8831 Ama a tu prójimo como a ti mismo...
18 de julio de 1964: Libro 93
Toda oración, que Me mandáis hacia arriba en espíritu y en verdad, será cumplida... Y así también se cumplirá vuestra petición, ya que tenéis un intercesor muy poderoso, a quien Yo ciertamente no rechazaré ningún deseo. Este no es un pedido terrenal, ya que es la mayor prueba de Mi presencia en el hombre, que puedo hablarle como a un niño y transmitirle palabras que ningún hombre ha oído todavía. Pero para esto necesito una concentración extrema y también la crearé para ti... Y lo que ahora escuchas, recíbelo, para que permanezca contigo hasta que llegue el momento...
Hoy estás recibiendo un discurso que está destinado a todos los hombres, porque solo los pocos que son Míos saben de la gran importancia de la enseñanza del amor divino, que Yo Mismo enseñe en la tierra y traté de convencer a los hombres de su importancia. Sin amor, sin embargo, perdéis el propósito de vuestra vida terrenal, porque se os da muy poco tiempo para transformar vuestro ser en amor... en comparación con el tiempo infinitamente largo de antes, cuando teníais que servir según la voluntad divina. Y en este corto tiempo en la tierra verdaderamente se da abundantes oportunidades para llevar a cabo vuestra transformación al amor.
Pero sabed, que no os doy mandamiento ninguno... tenéis que realizar esta obra en total libertad de voluntad, entonces demostraréis vuestro amor por Mí, que se expresa en obras del amor al prójimo. Es por eso que no hay compulsión de Mi parte, y todo lo que se debe lograr a través de la compulsión podéis rechazarlo sin dudarlo, porque no reconozco tales obras. Debéis luchar contra vuestro amor propio por vuestra propia voluntad, debéis transformarlo en amor al prójimo desinteresado, recordando siempre que Yo dije al respecto: Amad a vuestro prójimo como a ti mismo... Así que os di un estándar por el cual debéis reconocer, qué medida de amor os podéis atribuiros a vosotros mismos y hasta dónde puede llegar vuestro amor propio, para que no os deis más a vosotros que a vuestro prójimo. Esto es muy difícil y requiere una voluntad fuerte...
Pero una vez que hayáis logrado esto, entonces el amor que mostréis a vuestro prójimo también os hará felices, y en la misma medida aumentará también el amor por Mí que Me demostréis a través del amor a vuestro prójimo. Y si os anuncio esta enseñanza de Mi amor una y otra vez, entonces es de una importancia tan grande y solo prueba una y otra vez que prestáis poca atención a esta enseñanza, que todavía estáis atrapados en el amor propio, que os cae difícil, transformar este amor propio en amor al prójimo desinteresado y, sin embargo, no podéis llegar a ser perfectos sin amor.
Este es el único propósito de la vida en la tierra y vosotros prestáis tan poca atención a estos mandamientos, y si solo quisiereis cumplir con este único mandamiento... que, sin embargo, incluye lo otro... ganaríais mucho, porque si el corazón aún no está endurecido, donde se vuelve todavía hacia los demás seres humanos que están en problemas, allí también hay esperanza de que se aclarará en él, y lentamente se dará cuenta de lo difícil que es la vida en la tierra y anhela otra estancia, lo que, sin embargo, no es posible sin cumplir estos mandamientos.
Siempre quiero llamar vuestra atención sobre el propósito de vuestra vida en la tierra, siempre quiero deciros que también podéis llevar una vida mucho más fácil si estáis activos en el amor, porque del amor también os crece la fuerza que recibís de Mí, porque entonces actuáis juntos Conmigo, Que soy el Amor Mismo... Y Mi fuerza debe fluir en vosotros permitiéndoos superar todos los obstáculos. Por eso Me dirijo a todos vosotros que aún Me resistís:
Primero tratad de vencer vuestro amor propio y sentiréis un importante alivio, porque esto os libera del enemigo de vuestra alma, que quiere impedir todo lo que os puede dar luz... Pero vosotros aún seguís caminando en las más profundas tinieblas y vosotros mismos podéis proveeros de luz, si cumplís este Mi mandamiento como lo más importante... si os esforzáis por ver en vuestro prójimo a vuestro hermano y socorrerlo en toda necesidad y angustia...
amén
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