Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/7286

7286 El derramamiento del Espíritu sólo es posible mediante la obra del amor....

18 de febrero de 1959: Libro 77

Cada pensamiento espiritual es una expresión del espíritu dentro de vosotros, de lo contrario, todo vuestro pensamiento sólo estaría dirigido a lo terrenal. Pero la chispa espiritual en vosotros busca constantemente un vínculo con el Espíritu paterno, y siempre intentará influenciaros actuando sobre vosotros mentalmente. Pero su influencia sólo afectará al reino espiritual, por lo que también dirigirá vuestros pensamientos hacia este reino si no encuentra resistencia en vuestra voluntad. Como ésta también puede volverse completamente hacia el mundo, entonces rechazará todo pensamiento espiritual y el espíritu no podrá expresarse hacia el hombre.

Y se pueden trazar límites muy claros: cuanto más piensa un hombre en sí mismo, es decir, se preocupa por su propio bienestar, más pensamientos puramente terrenales le llenarán y el espíritu se verá impedido de obrar. Pero si el humano recuerda al prójimo que necesita su ayuda, entonces el espíritu penetra y ahora puede suministrarle pensamientos que fluyen desde el reino espiritual y también conducirlos de regreso al reino espiritual. Porque entonces el amor se ha despertado en la persona y también ha despertado el espíritu, que ahora siempre se expresa para bendecir el alma del hombre.

La chispa espiritual, que forma parte del Espíritu Paternal Eterno, es la chispa de amor que tiene que encenderse en el hombre para que sea efectiva. Esta chispa de amor permanece latente en cada persona, pero la persona misma es libre de encenderla y, por lo tanto, la persona misma debe despertar a la vida el espíritu dentro de sí.... debe practicar el amor y dejar que la chispa del amor destalle en una llama cada vez más brillante.... debe realizar obras de caridad, y en la misma medida también dará a su espíritu la oportunidad de derramarse. Y lo que el espíritu le dona ahora con tales derramamientos son riquezas espirituales, que vienen del reino espiritual y también siguen al hombre al reino espiritual cuando deja esta tierra....

La llama del amor ilumina el interior del ser humano, y ahora llegara a ser sabio y verá, aprenderá a conocer lo que antes le era desconocido, obtendrá una imagen correcta del Creador y de Su creación, de su propia relación a este creador y de la tarea que le fue encomendada al hombre para su existencia terrenal. Pero tal conocimiento no será un conocimiento muerto, un conocimiento que sólo le ha sido proporcionado desde fuera pero que no difunde luz en él. Tal conocimiento estará verdaderamente vivo y le dará la luz más brillante que ahora ya no podrá perder para siempre, porque le fue impartida por el espíritu dentro de él.

Porque el espíritu es parte del Espíritu Paternal Eterna, y por eso conoce todos los secretos de la creación, conoce el plan eterno de Salvación, conoce el gobierno y la obra de Dios en Su reino.... Sabe de todo y puede, por lo tanto, dar también conocimiento de todo a la persona que le hace derramarse, quien, a través de una vida de amor, se pone en tal contacto con el espíritu dentro de sí mismo que ahora puede ser guiado y enseñado constantemente y sólo escucha siempre lo que el Espíritu de Dios le anuncia.

Pero este proceso nunca puede tener lugar en una persona que sólo se ama a sí misma y al mundo.... La chispa espiritual todavía está enterrada en ella, y puede suceder que no tenga oportunidad de expresarse hasta el final de su vida. Entonces la vida en la tierra habrá sido vivida en vano por el alma, que no podrá registrar ningún progreso espiritual porque le falta el amor. Porque el más mínimo acto de amor traería vida al espíritu, pero donde predomina el amor propio, el espíritu duerme allí y no puede influir en el alma de ninguna manera para que acepte los pensamientos que le llegan.

Una persona que sólo se ama a sí misma y al mundo rechaza todo pensamiento espiritual, que siempre surgirá pero nunca obligará a la persona a aceptarlo. Sólo el amor produce el cambio de voluntad y del ser, y el amor sólo da al espíritu la oportunidad de expresarse. Y sin la obra del Espíritu ningún hombre llegará a la cognición, sin la obra del Espíritu ningún hombre recorrerá el camino hacia el Padre, porque sólo el Padre lo atrae hacia arriba a través de Su Espíritu, con el cual está eterna e inseparablemente unido, si tan sólo el ser humano buscaría este vínculo en su libre albedrío....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise