Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/7677
7677 Llamada a los obreros en la Viña
19 de agosto de 1960: Libro 81
Quien se declara estar despuesto al trabajo en la Viña, ese será admitido también, porque no se puede ejecutar bastante trabajo para Mí y Mi Reino. Y los hombres estarán siempre puestos en su lugar indicado correspondiente a su capacidad para que sean justos en la misión en la que están colocados. Yo Mismo ne elegí a Mis discípulos en el tiempo de Mi caminar en la tierra, porque Yo tenía conocimiento de su vida interior, de la seriedad de su amor y de sus ansias de la Verdad.
Y Yo siempre me escogeré Yo Mismo a Mis discípulos que, en el último tiempo antes del fin, lleven afuera Mi Evangelio en el mundo. Mas de ellos hay sólo pocos que se han entregado por completo a Mí, que han vencido ya el mundo y que están dispuestos a servirme cuando se trata de divulgar la Verdad.
Pues se trata sobre todo de introducir a los hombres en la Verdad, es decir, de transmitirles un saber verídico sobre Mi Mismo, de quien Yo en Jesús caminé en la tierra y llevé a cabo la Obra de Redención.
Se trata sobre todo de la anunciación del Nombre de Jesús, de Su Doctrina divina de Amor y de Su Pasión y muerte en la Cruz. Si los hombres no quieren darse por perdidos, tienen que haber encontrado entonces a Jesucristo en la tierra, pues en el Reino del otro mundo no le será tan fácil para el alma de encontrarlo.
Pero sin Jesucristo no pueden entrar en el Reino de Luz, y alcanzar la Bienaventuranza. Es por consiguente también, lo más importante que han de hacer Mis obreros de la Viña, anunciarle a Él en la tierra e indicar a sus semejantes a su Salvador y Redentor. Y para que puedan dar noticia de esto, tienen que estar antes ellos mismos instruídos en la pura Verdad divina.
Para esto se necesita por lo tanto, que Mi Espíritu pueda obrar en aquellos que ejecuten después un trabajo eficaz en la Viña para Mí. Y Mi Espíritu solamente puede actuar si existen las condiciones previas que son forzosas: un amor profundo a Mí, el que viene a expresarse en las obras de caridad de amor al prójimo, una fe viva y el ansia de la Verdad, la cual sólo de Mí puede afluir en ellos si están dispuestos en divulgar esta Verdad.
Entonces Yo Mismo puedo enseñarlos, es decir que Yo puedo como Padre de familia hacer aptos a Mis servidores para que lleven la Verdad a los semejantes, para que los informen de Mi gobernar y actuar, de Mi Ser, el que es en Sí Amor, Sabiduría y Omnipotencia, y de Mi Plan de Salvación desde la eternidad, el cual les abre a ellos tambien el sentido y la finalidad de su vida terrenal.
Ellos pueden instruir a los semejantes de Mi Voluntad con la que tienen que cumplir para que sean felices. Y ellos entonces les anunciarán a ellos Mi Doctrina de Amor y exhortarán a sus semejantes a que ellos mismos se formen en el amor, porque únicamente de ello depende el grado de su felicidad, si el alma entra en el Reino del otro mundo después de la muerte del cuerpo.
Mis servidores pueden trabajar sólo para Mí, si ellos pueden satisfacer esta función o misión: Divulgar la Verdad. Ellos mismos que estar en posesión de la Verdad, por tanto, de haberla recibido de Mí, si quieren realizar un verdadero trabajo en la Viña. Mas entonces están también elegidos por Mí Mismo a salir afuera en el mundo como discípulos del tiempo final a que anuncien el Evangelio a los hombres.
Y esta es la señal característica de Mis verdaderos representantes en la tierra: que ellos mismos han sido introducidos en la Verdad, de que ellos hablan en lugar de Mí lo mismo, que Yo Mismo hablaría a los hombres, si Yo permaneciese aún en carne entre ellos, como en el tiempo de Mi caminar sobre la tierra. Quien recibe por lo tanto, él mismo Mi Evangelio, ese es también Mi verdadero discípulo.
Y “Mi Evangelio” es la Doctrina justa de salvación: es el saber de la razón de ser, el saber de la apostasía de Mí. El saber de Mi Plan de salvación eterno, a pesar del gran pecado original primero, de Mis criaturas, llevarlas a Mí de regreso y a la Bienaventuranza, lo que supone en primer término el saber sobre Jesucristo y Su Obra redentora.
Entoces es cuando primeramente puede serme un hombre un discípulo verdadero, si él sabe todas las cosas que se comprenden bajo “Plan de salvación.” Él tiene que saber explicar la coherencia, él tiene que saber de la gran culpa de las criaturas que de Mi salieron perfectas y sin embargo en la libre voluntad se volvieron imperfectas.
Si un maestro sabe en primer lugar acerca de todo esto, podrá también enseñar con éxito, y entonces puede ser enviado por Mí afuera en el mundo para anunciar a los hombres el Evangelio. Un discípulo elegido por Mí, tiene que poseer él mismo un gran saber, para poder cumplir con su misión. Y no son muchos los que se dejan enseñar de esta forma para que Yo pueda introducirlos a través de Mi Espíritu en la Verdad. No son muchos los que pueden ser iniciados en Mi Plan de salvación, si bien en muchos se la despertado el anhelo de oírme, de percibir en sí Mi Voz. Pero Yo los hablo a todos que de sean ser hablados por Mí, y Yo les doy eso, para lo que ellos son receptivos. Y siempre Mi Palabra será portadora de bendiciones y frecuentemente caerá en un suelo que pueda aportarme buen fruto. Y así cada uno que está dispuesto a servirme, recibirá asígnada fuada su actividad así como ella sea productiva, pero la esfera de acción de Mis obreros será siempre diferente también, según las semillas que Yo les distribuya, según el saber que en ellos mismos se ha hecho por el obrar de Mi Espíritu.
Y cada uno puede trabajar con ellas, así como estén sus fuerzas, y él será bendecido por Mí, porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.
Amén
Traducido por Pilar Coors