Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/8848

8848 La fuerza de la fe - Alimento de los fieles

30 de agosto de 1964: Libro 93

Creédmelo que todavía tendréis que pasar tiempos muy difíciles, si no portáis en vosotros una fe ínconmovible, una fe tan fuerte que podáis uniros en todo momento a Mí, y poder sacar la mayor fuerza de esa unión, para que todos vosotros podáis soportar lo que sobrevenga sobre vosotros, sabiendo, que Yo tengo conocimiento de ello y que no os enviaré más de lo que podéis soportar. Pues entonces se trata de pedirme a Mí la Fuerza para sosteneros en la prueba y poder hacer resistencia a los que procedan en contra de vosotros para interrumpir vuestra actuación para Mí. Entonces vais a tener mucho éxito también, pues aquellos son también accesibles a las enseñanzas, a los que podéis aclararles sobre el objetivo y el sentido de su ser en la tierra, de forma comprensible, y algunos de ellos os escucharán, y a estos ya los habéis ganado, pues Yo Mismo os apoyo. Pues en este tiempo sucederán muchas cosas todavía, que les harán recapacitar, y el suceso mundial no pasará en ellos de largo, sin que les haya dejado una gran impresión.

Lo que alcanzáis a causa de una firme fe, no se le escapa a ellos tampoco, a los que os persiguen, y los que entre ellos no han caído por completo en Satán, les conmoverá la firmeza de fe, pues se dan evidentemente cuenta del resultado de una fuerte fe, viendo que estáis privados de lo necesario para vivir y están convencidos que no obastante vivís, de que no pasais ninguna necesidad, e incluso las leyes naturales se estrellan contra vosotros, puesto que no estáis alimentados por hombres y sin embargo viviréis, de que recibis la fuerza de arriba, la que sólo necesitáis pedir en la oración. Y esa fuerza de fe es la que ya ahora os tenéis que pedir, pues en cuanto esa fe no es suficientemente firme, apenas tendréis la posibilidad en los tiempos de necesidad, de hacer provecho de ella, pidíendo fervorosamente y llenos de confianza al orar, por eso avalorad el tiempo, y pedíd incesantemente por la firmeza de la fe, por asistencia en el tiempo donde estéis asustados y apenas podáis pensar en vosotros mismos. Entonces basta ya un corto pensamiento en Mí, una llamada que salga del corazón, y Yo Mismo estaré junto a vosotros y protegeré a los Míos en toda necesidad y peligro. Porque esa promesa os la he dado y os la doy ahora otra vez, que vengáis a Mí, si estáis apenados y cargados.

Y tendréis que sufrir muchas penas, pero que no os espanten, pues vuestro Asistente está en todo momento dispuesto a cogeros en Su Protección, y nada podrán haceros los hombres mientras que estéis entrañablemente unidos a Mí. Y que permaneceréis unidos a Mí, eso es seguro, pues todo será de tal dimensión que sólo Uno puede ayudaros. Y vosotros iréis por el camíno hacia el Uno, porque ya estáis tan unidos íntimamente a Mí, que ya no me podéis olvidar más. Y Yo acortaré el tiempo a causa de los Míos, pues en verdad, estará el mundo lleno de diablos, y cada uno querrá quitaros la vida. Pero Mis ángeles estarán igualmente a vuestro derredor protegiéndoos de ellos. Pues Mi Fuerza triunfará en el fin sobre Mi enemigo y su séquito y habrá terminado para vosotros el tiempo de pasión, viviréis en la tierra nueva y toda pena habrá terminado.

Amén

Traducido por Pilar Coors