Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6453
6453 Huéspedes de la tierra.... Administradores correctos....
16 de enero de 1956: Libro 69
Tened en cuenta que todos vosotros sois solo huéspedes en esta tierra, que vuestro hogar real no es el reino efímero, sino que solo os quedáis aquí temporalmente para poder regresar madurados a vuestra patria, que una vez abandonasteis voluntariamente, pero una vez tenéis que volver a donde empezasteis. Si vosotros humanos fuerais más conscientes de vuestra tarea terrenal, entonces no os molestaríais en poner un pie firme en este mundo de apariencias.
Sólo pensaríais en poder volver a vuestra patria ricamente bendecidos; sólo querríais adquirir en la tierra lo que se os permitido llevar con vosotros hacia allá, y todos los demás esfuerzos os parecerían inútiles y sin valor, y entonces vuestra maduración espiritual sería garantizada, habéis cumplido el propósito de vuestra vida terrenal y nunca tendréis que temer un correr inactivo.... Porque como “huéspedes” no querríais adquirir algo que tenéis que dejar atrás, y por lo tanto vuestros esfuerzos serían dirigidos a otras cosas....
Sin embargo, mientras no os sintáis como huéspedes, sino como amos de esta tierra, juzgáis mal el propósito real de vuestra vida terrenal, y todo vuestro querer, pensar y actuar será erróneo y no corresponderá a vuestro propósito de aumentar la madurez de vuestra alma. Y si también llamáis vuestras las posesiones terrenales, si sois ricamente bendecidos con bienes terrenales.... si os consideráis a vosotros mismos como administradores, también usaréis vuestras posesiones apropiadamente y así también podréis adquirir bienes espirituales. Siempre debéis administrar el bien prestado de la manera correcta, es decir, no solo ser el beneficiario de ello, sino dejar que los demás seres humanos participen de ello.... Entonces os traerá bendiciones, os traerá bienes espirituales que son imperecederos.
Así como recibís, también debéis dar.... Porque el Señor, Que agasaja ricamente a Sus invitados quiere dar a todos lo que necesitan, y Él Mismo pedirá a Sus invitados que repartan dones a cada uno lo que necesite. Y así también vosotros debéis recordar que cada persona tiene el mismo derecho a las cosas que necesita para vivir, que cada persona en esta tierra es un huésped, como vosotros, y que el Señor no quiere que ninguno de Sus huéspedes pase hambre y que vosotros entonces actuáis en Su nombre, cuando dais a vuestros semejantes dones de amor....
Un día tenéis que abandonarlo todo. Por lo tanto, tratad de deshaceros de ello voluntariamente de antemano, porque tal acción no resultará en un pérdida para vosotros, sino en una doble bendición, que solo reconoceréis cuando dejáis esta tierra y encontráis riquezas en el reino del otro lado.... cuando reconozcáis que con vuestras acciones en la tierra os habéis ganado el amor de muchas personas que os seguirá en la eternidad.... Cuán ciegas son las personas que acumulan posesiones, que disfrutan de sus posesiones terrenales y no dejan participar a nadie en eso.... y cuán miserable será su suerte después de la muerte de su cuerpo.
Todos vosotros, humanos, sabéis que vuestra vida en esta tierra es limitada y, sin embargo, vuestra vida no muestra provisión para vuestra vida real en el reino, que verdaderamente existe, pero que puede ser de naturaleza muy diferente porque depende de vosotros cómo os lo diseñáis. Allí encontraréis mucho cariño cuando habéis mostrado amor a vuestros semejantes en la tierra; se os medirá como vosotros mismos habéis dado, y verdaderamente no necesitaréis registrara ninguna perdida, sino que os surgirá una ganancia mil veces mayor de cada don que repartís con el corazón amoroso.
Consideraos vosotros mismos solamente como huéspedes en esta tierra y todo lo que poseen como bien prestado, con lo cual, sin embargo, sois libres de usar y administrar.... Y así administrad este bien en el sentido de Aquel, Quien os lo dio; obrad con ello en amor.... y experimentaréis una bendición que no podéis medir mientras viváis en la tierra.... Entonces regresaréis a vuestro verdadera patria ricamente cargado, y formado de tal manera como una vez emanasteis de ella....
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise