Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6631
6631 La Palabra de Dios es un medio de ayuda inusual....
30 de agosto de 1956: Libro 71
Una necesidad inusual requiere ayuda inusual.... Y no hay duda de que la necesidad de los humanos es inusualmente grande, porque no se trata de una necesidad terrenal, que sólo afecta a una parte de los humanos, sino de la necesidad espiritual que es mucho más grave porque sus consecuencias se extienden hasta la eternidad. Lo único que será visible para la gente es la necesidad terrenal, y tampoco intentan remediarla, lo que probablemente estaría en su poder.... Porque tienen demasiado poco amor para su semejante, no quieren brindar amor desinteresadamente, y en eso también consiste la gran necesidad espiritual, que los humanos carecen de amor. Porque sin amor están en poder del oponente de Dios, sin amor se enfrentan a un destino terrible, sin amor terminan en lo más profundo.
Pero todavía la gente no cree y por eso no hacen nada para remediar la gran necesidad espiritual.... Así que si se le ha de llevar ayuda, eso debe hacerse de una manera inusual porque no queda mucho tiempo hasta el final y de lo contrario no hay perspectiva de que se busca un cambio de actitud por cuenta propia. Y esta ayuda inusual es el gran don de gracia de la Palabra divina, que Dios Mismo guía a la tierra y que podría producir cambios si fuera escuchada y tomada en serio.
Esto último también depende del libre albedrío de la persona, pero incluso una persona de buena voluntad ya no tomaría el camino hacia Dios sin una gracia evidente, cuando Éste le parece muy lejano, lo que también es el caso en el último tiempo debido al desamor de las personas. Y la proclamación de la Palabra de la manera habitual difícilmente puede hacer que una persona desarrolle una conexión más estrecha con Él, que Su intervención directa aún puede lograr. Es un acto de ayuda inusual porque la necesidad espiritual es inusualmente grande, pero el amor de Dios todavía usa todos los medios para controlar esta necesidad.
Lo que las palabras vacías sin espíritu y vida ya no pueden lograr, una Palabra viva todavía lo puede lograr: que la persona piense al respecto, entre en sí y cambie.... Esto es lo único que Dios quiere lograr mediante la transmisión de Su Palabra, para que se toque el oído y el corazón para que la Palabra no desvanezca en los oídos, porque una proclamación muerta de la palabra carece completamente de fuerza y la fuerza es necesaria para provocar un cambio....
El agua, que ya arrastra consigo mucha basura, fluye lento y perezosamente, no tiene ningún efecto limpiador ni vivificante, y donde no se trata de limpiarlo de basura o aditivos, pronto ya no podrá cumplir su propósito real.... Pero el agua clara y fresca que fluye del manantial es diferente y tiene un efecto extremadamente beneficioso, fortalecedor y vivificante.... Y es por eso que Dios abre este manantial y permite que Su Palabra fluya hacia las personas en toda pureza, para que vuelvan a la vida los que ya estaban condenados a la muerte, si tan sólo sacan la fuerza de precioso manantial de la vida.... si escuchan voluntariamente la Palabra viva de Dios y viven según ella.... A través de esta ayuda inusual, la necesidad espiritual realmente puede remediarse, e innumerables almas podrían salvarse antes del fin.... Pero tampoco se les ejercerá ninguna coerción....
Dios da cosas deliciosas, y da en abundancia.... pero quien se contenta con proclamaciones muertas, nunca podrá recuperarse ni despertar a la vida. Se encuentra en una profunda necesidad espiritual porque le falta una cosa: el amor, lo cual también le dejaría reconocer que su vida está ociosa.... Primero debe dejarse dirigir por Dios mismo, Que le presenta el amor como lo primero y lo más importante que debe practicar.... Y si se deja hablar de Dios mismo, entonces será tocado por el amor de Dios y sentirá Su fuerza.... Y entonces él también se cambiará, su voluntad se dirigirá a Dios, y él beberá del manantial de la vida, se sanará y se fortalecerá.... volverá a la vida y ya no perderá más la vida....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise