Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6533

6533 Obra del Espíritu....

27 de abril de 1956: Libro 70

“Lo que sea que se os dé en ese momento, hablad....”Quiero poneros las Palabras en la boca....” ¿Qué más significan estas Palabras, sino que Mi Espíritu debería estar activo en vosotros....? Mi Espíritu se derrama sobre toda carne, es decir, Yo Mismo quiero expresarme en una forma humana; el hombre debe recibir algo, lo que no está previsto en la naturaleza del hombre, en sus funciones corporales, sino que demuestra una fuerza que no se puede explorar naturalmente, pero que tampoco se puede negar, ya que tiene un efecto visible.

Quiero derramar Mi Espíritu sobre las personas tal como sucedió con Mis discípulos después de Mi Resurrección.... Este acto no fue solo una vez, debe y siempre se repetirá donde se cumplan los requisitos previos que también hicieron a mis discípulos capaces de este acto porque el derramamientos del Espíritu sólo es posible cuando el hombre se ha preparado como recipiente adecuado a través de un estilo de vida conforme a Mi voluntad.

Es un cierto renacimiento que el hombre debe experimentar; debe haber llevado a cabo un cambio en sí mismo que lo ha trasladado de la esfera de influencia de Mi oponente a Mi esfera para que pueda recibir Mi irradiación de la luz del amor.... un proceso que le dona luz e ilumina su pensamiento y ahora reconoce brillante y claramente lo que está oculto todavía a su semejante hasta que éste también haya logrado esta transformación de ser.

Y esta irradiación de amor puede darse con distintas intensidades, siempre según el grado de amor y madurez espiritual de la persona, de manera que la obra del Espíritu sale a la luz de muy diversas formas.... que la persona puede obrar milagros, curar a los enfermos, enseñar con toda sabiduría o también puede revelar cosas futuras a sus semejantes en Mi nombre.... Pero es siempre el mismo Espíritu el que hace esto, es Mi espíritu que se derrama en el corazón de cada ser humano, que se ha preparado como un receptáculo adecuado de Mi divino corriente de amor.

Una fuerza que permaneció ineficaz hasta Mi muerte en la cruz, ahora podía abrirse paso después de la obra de Redención y hacer feliz a los hombres de muchas maneras, porque quien es irradiado por Mi Espíritu ha vencido las tinieblas de la muerte. Ha llegado a él la luz, se le ha impartido conocimiento, que sólo el “Espíritu de Dios” podía impartirle.... Su pensamiento está iluminado y toda la cognición la ha recibido de Mí porque Mi Espíritu ahora le llena, que le da explicación en todos los asuntos.... Pero Mi espíritu sólo puede derramarse en un receptáculo adecuado....

Todos vosotros podéis prepararos en receptáculos adecuados si vivís según Mi voluntad, cuando os convertís en amor otra vez.... Sólo os pongo esta única condición para poder derramar Mi Espíritu sobre vosotros, que aún estáis caminando ignorantemente en la tierra:.... Cultivad del amor.... A través de Mi muerte en la cruz Yo adquirí para vosotros la fuerza que necesitáis para obrar en el amor, porque como seres humanos sois muy impotentes todavía.... Si ahora os dirigís a Mí en Jesucristo u pedís esta fuerza, entonces también lograréis realizar obras de amor, y a través de estas limpiaréis vuestro corazón lo alinearéis bien....

Cuanto más celosamente practiquéis el amor, más radiante se vuelve vuestro interior, Me aceptáis a Mí Mismo, porque Me atraéis a través de cada obra de amor.... pero cuando Yo Mismo estoy presente con vosotros, todo debe ser lucido y claro, y también debo poder expresarme frente a vosotros. Y ahora Mi Espíritu llenará vuestro corazón y os guiará a toda la verdad.... Él os dará fuerza en abundancia, reconocéis lo que antes estaba oculto para vosotros, ya no sois más criaturas tenebrosas impotentes, sino que a través del amor os habéis adquirido luz y fuerza. Habéis pedido Mi Espíritu, que ahora obra en vosotros, que os ilumina, que os enseña.... que os demuestra Mi presencia, que os prometí con las Palabras: “Estaré con vosotros hasta el fin del mundo....”

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise