8791 Viernes Santo....
27 de marzo de 1964: Libro 92
Ninguno de ustedes humanos, puede medir el sufrimiento del camino de crucifixión y de la crucifixión misma, ya que, según los criterios humanos, eran insoportables, y sólo la fuerza de Mi amor por ustedes Me hizo posible llevar a cabo este durísimo sacrificio que tenía por objeto ganar nuevamente la reconciliación de la humanidad con el Padre.... Y no importa si tratan de imaginar Mi agonía y dolor, siempre será sólo una débil comparación, porque fueron sobrehumanos, fueron tan grandes que Mi sacrificio en la cruz fue y seguirá siendo verdaderamente único, porque un "ser humano" no habría sobrevivido a este tiempo de agonía, porque cualquier otro ser humano no habría sido capaz de llevarlo a cabo, porque incluso una pequeña parte habría sido suficiente para quitarle la vida al ser humano. Pero quise sufrir y morir para hacer la justa expiación de los pecados de la humanidad, quise cargar con toda la culpa de la humanidad y ofrecer el sacrificio de expiación por ella para devolver al Padre a sus hijos perdidos, que nunca hubieran podido volver a acercarse a Él sin este acto de Salvación.... Y caminé por el sendero.... voluntariamente y por amor al Padre y a Mis hermanos caídos. Sabía del difícil destino que Me esperaba y por eso sufrí doblemente, porque la imagen de la crucifixión estaba siempre ante Mis ojos, siempre vi el camino del sufrimiento que llevaba a la cruz.... Pero Yo cumplí esta misión por Mi propia voluntad y compré del adversario todas sus almas que estaban dispuestas a dejarse redimir por Mí. Porque conocí la causa de la debilidad de las personas y por medio de Mi crucifixión adquirí para todas ellas fortalecimiento de su voluntad, adquirí para ellas bendiciones sin número, con la ayuda de las cuales podían llegar de nuevo a la altura desde la que una vez habían caído a lo más bajo..... Sabía que nunca podrían volver a alcanzar la altura por sí mismos si no se les ayudaba. Y Me apiadé de Mis hermanos caídos, porque conocía la dicha de la cercanía a Dios, sabía lo que habían desechado y que estaban eternamente desterrados de la presencia del Padre si Alguien no redimía la gran culpa en la que habían incurrido por su pasada apostasía del Padre.... Pero fue un trabajo sumamente difícil, con plena conciencia del resultado, asumir todo el dolor físico y espiritual y recorrer un camino con miedo y penurias, para poder llevar a cabo la obra de misericordia hasta el final.... Porque Yo era un ser humano con todos los sentimientos y emociones corporales, y Mi pensamiento era siempre más humano cuando se trataba de la ejecución de la última misión, cuando fui tomado cautivo y condenado sin piedad a la muerte más cruel que los hombres pudieron imaginar.... Porque la redención de la culpa inconmensurable, la redención de la culpa original de la antigua apostasía de Dios, requería la capacidad de sufrimiento de un ser humano.... porque Dios, que sí estaba en Mí como Amor, no podía sufrir y por eso se retiró para la última fase del acto de Salvación, lo que desencadenó en Mí un miedo indecible y Me llevó a decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué Me has abandonado....? La conciencia del Padre en Mí habría sido un alivio del dolor, pero por otra parte la medida de Mi dolor no podía ser lo suficientemente grande en vista de la culpa de toda la humanidad, la culpa de todos los espíritus originales apóstatas a los que Yo quería salvar de la profundidad.... Quise completar la obra como "solo ser humano" y por eso Me rendí a la voluntad del Padre, que también ha sido Mi voluntad desde el principio, pero sólo vacilando por un corto tiempo ante la muerte, pero luego Me incliné completamente a Su voluntad cuando exclamé: "Padre, no se haga Mi voluntad, sino la Tuya....". Y verdaderamente hice un sacrificio difícil que ni antes ni después un hombre había logrado ni podía lograr porque excedía las fuerzas humanas.... pero saqué fuerzas del amor del Padre, porque el amor permaneció en Mí hasta la hora de la muerte.... De lo contrario, no habría pronunciado las palabras: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen...." Y así estuve y permanecí unido al Padre, aunque no usé el poder del amor para evadirme de la muerte sacrificial.... Un día también se les permitirá a ustedes ser testigos presenciales de Mi crucifixión cuando habiten en el reino de la luz, y sólo entonces se les hará evidente Mi amor más que grande, que estaba destinado a Mis hermanos, que lo tomó todo sobre sí para devolver la vida a los que habían elegido voluntariamente la muerte. Y ahora también puede volver a la vida todo aquel que Me reconozca libremente como su Redentor y quiera que Yo haya muerto también por él, para que también pueda pertenecer a los redimidos para los que derramé Mi sangre y que por Mi sangre encuentran el perdón de su culpa por el pecado que les mantenía separados del Padre y que, por tanto, expié con Mi muerte en la cruz....
Amén
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