7460 El actuar de Satanás como ángel de Luz - (Fátima)
21 de noviembre de 1959: Libro 78
En el útimo tiempo lucha Satanás con todos los medios, para que las almas se entreguen a él y se pierdan.Y su truco es enredarlos en el error, dejandolos creer que van por el buen camino y confundírlos, sin embargo, que no noten que este (camino) conduce a la profundidad. Pero sí, esto es sólo posible, porque ellos no tienen el serio deseo, de ir el camino a la altura. Los hombres se dejan contentar con que se les díga: "Este camino lleva a la altura"; pero ellos mismos no se fijan en ello, de lo contrario ellos notarían bien que él va cuesta abajo. Y el enemigo se sirve de muchos medios para engañarlos, los cuales se desvían mucho de la Verdad, los cuales son un sólo ovillo de trampas, pero tan bien enmascarado, que precisamente ya por eso tiene que estar el hombre con cuidado, para no caer en él.
Y el mejor medio le parece a él para ello la madre de Jesús, la que por lo pronto empuja en primer plano a los hombres, para que durante su veneración y ensalzamiento olviden el verdadero objetivo de la vida terrenal: La unión con el Mismo Jesucristo, de quien depende únicamente la salvación del alma de los hombres. De modo que aparentemente es un acto justo de amor, que se efjectúa ante la madre de Jesús, pero que tiene repercusión, la cual persigue Satanás; es decír, el amor disminuído al Mismo Salvador Divino, a quien se pospone en cierto modo de esa manera. Mas la vida terrena es tan corta, que la consecución de la meta no soporta ningún rodeo, sin embargo, todos los hombres hacen largos rodeos, los que no recurren directamente a Jesuscristo a cada hora del día. La unión con El es tan sumamente importante, que eso se puede establecer con frecuencia suficiente, y de ahí, a causa de eso, toda veneración y culto a la madre de Dios significa un desviarse y apartarse del verdadero esfuerzo de la vida, que es establecer esa unión y vínculo con Jesucristo, de quien es dependiente únicamente la salvación de cada hombre (de su alma). Y el adversario de Dios trata por todos los medios impedir esta unión, lo cual lo consigue de la mejor manera, tratando de dirigir tanto más los pensamientos de los hombres a María, y esto le es también posible mediante apariciones, de manera fuera de lo común, cuyo autor es él mismo, haciéndose visible a los hombres bajo la máscara de un ángel de Luz, y para eso se busca él a los que se prestan especialmente a precibir cosas sobrenaturales. Mediante esas apariciones predice cosas a los hombres, que él bien puede reconcer como venideras, y con ellas realza la impresión de ser dignas de crédito, si bien estas son sólo maniobras de disimulo o camuflaje, para causar una confusión tanto mayor.
Y siempre se envolverá (y esconderá) con el manto misterioso, siempre afírmará cosas ocultas, y eso con la prohibición frecuente de que no se revele públicamente, porque entonces podrían ser conocidas sus mentiras. Siempre son datos ocultos, secretos, los que hará, porque le faltan los conocimientos exactos, pero de vez en cuando, en momentos claros reconoce la seriedad del tiempo, en el que cesará su artesanía. Pero él no puede dejarlo, de exigir para sí mismo honra y gloria, y eso lo hace a través del enmascaramiento por boca de la figura de Luz, pidiendo la edificación de iglesias y altares, donde a él se le rinda homenaje, puesto que él se esconde trás esas apariciones. Y la señal más segura de un espíritu enmascarado en un espíritu falso, es, que exíge de los hombres que le honren públicamente ante el mundo. Un verdadero espíritu del-Cielo-de-Luz, solamente indicará siempre a Jesucristo, ese sólò hará mención de Su Obra redentora siempre; un verdadero espíritu de Luz, no pedirá nada superficial, ni edificaciones de altares e iglesias, sino que motivará a los hombres a que por el amor se formen a sí mismos en un templo de Dios. Un auténtíco espíritu de Luz no hará tampoco insinuaciones de cosas ocultas, sino que anunciará, lo que todos los hombres vivirán y deben saber: que el fin es inminente y que los hombres deben cambiarse. Una figura auténtica de Luz no inducirá tampoco a los hombres a oraciones huecas formales, horas enteras, sino que los estimulará a una unión viva con Jesucristo, donde eternamente sólo se ha de buscar la salvación y se encuentra.
Vosotros hombres, no necesitáis por tanto, tomar en serio semejantes apariciones, pues son sucesos que se presentaron en forma primitiva, adornados por los hombres, y que luego más tarde perfeccionaron como experiencias extraordinarias. Para ello existía ya un buen terreno, porque esos hombres ya estaban profundamente arraigados en su culto y veneración a "la madre de Dios" y ya por eso el menor suceso empezó a trabajar febrílmente en ellos y crearon la disposición a dar crédito, cada vez mas, a cosas siempre más inverosímiles. Pero que de ningún modo fueron apariciones espirituales-divinas que reforzaran en los hombres la fe en la veneración de la madre de Dios, puesto que no es su voluntad (la de María) de distinguirse y lucirse ante su Hijo Jesucristo, sino que ella sólo quiere resalzar siempre a El y Su Obra redentora, si entrara - jamás - apareciendose. Pues la meta de los hombres es y será siempre la uníon con Dios en Jesucristo, la cual debe ser anhelada cada día, y este es el único y verdadero camino que conduce a la Bienaventuranza.
Amén
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