Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/8534
8534 Perseverar en ideologías erróneas, ansiar la Verdad
19 de junio de 1963: Libro 90
Es una empresa imposible, llevar la Verdad a los hombres, quienes se creen que ya la poseen, pues estos se cierran y no aceptan nada, por muy seductora que se les ofrezca. Ellos persisten obstinados en las enseñanzas que poseen, sin relfexionar si tienen derecho de ser verídicas. Y cuanto más tiempo se ha conservado tal ideología entre la humanidad, tanto más difícil es exterminarla, la tiniebla es tan grande, que ningún rayo de luz puede penetrarla. Ya, puesto que los hombres se imagínan erroneamente estar en posesión de la Verdad tampoco me pedirán a Mí por la Verdad, y por eso no es posible llevarles un saber verídico. Y si entre estos hombres se inicía un debate sobre la Verdad y mentira, dejan sólo que esté activo su intelecto y por eso no llegan jamás a la meta, al verdadero reconocimiento del error y de la Verdad. La nocion "del obrar del Espíritu" en el hombre, es también incomprensible para ellos. Ellos insisten siempre, y se atienen a un saber que de forma educativa recibieron una vez, del cual se creen que es la Verdad, y no se dejan sacudir de esa creencia. Y sin embargo están en profundo error y no lo reconocen, porque su espíritu está oscurecido.
Llevar la Verdad a estos hombres, será sin resultado tanto tiempo, hasta que un anunciador de Mi Palabra logre sacudir su firme convicción, hasta que él logre despertar dudas en esos hombres al presentarles la concisa Verdad, de tal modo que esos reflexionen y entonces existe una posibilidad de que su mente se aclare. Y esto sólo será posible, si el hombre lleva una vida de amor. Puesto que precisamente en los hombres que caminan en el error ponen en primer plano los preceptos promulgados por el hombre, preceptos que no tienen importancia, pero los Preceptos del amor los posponen atrás o sólo como algo secundario son apuntados, les falta por eso a los hombres el amor, el cual les daría la claridad del espíritu. Y así es siempre sólo lo decisivo el grado de amor en un hombre, si está abierto y hasta que punto, si se le lleva la pura Verdad. Sólo un hombre solícito en el amor se sentirá conmovido por la Verdad y dispuesto a admitirla, y sólo aceptará un hombre que está dispuesto a amar Mis Revelaciones directas y examinará su forma de pensar que tiene hasta ahora. Entonces en verdad que se puede hablar de una gran ganancia, pues uno así abogará por la Verdad donde sea siempre posible.
Pero generalmente son todos los esfuerzos en vano, de liberar a los hombres de su mente equivocada, no estarán dispuestos de cambiarla a cambio de la pura Verdad, se defenderán contra la luz y se sentirán satisfechos con una luz que los ciega, la cual sólo debilita sus ojos, de tal modo que no pueden ya reconocer más una luz auténtica. La Verdad no se abre paso a la fuerza, sin embargo, todo se hará para hacerla accesible a los hombres; pero donde no se puede reprimir la resistencia, allí permanecerá oscuro, porque los hombres mismos oponen resistencia, la que no puede ser rota a la fuerza. Tampoco grande acciones logran un cambio del pensamiento, pues cada hombre de por sí es responsable de sí mismo, y lo que intente un espíritu despierto de aclarar, sólo encontará acogída favorable donde el suelo esté ya preparado por una vida de amor, donde las condiciones previas están dadas para un pensar claro, justo, para un reconocimiento de la Verdad. Por eso tampoco se deja exterminar el error metódicamente, cada uno de los hombres tiene que arreglárselas con él mismo queriendo con agrado estar en la Verdad. Mientras esa voluntad no exista, el ansía de la Verdad, es también inútil toda clase de esfuerzo de enseñar otra cosa a los hombres.
Sólo una cosa se puede intentar siempre, incitar a los hombres a una vida en el amor, de ponerles en claro la importancia del amor, que el amor es la única posibilidad para llegar a la bienaventuranza, y todos los demás actos y acciones tradicionales no le aportan al alma ni la más mínima ventaja, si el amor no está encendido en un hombre. Y ya se consigue mucho, si un hombre deja que le llegue al corazón tal sermón de amor y se esfuerza por estar en el amor caritativo desinteresado. Entonces hay esperanza de que su mente se clarifique, porque el amor enciende una luz en él, el amor despierta a la vida la chispa espiritual y ésta influye con éxito al hombre por dentro. El recibirá también la respuesta al dudar y preguntarse, tan pronto como él lo desee seriamente. Será siempre un despertar en pequeña dimensión la que tenga lugar, porque la noche envuelve ya epesamente al hombre y les falta la voluntad de querer llegar a la luz.
La convicción de estar en la Verdad, es el veneno más efectivo que podía dar el enemigo a los hombres. Y no obstante, los hombres no están perdidos sin remedio los que quieren escaparse de su ínfluencia. Mas la voluntad es libre, y por eso se les puede predicar siempre sólo el amor, y según cumplan los Preceptos divinos por su parte se irá cambiando también su estado espiritual. Podrán salir de la noche a la luz del día, reconcerán la Verdad y si quieren se desharán del error, y Mi Fuerza y Gracia les ayudarán siempre a que acepten la Verdad.
Amén
Traducido por Pilar Coors