Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/7520
7520 La Nueva Tierra
11 de febrero de 1960: Libro 79
Ninguna Obra de Creación escapará en esta Tierra a la gran transformación que todo lo abarcará: la materia dura, los vegetales, los animales, hasta llegar arriba al hombre. A todo afectará la destrucción y la destrucción sobrepasará todo lo que hasta ahora ha sucedido en la Tierra. Porque todo será afectado; así que en verdad se podrá hablar de una Tierra Nueva cuando acabe la transformación.
Por lo pronto todo lo espiritual que está apresado será liberado en primer lugar de su forma, aunque no disfrutará de su estado de libertad durante mucho tiempo porque otra vez será retenido en Creaciones nuevas, según su grado de madurez espiritual. Las nuevas Creaciones podrán constituirse en un tiempo muy corto; no necesitarán un largo camino evolutivo porque para todas ellas estarán disponibles las respectivas sustancias espirituales ya maduras y, para que pueda continuar en la Tierra Nueva la evolución hacia lo Alto, sólo necesitarán otra forma. Y estas nuevas Creaciones serán versadas en muchas cosas ya que ciertamente se puede realizar un gran progreso en un tiempo mucho más corto que el que hubo en la Tierra vieja, porque lo espiritual no encontrará tanta resistencia como en los últimos tiempos en los que tantas fuerzas malignas han ejercido su influencia.
Así que la transformación será hecha en corto tiempo, aunque ningún hombre será consciente de ella pues los arrancados a las viejas formas serán traídos a la Tierra nuevamente modificada y no podrán saber cuanto tiempo estuvieron fuera de ella porque no tendrán noción alguna del tiempo. Nada permanecerá en su antigua forma y los mismos hombres notarán que su vestido terrestre no es tan pesado como antes. Los envolverá, por así decirlo, una forma ya casi espiritualizada, que pese a todo será sustancia material, terrena, aunque no sentirán debilidad ni molestia corporal alguna y su vida en la Tierra podrá transcurrir en un estado que verdaderamente puede denominarse paradisíaco.
Esta situación permanecerá mientras que los hombres vivan en una relación íntima con Dios, mientras que tengan un vínculo directo con el mundo de Luz y mientras los habitantes de la Tierra nueva vivan en todo conforme a la Voluntad de Dios. Con el tiempo, cuando el príncipe de las tinieblas adquiera otra vez poder sobre los hombres, también tendrá lugar un cambio. Aunque pasará mucho tiempo hasta que eso ocurra, ya que las primeras generaciones permanecerán todavía muy estrechamente unidas a Dios, pues han podido aprender a conocerle en todo su Esplendor y su Gloria, por lo que le serán fieles y conducirán su vida bajo su Amor y su Gracia.
Debido a ello, la influencia humana sobre toda criatura será muy favorecedora. En toda la Obra de Creación, lo espiritual percibirá el amor de los hombres y, por lo tanto, llegará mucho más rápidamente a la siguiente evolución: tanto más cuanto más amor sienta y cuanto antes abandone su resistencia interna en un medio repleto de amor. Servirá con complacencia y podrá abandonar mucho más pronto una forma para entrar en la siguiente más elevada, así que su sendero evolutivo se acortará considerablemente si lo comparamos con el tiempo anterior en la Tierra vieja.
Por el bien de las espiritualidades todavía aprisionadas en la forma, el hombre debiera reconocer el Amor de Dios en la Obra de evolución pues no sólo necesita la ayuda de Dios el hombre, sino que toda criatura gime por la Redención. Aunque el hombre tiene la posibilidad de liberarse de la forma durante su vida terrenal. Si falla es por su propia culpa, por haber usado mal de nuevo su libre albedrío. Y deberá soportar las consecuencias ya que sólo recibirá exactamente aquello a lo que aspiró durante su vida terrenal; la materia será su forma si materia fue sólo lo que anheló.
Amén.
Traducido por Meinhard Füssel