine geistigen Güter; sie sind nicht Gott-widersetzlich, aber auch nicht Gott-verbunden; sie tun nichts Schlechtes, aber auch nichts sonderlich Gutes, sie sind nicht kalt, aber auch nicht heiß, und sie bleiben daher auf immer gleicher Stufe stehen, sie steigen nicht aufwärts, sondern ihr Weg ist eben und führt daher nicht zum Ziel, das einen Aufstieg erfordert, ansonsten es niemals erreicht wird. Es sind nicht nur wenige Menschen, die in dieser Gefahr stehen, sondern eine große Zahl gehört zu jenen, die darum nicht zu belehren sind, weil sie fest überzeugt sind, den rechten Weg zu wandeln und die rechte Erkenntnis zu haben. Diesen Menschen aber mangelt eines: das Bewußtsein der eigenen Schwäche und das daraus entstehende Bedürfnis nach Anlehnung an den Einen, Dem sie angehören.... Dieses Bewußtsein würde sie Rat und Hilfe erbitten lassen, die Gott ihnen nicht versagen wird, die aber auch darin besteht, daß sie in das rechte Erkennen geleitet werden. Menschen, die den göttlichen Willen nicht recht erkennen, müssen als erstes recht unterwiesen werden, und also ihre Unwissenheit einsehen und sie zu beheben suchen. Es ist dies ein tief demütiges Eingeständnis seiner Unvollkommenheit, das aber selten abgegeben wird. Weit mehr ist statt der Demut eine Selbstüberheblichkeit anzutreffen, und diese nimmt keine Belehrungen an, sondern ist von der Wahrheit und der Unfehlbarkeit eigenen Denkens überzeugt. Also findet die Wahrheit keinen Eingang, weil der Mensch sich schon im Besitz der Wahrheit wähnt, die ihm jedoch erst unterbreitet werden müßte. (12.10.1948) Und so richten unzählige Menschen ihr Augenmerk nicht auf die Umgestaltung ihres Wesens, wie es sein sollte, sondern sie begnügen sich mit der Innehaltung von Gesetzen, die ihnen als Wichtigstes erscheinen, weil sie nicht recht belehrt werden von denen, die sich aber Meine Vertreter auf Erden nennen. Wichtig aber ist nur, wie der einzelne Menschen sein tägliches Leben führt hinsichtlich des geistigen Lebens der Seele, wie also sein Verhalten in geistiger Beziehung ist, ob es mit dem Willen Gottes übereinstimmt, also ein Erfüllen Seiner Liebegebote darstellt. Das Liebegebot erstreckt sich aber vorwiegend auf den Umgang mit den Mitmenschen, mit dem Nächsten, dem das gleiche Maß an Liebe zugewendet werden soll, will der Mensch die göttlichen Gebote erfüllen. Verrichtungen, die nichts mit der Nächstenliebe zu tun haben, die also im Unterlassungsfalle keinen Schaden für den Mitmenschen bedeuten, sind also auch völlig bedeutungslos für die Erhöhung der Seelenreife, sie fallen dann in die Rubrik weltlicher Verrichtungen, die also irgendwelchem weltlichen Zweck dienen und daher als rein weltlicher Dienst nicht bewertet werden können für den Grad der Seelenreife. Gesetze, die dem Grundgesetz der Gottes- und Nächstenliebe beigefügt wurden, sind geeignet, dieses Grundgesetz weniger wichtig erscheinen zu lassen, und darum eine Gefahr für die menschliche Seele, so daß nicht eindringlich genug gerade die Gebote der Liebe gepredigt werden können, von deren Erfüllung das Heil der Seele und somit das ganze Leben in der Ewigkeit abhängt. Und es müssen die Menschen immer wieder darauf hingewiesen werden, daß sie ihren Willen verkehrt nützen, so sie ihn zur Ausführung menschlich erlassener Gebote anwenden und glauben, nun ihrer Pflicht nachgekommen zu sein, während sie an der Umgestaltung ihres Wesens keine Arbeit leisten und sonach auf der Stufe ihrer geistigen Entwicklung stehenbleiben, also während ihres Erdenlebens keine Fortschritte erzielen. Nur Liebetätigkeit wird gefordert, denn dadurch wird das Liebegebot erfüllt, das Gott als einzigstes den Menschen gegeben hat, auf daß sie selig werden....
Amen
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