Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/7322

7322 Descenso al infierno....

31 de marzo de 1959: Libro 77

Cuanto más pensáis en el precio que pagué para compraros la vida eterna, más os debe conmover la pregunta de qué pasó con la almas que vivieron y murieron antes de Mi muerte en la cruz y cuyas almas todavía estaban muertas en el sentido de la palabra, precisamente porque aún no les podía dar la vida. Debido a que sus almas todavía pertenecían al oponente, aún no habían sido rescatadas de él antes de que Yo hubiera completado la obra de Redención.... Dependiendo de su forma de vida, estas almas también estaban en un reino de los muertos donde.... eran conscientes de su existencia.... llevaban una existencia que no podía llamarse “bienaventuranza”.

Pero la esfera en la que permanecían tampoco podía calificarse como “infierno”, donde estaban las almas de aquellos que demostraron y se comportaron enteramente como seguidores de Satanás en su vida terrenal. Era un limbo, y no un lugar de paz y felicidad, pero tampoco un lugar de las más profundas tinieblas y tormento. A veces también aparecían en su conciencia momentos brillantes en los que podían intercambiar ideas entre sí, donde les venían a la mente imágenes de la vida terrenal y donde también tomaron conciencia de que su estancia en esta esfera no era eterna, sino que un día serían salvados por el Mesías, Que ya les había sido anunciado en la tierra por los profetas....

Y este Salvador era esperado por las almas que también habían reconocido a Dios por su forma de vida y Le habían servido fielmente.... A ellos descendí ahora después de Mi muerte en la cruz.... Ellos también se enteraron sobre el acto de la gracia y misericordia de Mí amor, Mi sangre también había corrido por ellos, Yo también quería rescatar sus almas del Señor anterior.... Pero tuvieron que dar su consentimiento a esto voluntariamente, y por eso Yo no vine a ellos como un resplandeciente espíritu de luz, a Quien tenían que seguir en virtud de la luz convincente, sino que Yo vine a ellos como Cristo sufriendo en la cruz, con todos los signos de Mi muerte en la cruz, pero como un Humano, Que se dejó golpear en la cruz por amor a Sus semejantes....

Porque ellos también tenían que creer en Mí sin coacción de antemano, que Yo era el Mesías prometido, tuvieron que seguirme tan voluntariamente como lo hicieron Mis discípulos durante el tiempo de Mi camino terrenal.... Probablemente todos podían adivinar quién era Yo, pero les fue retenida la plena certeza, que, sin embargo, los habría determinado si, después de Mi resurrección, Yo hubiera descendido a este reino donde la luz y el esplendor Me envolvieron, donde Me hubiera vestido con el vestido espiritual sumamente radiante, a cuya luz ningún ser podría resistir.

Descendí al infierno.... Todos Me siguieron fuera del limbo, porque sólo les faltaba una pequeñísima luz, y Yo se les traje ésta a través de todos Mis signos de la amarga muerte en la cruz.... Pero también descendí hasta las tinieblas más profundas para llegar allí también como un ser humano lleno de amor, Que había dado Su vida por Sus hermanos.... Pero encontré poca fe, y sólo unos pocos se libraron de la maraña de la depravación.... Porque todos estaban todavía demasiado hundidos en las garras del oponente, que los tenía atados porque él mismo tenía que reconocer con ira Mi victoria sobre él y por eso hacia todo lo posible para mantener a sus seguidores en las tinieblas....

Porque ahora sabía que Yo era más fuerte que él y que Yo había logrado soltar las cadenas de quienes querían seguirme. Eso ya no podía impedir y ya no tendrá poder alguna sobre las almas que quieran liberarse de él por amor a Jesucristo. Pero él perderá cada vez más seguidores.... Porque Yo morí por todos los humanos, y un día también todos los humanos serán redimidos de él.... Porque él mismo un día también se entregará al poder de Mi amor, él también anhelará Mi amor una vez.... Aunque pasarán todavía eternidades, pero ante Mi mil años son como un día....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise