5837 Seria advertencia a aceptar la Palabra divina
27 de diciembre de 1953: Libro 63
Lo que por Mí os es dado, no debieraís rechazarlo frívolamente, pues es un bien muy delicioso y una vez os arrepentiréis amargamente al reconocerlo como el verdadero remedio de ayuda a la altura, el cual despreciastéis y por eso tenéis que sufrir. Tomad la Dádiva que Yo os ofrezco, no seaís tercos, porque el estilo y la forma de lo que se os transmite no os gusta o os deja dudar, aceptádlo y examinádlo en su valor intrinseco y vuestro corazón os dictará el juicio justo, si tenéis tan sólo la voluntad de hacer lo verdaderamente bueno.
Pero os perjudicáis sobremaneramente, si no aprovecháis un alimento para vuestra alma que os deja estar vigorosos y maduros; un alimento que os alarga Mi Amor porque sois débiles y desgraciados en vuestra alma y porque en esa debilidad no podéis alcanzar la vida eterna. Sois seres debilitados mientras permanecéis en la tierra sin la confortación del Cielo.
Únicamente Yo sólo puedo proporcionaros lo que fortalece vuestras almas y os ayuda a lo alto. De Mi Mano tenéis que recibir el alimento para vuestra alma; él no os puede ser ofrecido por hombres en la tierra, el que no poseen ellos mismos. Mas si ellos están en posesión de ese delicioso alimento, de ese modo reconoceréis también de que es el mismo alimento que Yo os ofrezco desde lo alto. Solamente hay algo, que se os puede ofrecer como alimento del Cielo: Mi Palabra, la que siempre y eternamente permanece existiendo invariable, la cual parte de Mí en toda pureza y que tiene que ser recibida por vosotros hombres con anhelo y agradecimiento para que tenga su vigorosa eficacia plenamente. Y por eso debéis recibirla de Mi Mismo directamete, del Manantial de Vida debéis sacar el Aqua refrescante de la Vida, no debéis cerraros si ella quiere penetrar en vosotros, en vuestro corazón también, pues debéis saber y apreciar dignamente que ella es Mi Alocución directa, de que a través de ella, de Mi Palabra se produce la comunicación de Mí a vosotros, debéis saber apreciar esta extraordinaria merced de Gracias.
No conseguís nada, si rechazáis esa Dádiva costosa, creyendo que en otro lugar podéis sustituirla, si cambiáis Mi Prenda por ideologías doctrinales sin valor, de las que no podéis sustraer ninguna fuerza y las que no tienen ningún valor absoluto para la madurez de vuestras almas.
Ateneos únicamente a Mi Palabra, abrid de par en par vuestro corazón si Yo os hablo, si Mis Dones celestiales os son tansmitidos y dejad que os advierta, de rechazar irreflexivamente lo que nunca jamás os es posible sustituir, si en la necesidad espiritual habéis entrado en el reino del otro mundo. Reconocédme a Mí y Mi Amor demasiado grande a vosotros, si Yo Mismo desciendo abajo en la Palabra a vosotros y creédlo, que Yo sólo quiero ayudaros, que Yo quiero remediar vuestra debilidad y desgracia ya en la tierra y una vez en el Reino espiritual.
Amén
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