8983 Todos los seres humanos tienen que seguir el camino que lleva hacia debajo de la cruz
26 de mayo de 1965: Libro 94
No se os puede decir suficientes veces que todos vosotros tenéis que seguir el camino que lleva hacia la cruz. Y Yo tampoco puedo eximiros de este calvario porque todos estáis cargados con la culpa del pecado que el Hombre Jesús ha expiado para vosotros, porque antes no podréis entrar en el Reino de Luz, el que únicamente Él os puede abrir.
Por eso a vosotros los seres humanos cada vez de nuevo hay que llamaros la atención sobre la argumentación y el significado de la Obra de Redención, porque la fe en esta Obra es todavía muy débil, y siempre los hombres la tomarán por una leyenda, la que se les quiere imponer como realidad, pero de la que no hay pruebas históricas...
Pero Jesús vino a este mundo a causa de una Misión muy importante y también ha cumplido con ella, realizando el calvario conflictivo, cargándose con los pecados de toda la humanidad y sufriendo la muerte en la cruz, soportando sufrimientos y dolores más profundos - una muerte que abre la puerta del Reino de Luz a todas aquellas almas que acuden a su cruz... los que quieren formar parte de los redimidos... los que Le confiesan sus pecados y Le ruegan por remisión. Porque únicamente la libre voluntad de aceptar la Obra de Redención y sus Gracias suelta vuestras cadenas con las que os mantiene cautivo aquel al que en otros tiempos habíais seguido voluntarios, con lo que pecasteis contra Mí.
A vosotros los hombres ya no se puede aportar pruebas, de modo que debéis creer que el Hombre Jesús ha muerto la muerte más cruel para vosotros, para expiar la culpa de vuestros pecados ante Mí. Pero lograréis a establecer esta fe, y cada vez de nuevo sabréis mediante mi Espíritu que con toda convicción podéis dar la cara por esta fe, porque precisamente el efecto que surte el Espíritu en el hombre sólo es posible desde la muerte de Jesús en la cruz, mediante la Obra de Redención... mediante la cual en el hombre de nuevo pueden manifestarse facultades que estaban paralizadas mientras el hombre todavía se encontraba bajo la carga de su antiguo pecado original - y este efecto surtido por el Espíritu funcionará eternamente...
Siempre y eternamente los seres humanos podrán tomar nota de la gran Obra de Piedad que el Hombre Jesús ha llevado a cabo por la antigua culpa original. Pues no era solamente Obra de un ser humano, sino Yo mismo me encontraba en el Hombre Jesús, y así expié vuestra culpa. Porque a Él le estimuló el Amor a cargarse con el gran sufrimiento... el Amor que era Yo mismo y que en toda plenitud podía penetrar al Hombre Jesús, de modo que el Amor mismo llevó a cabo la Obra de la Redención... y el Hombre Jesús era “solamente” una envoltura para Mí, para sufrir y morir visiblemente para los seres humanos, porque Yo siendo Dios no podía sufrir...
Pero Él mantuvo este cuerpo suyo, para ahora –unido conmigo– ser y seguir siendo un Dios visible para todos mis seres. Por eso ahora también comprenderéis que ningún hombre puede pasar por alto de la cruz si alguna vez quiere retornar a Mí al Reino de los espíritus bienaventurados... Ahora comprenderéis por qué el antiguo pecado original os mantiene alejado de Mí... y que por mi Justicia Yo no puedo expiarlo de otra manera que por el reconocimiento del mayor Sacrificio de Amor y la súplica por perdón... Solamente entonces podréis regresar a vuestra Casa paternal, la que en otros tiempos habíais abandonado voluntariamente pues habíais seguido a las profundidades a aquel que es un enemigo de toda Vida y el que también quiere manteneros en el estado de la muerte.
Pero vuestra voluntad es libre, con lo que muy bien podéis entamar el camino hacia Mí, hacia Jesucristo, para volver a ser bienaventurados y seguir siéndolo eternamente. Yo no puedo quitaros la libertad de vuestra voluntad, pero tampoco mi adversario puede obligaros a subordinaros a la suya pues debéis decidiros vosotros mismos. Y por eso cada vez de nuevo se os llama la atención sobre Jesucristo y su Obra de Redención, y también sobre su Calvario y su muerte atroz en la cruz, para que también en vosotros se despierte la consciencia de que vosotros mismos habíais dado lugar a esta Obra de Expiación... con lo que ahora también seguís el camino hacia debajo de Su cruz, voluntariamente declarándoos culpables y rogándole por perdón.
Y mi Amor ilimitado os absolverá de vuestra culpa... mi Amor ilimitado que se hallaba en el Hombre Jesús soltará vuestras ataduras y os abrirá la puerta por la que podréis entrar en mi Reino donde hay Luz y bienaventuranza, donde de nuevo podréis ser penetrados de mi Luz de Amor, tal como era en el principio.
Amén.
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