6143 La llamada a Cristo es salvación -Palabra de Dios
23 de diciembre de 1954: Libro 66
Ninguna otra ayuda se os puede envíar de arriba más que Mi Palabra, la cual os avisa y exhorta, y os indica al buen camino y a aquel de quien viene la salvación, El que os quiere liberar de la desgracia y del sufrimiento, pero para ello se requiere vuestra voluntad. Yo sólo puedo llamaros siempre de que vengáis a Mí, a Jesucristo vuestro Salvador y Liberador de todo apuro y necesidad. Yo siempre escucharé vuestra llamada, vuestra invocación, si me suplicáis a Mí en Jesucristo. Pues Mi promesa reza: "Lo que pidáis al Padre en Mi Nombre, os lo concederá". Y por eso dejo que os llegue Mi Palabra para que por medio de la Palabra lleguéis al reconocimiento, para que os sea fácil creer en Mí como Redentor del mundo, quien se encarnó en Jesucristo para que pudiera entrar en relación visible con vosotros y consumar por vosotros en la tierra la Obra de Redención.
Yo no puedo ayudaros más que con Mi Palabra. Y la comunicación voluntaria Conmigo la establecéis vosotros, si recibís Mi Palabra o la escucháis, y entonces puedo ayudaros también en las necesidades terrenales. Como os he prometido. Pero mientras los hombres estén apartados por completo de Mí, mientras no crean y tengan sólo intereses terrenos, tanto tiempo no puedo tampoco acercarme a ellos en la Palabra, y tanto tiempo tengo también que rehusarles Mi ayuda, porque no me la píden a Mí.
Y por eso hay mucha necesidad y miseria en el mundo, pues repercute visiblemente de que el mundo está dominado por el adversario. Es evidente, que los hombres, de ninguna otra manera más que a través de desgracias pueden ser llevados a la reflexión, y de ese modo no se les pueden evitar tanto tiempo, hasta que se unan a Mí, hasta que acepten Mi Palabra, y por medío de ella lleguen al conocimiento de por qué tienen que padecer en la tierra.
Siempre puedo y quiero Yo ayudar, pero vosotros tenéis que pedírmelo a Mí, y por medio de vuestra invocación a Mí demostrarme que creéis en Mí y me reconocéis como a vuestro Señor. Entonces estoy siempre dispuesto también a la ayuda, estonces la necesidad terrenal y espiritual será remediada, porque esta última es el motivo del apuro terrenal, que lo sentís dolorosamente, mientras que la espiritual no la podéis juzgar ni apreciar, en la que se encuentra la humanidad en el último tiempo antes del fin. Por eso no os extrañéis, sí aún tenéis que soportar mucha pena y aflicción. No os extrañéis, sino tradad de elíminarlas, uniéndoos entrañablemente a Mí, pidiéndome fuerza y ayuda en Nombre de Jesús, la que también os llegará, como Yo lo he prometido.
Amén
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