Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/8910

8910 (Referente a Libro 93 NR. 3901 del 11.10.1946) (Libro 49) El bien y el mal.... Ley de la Eternidad....

12 de enero de 1965: Libro 93

También les daré una explicación sobre esto, pues tan sólo la más mínima duda les impide corregir esa opinión de que el mal fue puesto en el ser por Mí. Nunca creé el mal, pero sabía desde la eternidad que el mal prevalecería en el mundo de los espíritus apóstatas.... Igualmente sabía desde la eternidad que Yo también sería considerado como el origen del mal, porque sé desde la eternidad con qué mentiras Mi adversario lucharía en mi contra para detener el retorno a Mí.... Pero una y otra vez envío una luz a las personas para iluminarlas sobre Mi naturaleza. Y una y otra vez bajarán a la tierra desde lo alto portadores de luz para aclarar precisamente esta visión.... Mi naturaleza es buena desde la eternidad, y es incapaz de transferir jamás un pensamiento malo a sus seres creados. Esto es lo primero que debe serles dicho para que ustedes mismos no asuman haber sido creados por Mí con todas las características y deseos malignos. Porque durante eternidades ustedes estaban tan íntimamente unidos a Mí y en este estado no conocían nada impío, eran de un solo corazón y una sola alma (de la misma voluntad) Conmigo, de modo que podían recibir Mi fuerza de amor desinhibidamente y así disfrutaban de una felicidad ilimitada. Pero cuando Mi primer espíritu creado.... Lucifer o portador de luz.... se alejó de Mí y así todos ustedes tuvieron que pasar la prueba de la voluntad en cuanto a qué Señor seguirían.... cuando debieron tomar la decisión correcta en libre voluntad.... también tenían que ser capaces de elegir ustedes mismos entre el bien y el mal, tenían que saber que el mal procedía de Mi adversario, mientras que sólo los buenos pensamientos podían fluir hacia ustedes desde Mí. Así pues les dí a ustedes luz...., la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, y en esta luz brillante podrían haber reconocido de dónde procede el mal. Ciertamente toleré el mal porque era necesario para la decisión de voluntad de ustedes pero nunca lo aprobé.... Y así el ser también tenía que poder satisfacer un anhelo si lo pedía, aunque fuera malo.... pero igualmente el deseo de ser bueno tenía que estar presente en el ser y esto hay que entenderlo de tal manera que todo tipo de deseo puede desarrollarse porque de otra manera una decisión no era posible. Sin embargo, el hecho de que los seres caídos sólo quisieran satisfacer el deseo maligno no se debe a que este deseo fuera inherente a ellos desde el principio, sino que sólo Mi actual adversario infectó con este deseo a sus seguidores. Así pues, todo sentimiento debía ser posible para el ser, debía ser capaz de despertar anhelos en su interior, pero estos anhelos no tenían por qué proceder de Mí.... que es siempre el caso cuando estos anhelos son malos.... así como todo ser no caído tiene un deseo que sólo se dirige hacia el bien.... Por lo tanto, coloquen la palabra "deseo" en lugar de "anhelo" o "ansia".... , que en sí es lo mismo, y comprenderán que todo sentir de los seres se origina en Mí, pero que la dirección de estos sentimientos la determina cada ser por sí mismo.... Por lo tanto, deben acudir a Mí con todas las dudas, con todas las preguntas, y no les dejaré a ustedes en la penuria de sus almas, les daré aclaraciones para que ustedes, que deben representar la verdad que se les ofrece desde arriba, se convenzan también de la verdad ustedes mismos.... Porque mucho error aún necesita ser corregido, aunque crean poseer la verdad, ya que nada permanece inalterado de lo que llegua a las personas que aún no están perfeccionadas, por muy puramente que se haya originado desde arriba.... Por esta razón Me revelo una y otra vez para volver a hacer llegar la verdad pura a la tierra, y por lo tanto también pueden aceptarla sin vacilar si examinan seriamente todo, pues la verdad pura que viene de Mí debe tener el efecto de que sea reconocida por aquellos que la reciben con un serio deseo de la verdad....

Amén

Traducido por J. Gründinger