5604 "Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos"
17 de febrero de 1953: Libro 61
Son muchos los llamados, mas pocos los escogidos. A todos vosotros se os ha puesto por deber, en formaros en un recipiente de Mi Espíritu, y todos vosotros lo podéis también, si vuestra voluntad lo ambiciona. Mas se debe a vosotros mismos, que no todos alcancéis la meta, es decir en vuestra voluntad está, la que es libre y no está determinada o fijada por Mí, de que hagáis el bien. Sólo pocos toman en serio su tarca terrenal formando su corazón según Mi Voluntad, y por eso pueden también dejar en sí a que sea activo Mi Espíritu. Y estos son los que son escogidos entre los muchos llamados.
El ser por Mí escogido, significa sólo, tener que cumplir una misión que precisamente sólo puede ejecutar un hombre que permite el obrar de Mi Espíritu en él. Un hombre que Me represente a Mí y Mi Doctrina ante el mundo, que anuncie Mi Palabra, la enseñanza divina, la que manifiesta al hombre Mi Voluntad.
Ningún hombre en la tierra puede desempeñar una misión así, si él no pertenece a Mis escogidos, pues el anunciar el Evangelio tiene como condición previa un saber que corresponda a la Verdad.
Ese saber o conocimiento no puede ser adquirido por medio del estudio, pues el conocer mental no basta para la divulgación de Mi Evangelio, sino que el Espíritu de Mi tiene que hacer primeramente vivo ese saber mental, de lo contrario será siempre sólo un saber mundano puramente, aunque contenga lo espiritual. Por lo tanto cada anunciador de Mi Palabra tiene que haber sido escogido por Mí para su función, y eso tiene que ponerlo él bajo prueba. Tiene que poder mostrar un Don del Espíritu, tiene que ser evidente en él el obrar de Mí Espíritu. Eso significa tanto, como de que él dispone de habilidades las que él no se ha apropiado, sino que le fueron otorgadas por Mí como prueba del obrar Mi Espíritu en él.
Una capacidad semejante es también la interpretación de la Palabra que Me evidencia a Mí, la interpretación de la Escritura que trata de Mi Palabra y vale como Mi Palabra. Un estudio, por largo que sea, no capacita al hombre a que conciba y explique el sentido espiritual de Mi Palabra Pues el saber intelectual no puede reemplazar lo que Mi Espíritu hace manifesto al hombre.
Por otra parte, Mi Espíritu no puede obrar, donde las condiciones previas para ello no son dadas. Donde Mi Espíritu actúa, allí no es necesario el saber intelectual, allí instruyo Yo Mismo a los hombres y pongo en él la Verdad espiritual, maximamente comprensible en el corazón, de tal modo que él está lleno del saber y del conocimiento.
Y es por eso un esfuerzo en vano, el querer sacar de la Escritura sabiduría, en tanto que Mi Espíritu no pueda actuar. Por lo que es también explicable, cual es el motivo de que sea frecuentemente tan errónea la interpretación de Mi Palabra, y de por qué sólo se interpreta el sentido de la letra, mas no el sentido espiritual, el que Yo he puesto en todas Mis Palabras que dije en la tierra. Pues el sentido literal lo interpreta el juicio del intelecto humano, el sentido espiritual el espíritu de Mí, si puede obrar en el hombre. Y el trabajo de la mente que para ello es preciso, mientras que el espíritu que procede de Mí, explica clara e inteligiblemente Mi Palabra, sin que el entendimiento necesite entrar en actividad. Y sin embargo da al hombre esa explicación de un modo tan natural, como si fuera el resultado de su entendimiento mental, pero la profundidad de esa su sabiduría que él expresa, da prueba del obrar del espíritu en todas las interpretaciones comprensibles, pero sólo a aquellos que son de buena voluntad y quíeren ser verdaderamente enseñados, mientras que una interpretación intelectual no es una explicación satisfactoria para sus semejantes y no puede convencer. Únicamente el Espíritu da luminosidad, el Espíritu proporciona la Verdad, mientras que el intelecto sólo habla otra vez al intelecto y no encuentra ninguna resonancia en el corazón.
Mas Mi Espíritu siempre podrá ser activo y eficaz donde hay amor; un amor, que siempre esté dispuesto a dar, que quiere ayudar y salvar, un amor, que no conoce otro anhelo más que el de mitigar la necesidad, ya sea espritual o terrena. Donde es evidente el amor entregado y por completo desinteresado, allí se encuentra la Verdad siempre, porque Yo estoy donde está y hay amor, porque cada obra de caridad me atrae a Mí Mismo y al hombre que está intimamente a Mí unido que vive en el amor. Y donde Yo estoy allí actúa Mí Espíritu, donde Yo estoy, está la Verdad, donde Yo estoy, allí Me expreso a través del espíritu, y eso significa también Luz, conocimiento, significa poseer un saber que corresponde a la Verdad.
Amén
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