Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/8157
8157 Resurrección espiritual de la noche del sepulcro...
21 de abril de 1962: Libro 86
Vuestro trabajo en Mi viña deberá traer todavía un gran despertar espiritual, una “resurrección” de la muerte debe tener lugar antes de que las tumbas se cierren por un tiempo infinitamente largo... Comprendedlo: cada uno que encuentre hacia la luz también resucitará con seguridad de la noche del sepulcro, él saldrá en la luz del día y vivirá, porque ahora puede estar activo según Mi voluntad... Mientras vosotros humanos caminéis en la oscuridad del espíritu, podáis hablar verdaderamente de una noche de sepulcro, que os mantiene presa... Y tan pronto como un destello de luz os toca, saldréis de vuestra tumba y por tanto resucitar...
Y los trabajadores de Mi viña tienen la tarea de llevar una luz a todas partes, porque sólo la luz despierta en los hombres el deseo de salir de la oscuridad del sepulcro... porque sólo la luz muestra el camino que sale de la oscuridad. Es un despertar espiritual, todavía no es la resurrección del alma después de la muerte del cuerpo... Pero es una resurrección a la vida espiritual, la cual es el verdadero sentido y propósito de la vida en la tierra...
Porque mientras el hombre sólo vive su vida terrenal, está vida sigue siendo ociosa. Sólo cuando despierte de su estado oscuro, sólo cuando se esfuerce por la verdad, se encenderá una luz en él, y entonces comenzará a vivir una segunda vida... Entonces volverá a nacer, o también, resucitará de la muerte. Porque el alma se encuentra en un estado sin vida mientras no toma el camino espiritual y cumple con el verdadero propósito de la vida en la tierra: formarse a sí misma según la voluntad divina, volver a tomar la forma que originalmente poseía cuando emanó de Mí como un ser perfecto.
El “despertar espiritual” es de tanta importancia para todo ser humano que vosotros Mis siervos de los últimos tiempos, verdaderamente experimentaréis Mi bendición si contribuís a ello... cuando difundís luz, para que el alma salga de su estado del sueño... Y llevar luz siempre significa sólo; difundir Mi Palabra, porque ésta es la transmisión de Mí divino luz de amor, que... si toca el corazón de una persona... se enciende irrevocablemente y la ilumina, que primero anuncia Mi voluntad a la persona y siempre brillará más cuanto más en serio tome la persona en serio el cumplimiento de Mi voluntad. Quien vive en Mi voluntad alcanzará la vida eterna... porque Mi voluntad es una vida en el amor, y ésta a su vez es la transformación del ser humano al amor... es la re-transformación a su ser original.
Y una vida de amor significará también un grado de luz aumentado, y la persona ha escapado de la noche de la tumba, el alma ha vuelto a la vida, que ahora tampoco perderá nunca más. Y una y otra vez ayudaré a los humanos para eso, enviando un rayo de luz de amor a la tierra, que sólo tiene que ser atrapado para que surta efecto por vosotros... Entonces os tocará una luz de lo alto... Seréis hablados por Mí Mismo y recibir Mi Palabra... ya sea transmitida directamente o a través de Mis mensajeros. Y poder escuchar Mi Palabra siempre será una luz para vosotros, porque recibís la verdad más pura, y no necesitáis temer ningún error, que de nuevo equivale a la oscuridad espiritual, pero la cual quiero ahuyentar Yo Mismo con Mi luz, que irradia hacia vosotros desde lo alto.
Y cuando exhorto a Mis trabajadores de la viña a llevar Mi palabra al mundo... cuando los animo a difundir celosamente lo que reciben directamente de Mí, entonces solo quiero que la luz brille en la oscuridad de la noche. Sólo quiero que vosotros los humanos encontráis un camino, que os lleve fuera de esta oscuridad, y que Me reconozcáis a Mí Mismo en el rayo de luz, vuestro Dios y Creador desde la eternidad, Quien como Padre amoroso está preocupado por el bien de Sus hijos, que se encuentran todavía en la noche oscura del espíritu... Porque sólo la luz es vida, sólo la luz es felicidad... Y la luz sólo puede emanar de Mí Mismo, Que soy fuente de la luz y fuerza desde la eternidad...
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise