Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/8886
8886 No se debe dudar de Dios como “Dador”...
23 de noviembre de 1964: Libro 93
Yo Mismo Me dirijo a vosotros, vuestro Dios y Padre desde la eternidad... el más grande Espíritu del infinito, el Creador de todas las cosas, Quien también creó a vosotros mismos y Cuyo Ser es extremadamente perfecto... Este eternamente más grande Espíritu del cielo y de la tierra Se inclina hacia vosotros porque sois chispas de luz irradiadas por Él, así que tomasteis vuestro origen del fuego de Mi amor y, por tanto, sois también en vuestra sustancia original lo mismo, como soy Yo Mismo... Yo os he dado un ser, he dejado surgir de Mí seres conscientes del “yo”, a los que quiero hacer infinitamente felices, que tampoco ya no pueden perecer, porque lo que es de Mí permanece eternamente, aunque pueda cambiar mientras tanto, pero éste es sólo un estado breve comparado con la eternidad...
Y este cambio provisional consigue lo más elevado: que puedo llamar propios Mis “hijos”... Seres, que por su propia voluntad, se han asimilado completamente a Mi Ser original y por lo tanto son perfectos, como lo es su Padre en el cielo perfecto. Debido a que Mi Ser no está sujeto a ninguna limitación y por lo tanto también es posible un aumento constante en la perfección, el ser creado también se esforzará por una perfección cada vez mayor, por lo que tampoco conoce límites en su esfuerzo una vez que haya alcanzado el grado de perfección.
Y el ser es perfecto cuando se ha convertido en amor, que es Mi sustancia original... Pero el hecho de que el ser pueda aumentar constantemente este grado de amor y nunca encontrará limitación alguna, es para vosotros que aún permanecéis en un estado limitado, simplemente incomprensible... Así como nunca comprenderéis que este supremo y perfectísimo Espíritu del infinito Se inclina hacia vosotros para dirigirse a vosotros. Pero si tan sólo permitieseis una vez que Mi divina fuerza de amor os afectara en un grado muy pequeño, entonces seríais los seres más felices, y sí ahora Mi fuerza de amor os fuera concedida en toda su plenitud, entonces también os sería comprensible Mi discurso, que en ello se encuentra una dicha incomparable para poder intercambiarme con vosotros, Mis criaturas, a través de la Palabra.
Porque aunque de Mi han surgido un sinfín de seres, el ser individual es igual de importante para Mí, precisamente porque no conozco límites y cada ser tiene todo Mi afecto. Pero vosotros, los humanos, os encontráis en un estado de “cambio intermedio” que creasteis vosotros mismos por vuestro libre albedrío, pero que también tenéis que abolir de nuevo en el libre albedrío para volver a ser lo que eráis al principio... En este estado pero estáis sin conocimiento (cognición), sin luz... Y Yo estoy tratando de traeros un poco de luz, por eso Me dirijo a vosotros, y porque estáis sin conocimiento, porque estáis ciegos de espíritu, y Yo estoy buscando un recipiente adecuado que acepta Mis rayos de la fuerza de amor y ahora Me dirijo a vosotros a través de este recipiente... siempre solo con el objetivo de devolveros la cognición (conocimiento) que habéis perdido...
Quien ahora acepta Mi Palabra, pronto habrá escapado de este estado; él mismo se esforzará por Mí nuevamente y se esforzará por ser perfecto; habrá regresado a su Padre desde la eternidad; se esforzará por acercarse constantemente a Mí, y él será feliz ilimitadamente. El hecho de que Yo Mismo Me dirijo a vosotros también tiene su razón especial en la inminente disolución de la tierra... Porque existe el peligro de que muchos seres prolonguen el estado en el que se encuentran ahora, que se enfrentan de nuevo al destierro en la materia.
Y aunque para Mí no existe el concepto de tiempo y espacio, aunque ante Mí mil años son como un día, aunque tenga piedad de vosotros, así que tengo piedad de vuestro destino, vosotros que todavía sentís que el tiempo en el estado de tormento como interminable y quisiera ayudaros a liberaros de ello. Sin embargo, do dudéis de que Yo Mismo Me dirijo a vosotros, sino aceptad todo como pura verdad que tiene su origen en Mí... Sólo Me preocupo por vuestro bienestar y os ayudaré a todos si queréis aceptar Mi ayuda, pero no puedo forzar vuestra voluntad...
Pero Mis Palabras deberían bastaros, y si sabéis Quien os está hablando, entonces no debéis tener ningunas dudas, porque Él, Que es un Señor sobre el cielo y la tierra, Que tiene un derecho sobre vosotros y quiere guiaros de regreso, Él también conoce los caminos correctos... Pero Su Palabra es el camino más seguro y rápido para llegar a Él y si sólo os mantenéis en lo que Yo os anuncio, entonces podéis acortar mucho vuestro camino, que os llevará a Mí y a la felicidad... Él os devolverá al estado en el que estabais al principio...
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise