Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/8814
8814 La Voluntad de Dios es de que se descubran las enseñanzas héreticas
19 de junio de 1964: Libro 93
Es Mi Voluntad que llevéis afuera la Verdad, y a ella pertenece también el que se descubran las doctrinas herejes, que se han introducido en Mi Palabra, lo cual sólo puede suceder mediante la contraposición de la pura Verdad. Vosotros hombres, tenéis que preguntaros siempre, quién os garantiza la Verdad de eso que os han presentado como de Mi Doctrina.
Vosotros no podéis tomar como Verdad las palabras de los hombres, cuanto más sabiendo que en ellas puede influenciar Mi adversario, al que siempre le importa que la humanidad sea arrojada en el desconcierto y enredo. Y recibiréis también la verdadera contestación sobre ello, si os importa la pura Verdad, si no queréis estar en el error y me pedís por una respuesta en eso, la cual Yo en verdad no os retendría. Y en primer término os haré saber, de que poseéis una voluntad libre, la que nunca jamás debe estar sujetada a la presión ni obligaciones morales. Yo haré que se os advierta de que la voluntad no puede estar determinada por ningún lado, ni por el bueno ni por el malo, y que vosotros os tendréis que responsabilizar por esa voluntad, de como la habéis utilizado.
Por consiguiente, es pues, toda doctrina que como obligación moral os han estipulado, la aceptación como dogmas, en contra de Mi Voluntad. Vosotros mismos tenéis la libertad de decidir solos lo que queréis creer y nadie puede reduciros esta libertad de credo. También tenéis el derecho de confrontar las diferentes orientaciones religiosas, pudiendo sacar de ellas lo que os guste.
Yo hablaré por lo tanto siempre a los hombres que anhelan estar en la Verdad, pues todos los demás están desinteresados, les es igual si se les ofrece o no la Verdad. Ellos se contentan con la eseñanza que por parte de los hombres han añadido a Mi Evangelio, pero que será reconocida como absurda por completo, si los hombres quisieran ocuparse en ello.
Y Mi adversario ha anudado una malla firme obligando a los hombres a la "obediencia" lo que excluye cada parecer propio de religión, no atreviéndose nadie a tener su propio modo de ver, o crea que comete un gran pecado. Y ahora se trata aquí de anteponer la Voluntad de Dios. Por eso, os advierto respecto a la libre voluntad, la que tendríais que defender si tenéis que doblegaros bajo la disposición de mandamientos humanos. De ese modo os es también “el obrar del Espíritu” en los hombres desconocido, el único medio para poneros en posesión de la Verdad. Vosotros no lo creéis, de que Yo Mismo puedo dirigiros en la Verdad, y todo el saber ganado de ese modo lo rechazáis. Mas este saber es únicamente la Verdad, la cual descubre toda clase de doctrina herètica. Pero mientras os dobleguéis a un mandamiento de Satanás, por el que no se os permite decidiros libremente por una doctrina bien conocida por vosotros como verdadera, mientras no podáis libertaros de él, lo cual Yo jamás exijo de vosotros, sois esclavos, sujetados siervos. Pues Yo Mismo no obligaré a nadie a que acepte la Verdad que no la reconozca como tal, porque Yo les dí a los hombres libertad de voluntad.
Frecuentemente oponéis la objeción de que los hombres tienen que estar educados en una orientación ideológica. Sí bien, entonces atenéos sólo a los dos Mandamientos que Yo Mismo enseñé a los hombres en la tierra, tratad de que sean los hombres instruídos en ellos, y en verdad que con eso hacéis todo ya lo que necesita el hombre para la madurez del alma. Porque ahora se hará ver otra vez de quien tiene la seria voluntad de vivir en el amor. Y ese experimentará también en sí el obrar de Mi Espíritu, el mismo será iniciado en la Verdad, en el saber o conocimiento sobre el sentido y la finalidad de la Creación, sobre el sentido y la finalidad de la vida en la tierra y sobre todo la argumentación y el significado de la Obra de Redención de Jesucristo, sin la cual ningún hombre puede ser bienaventurado.
Sin embargo, vosotros no sois cristianos vivos. Cristianos que viven en la sucesión de Jesús y están plenamente convencidos de la fuerza de la Obra de Redención. Cristianos a los que Yo puedo contar en Mi Iglesia cuyo fundador soy Yo Mismo, si no, que en verdad, también oiriáis la voz de Mi Espíritu que puede daros la explicación sobre las muchas herejías, que encuentran divulgación en el mundo entero y contra las que Yo combatiré siempre e incesantemente.
Porque la Verdad sólo conduce a Mí, y sólo por la Verdad podéis ser dichosos. Y por eso siempre de nuevo enviaré a Mis representantes en al tierra la Verdad, y a ellos les participaré al mismo tiempo la misión de que la lleven afuera en el mundo, poque el hombre tiene que estar en la Verdad si quiere llegar a ser bienaventurado.
Amén
Traducido por Pilar Coors