Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/6148
6148 Mayor desarrollo en la nueva tierra...
29 de diciembre de 1954: Libro 66
Todo lo espiritual que sea capaz de desarrollarse seguirá su camino de desarrollo, aunque cuando haya llegado el fin de esta tierra, cuando haya tenido lugar un transformación total de ella... mientras que lo espiritual que se haya mostrado incapaz de completar la última etapa de desarrollo volverá a ser reiniciado y tiene que pasar de nuevo por el curso de desarrollo de acuerdo con la ley divina, que pone todo lo espiritual en el estado que corresponde a su grado de madurez...
Y así ciertamente una época de desarrollo ha terminado, pero el ciclo de desarrollo no se ha interrumpido... Lo espiritual que aún sigue en la voluntad atada sigue elevándose continuamente hacia arriba, y también el ser humano puede subir hacia arriba en el libre albedrío y librarse finalmente de la forma... Pero también puede hundirse en virtud de su libre albedrío, y entonces tiene que volver a alcanzar la cima desde abajo. La redención de los caídos no experimenta ninguna interrupción, aunque la tierra éste ante un punto de inflexión terrenal y también espiritualmente... Sólo se restaurará nuevamente el orden divino, que fue considerablemente perturbado por el libre albedrío del hombre... Todo será trasladado donde pertenece de acuerdo a su grado de madurez...
Lo espiritual que todavía atado en la forma en las más diversas obras de la creación también un cambio en su paradero, y eso también requiere una disolución de las obras visibles de la creación y que se permita que una nueva tierra llegue a existir... La gente no cree esto y, sin embargo todo sucederá según el decreto divino, que siempre apunta sólo al desarrollo ascendente de lo espiritual, que desde lo más profundo debe llegar a Dios. Si lo espiritual en el estado del libre albedrío... como ser humano... viviera completamente en el orden de Dios, entonces nunca jamás sería necesaria una transformación total de la tierra, porque entonces el proceso del desarrollo ascendente iría de acuerdo al plan y una redención de todo lo espiritual podría tener lugar muy rápidamente.
Sin embargo, el libre albedrío humano actúa tan a menudo en contra del orden divino que esto pone en peligro todo el curso anterior de desarrollo y se requiere una y otra vez la intervención violenta de Dios para rectificar lo que se ha salido del orden.... Y esto significa siempre el final de una época de redención y el comienzo de uno nuevo, eso significa siempre una transformación de la tierra y, por lo tanto, también un desvanecimiento de todas las obras de creación y el surgimiento de creaciones completamente nuevas...
Significa una liberación de lo espiritual atado en la materia dura y una atadura renovada en formas considerablemente más aflojadas, que ahora también inician el desarrollo ascendente de este espiritual que ha estado aprisionado desde tiempos eternos... lo cual, por lo tanto, es sentido con gratitud por este espiritual como un alivio. Tal transformación de la superficie terrestre significa para todo espiritual un progreso, pero no para lo espiritual encarnado en el hombre, que ha fracasado por abusar de su libre albedrío y esforzándose constantemente hacia abajo en lugar de hacia arriba durante su vida terrenal. Este espiritual se traslada a lo que ansiaba... se convertirá en materia dura... será atado por esta, a la cual se dirigían todos sus esfuerzos y deseos... Es la justa compensación por la increíble gracia de libertad durante la encarnación como ser humano... pero que el ser humano despreció, que usó en un sentido equivocado... que se alejó cada vez más de Dios en aras de la materia, la cual ahora se convierte en su recompensa...
Y el hecho de que vosotros los humanos, estáis al borde del final de una época de redención, se os presenta repetidamente con insistencia... Con todo amor, Dios os imparte conocimiento sobre todas las relaciones, sobre la causa y el efecto, sobre las consecuencias, de un andar bien y también de un andar mal en la tierra... Él os transmite el conocimiento a través de Su Palabra, y vosotros también podéis creerla con buena voluntad... Pero Él no puede obligaros a aceptar Su Palabra como verdad... Sólo la libertad de vuestra voluntad determina vuestra fe... Él determina vuestro pensar, querer y actuar... pero por lo tanto también vuestro destino después de esa transformación... que verdaderamente puede ser glorioso en el paraíso en la tierra nueva, que también puede resultar en un tormento indecible para vosotros si seréis desterrados de nuevo en la materia... según vuestra voluntad y vuestro amor...
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise