6280 La oración y el servicio divino verdadero
9 de junio de 1955: Libro 67
Una oración fiel de hijo asciende al Cielo y llega a Mi oído. Y su oración será concedida. Y sin embargo tan pocos hombres ponen en ventaja ese valor, porque a causa de la contumbre de formas exteriores en la oración, ya no experimentan más la fuerza de una oración en el espíritu y en la verdad. Sólo grandes desgracias pueden motivarlos aún a ella, a que hablen desde dentro del corazón palabras que alcancen Mi oído, pues grandes desgracias los dejan que busquen ayuda. Y Yo bendigo a los que dejan toda forma exterior y hablan Conmigo, como un hijo al padre. Pero Yo no me fijo en oraciones irreflexivas, y ellas son dichas con mucha frecuencia, como tampoco considero todo lo que se expresa con carácter piadoso, pero que está privado de todo profundo pensar.
Por eso os he pedido que me invoquéis en el espíritu y en la verdad, porque todo lo que es apariencia y forma exterior es para Mí un horror, con lo que vosotros hombres podéis fingir bien unos a otros, pero a Mí jamás me podéis engañar. Y vosotros creéis que me podéis rendir homenaje con vanas ostentaciones pomposas, con actos ceremoniales, con un servicio divino hacia afuera. Mas todo eso Yo no lo veo, mientras que una oración sencilla y fiel a Mí me suena dulce y me agrada. Y una oración semejante puede ser elevada a Mí en todo lugar y tiempo, ella me llegará siempre a Mí y será atendida. Es tan sencillo honrarme, si tan sólo erigís un altar en vuestro corazón llevándome allí vuestro amor, si mantenéis en silencio un, pero íntimo, diálogo Conmigo, encomendándoos a Mí, pidiendo por Mi Gracia, si me entregáis vuestro corazón y anheláis siempre Mi Presencia. Entonces oráis “en el espírito y en la verdad ...”. entonces estoy Yo con vosotros, porque Yo estaré siempre junto a Mis hijos, los que envian al Padre sus pensamientos cariñosos. Mas Yo aborrezco todo lo que es forma y ceremonia exsterior, ya que ella es extremadamente fácil sólo el velo de un carácter duro e insolente, que sierve para echar a perder a los hombres.
Además tenéis una idea falsa de Mí, de vuestro Dios y Padre, si creéis que Yo quiero ser honrado por medio de fastuosidad, lustre y esplendor, igual como vosotros. Toda la magnificencia y gloria está a Mi disposición, y todo eso quiero daros, si me ofrecéis tan sólo vuestro amor como dádiva y prenda recíproca. Pues sólo Yo deseo ese amor vuestro, el cual no me demostráis mediante formalidades exteriores, sino que Yo quiero descubrirlo en el corazón del hombre, el amor desinteresado que va dirigido al prójimo, con lo que me demostráis también vuestro amor a Mí. Un corazón amante es para Mí la honra más bella, un corazón amante pronuncia palabras en el espíritu y en la verdad, y un corazón amante sólo será considerado por Mí como Mi hijo, a quien le pretenece también Mi Amor entero, el que puede pedirme todo y jamás será decepcionado, porque él cree en Mí, y Yo no dejo a su fe que sea frustrada.
Amén
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