Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/5891
5891 Perdón de los pecados por medio de Jesucristo...
1 de marzo de 1954: Libro 64
Ningún pecado es tan grande que no pueda ser perdonado por Mí, si vosotros los humanos exigís perdón por ello... Toda culpa os será quitada si pedís ser liberados por causa de Jesucristo, cuando entregáis la culpa a Él, Que murió en la cruz por vosotros... si queréis que Él os redima de vuestra culpa de pecado. Él expió vuestra culpa, la tomó sobre sí y la enmendó... Por tanto, podéis quedar libres de cualquier culpa del pecado si tomáis el camino hacia Aquel, Que, como ser humano, ha realizado la obra de Redención... Cuyo amor construyó el puente entre Yo y vosotros y Quien por lo tanto no debe ser ignorado si queréis obtener el perdón de vuestra culpa...
Exijo el reconocimiento de Jesús como Hijo de Dios y Redentor del mundo, porque entonces Me reconocéis a Mí Mismo, Con Quien se unió el hombre Jesús... Porque Yo mismo estaba en el hombre Jesús, Cuyo corazón estaba lleno de amor... Su amor, pues, hizo el sacrificio por vosotros, y este amor era Yo Mismo... Y el amor comprende y perdona, el amor redime toda deuda, el amor quiere salvaros y prepararos todas las bienaventuranzas del cielo... El amor se preocupa por vosotros porque quiere apoderarse de vosotros para daros felicidad. Así que el amor tampoco dejará caer a un pecador, pero cuánto tiempo el pecador sigue cargado con su culpa, eso depende de su voluntad...
Mi amor infinito, que quiso sufrir la muerte en la cruz para vosotros como ser humano para pagar la culpa del pecado, realmente no retrocederá ante la magnitud de vuestra culpa; estuvo dispuesto a morir para todos y por eso también redime la mayor deuda, si el ser humano está dispuesto a confesármelo a Mí Mismo como el Redentor Jesucristo y pedir perdón. Porque sólo puede ser redimido de su culpa, quien reconoce al “Redentor”... quien entonces se pone bajo Su cruz y quiere pertenecer a aquellos por quienes el hombre Jesús murió... Y si vuestros pecados fueran tan rojos como la sangre, quiero lavaros blanca como la nieve...
Todos vosotros... incluso aquellos que cargan con la culpa más grave... pueden venir a Mí confiando en que sus pecados serán perdonados por el bien de Mi nombre. Pero nunca podré quitaros la culpa mientras os alejéis de Mí, mientras no reconozcáis la obra de Redención de Jesucristo, mientras no reconozcáis a Mí Mismo, Que Me encarné como hombre Jesús, Que Yo como el Salvador Jesucristo se convirtió en un Dios visible para vosotros.
Mi sustancia original es el amor, y el amor se encarnó en Jesús... Sin el amor, el ser humano Jesús no habría poder realizar la obra de Redención... Así que fui Yo Mismo Quien murió para vosotros los humanos, porque Yo Mismo estaba en el ser humano Jesús por Su amor infinito, que Él sintió hacia vosotros hombres, porque Él sabía de vuestro estado en la profundidad, de la cual os quiso sacar. Por eso os alivió de la carga que os agobiaba repetidamente, que no os dejaba subir... Él os libró de esta carga y por eso el camino hacia Mí quedó libre para vosotros...
El amor eterno os pudo acoger porque la culpa separadora os fue quitada... porque había encontrado su expiación en la muerte de cruz. Por eso ningún pecador debe temer la condenación eterna, porque toda la culpa del pecado será redimida por Jesucristo en cuanto sea reconocido como Hijo de Dios y Redentor del mundo... en cuanto el pecador Me reconozca a Mí Mismo a través del reconocimiento de Jesús, Mi amor ahora también acoge al mayor pecador y lo libra de toda culpa...
amén
Traducido por Hans-Dieter Heise