Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/5465
5465 La Palabra de Dios – Salvación del alma
19 de agosto de 1952: Libro 60
Lo único que ha de tenerse por importante es la preocupación acerca del estado espiritual de los hombres, pues éste tiene que ser remediado por parte de los hombres mismos. De ningún modo puede ser ejercida la fuerza u obligación sino que la libre voluntad del hombre tiene que decidirse en estar activo para la madurez del alma, pues esa libre voluntad, sí se puede bien influenciar, pero jamás obligarla.
Mas en el tiempo final el hombre se entrega voluntariamente a Mi enemigo por completo. Por eso el estado de madurez de las almas tiene un aspecto muy grave, y Mi Amor tiene poco éxito, y el fin se aproxima más y más. El mundo terrenal con todos sus atractivos y bienes perecerá, lo único que se queda atrás son las almas, y éstas están en una tremenda condición y estado, que no pueden estar acogidas en Mi Reino, porque según su carácter son aún parte de Mi adversario, es decir, son vasallos de Satanás.
Sólo algunos pocos han alcanzado el grado de madurez porque su voluntad, por estímulo propio se dirigieron a Mí y me reconocieron también por eso. Sus almas son fácilmente susceptibles, ellas han reconocido la importancia de su tarea en la vida terrenal y correspondiente a ella viven en la tierra. Pero la generalidad vive superficialmente y no piensa en la vida después de la muerte (porque no cree en ella).
Y esa es la gran miseria, la que a Mí me obliga a enviar por todas partes una Luz entre los hombres, a encargar mensajeros, por todos los lados, a que anuncien Mi Evangelio y lleven de nuevo a los hombres a la fe, la cual es imprescindiblemente necesaria, para que los hombres puedan dirigirse a Mí, si están en apuros. Pero quien lleve afuera la luz, ese tiene que haberla recibido primero de Mí Mismo. Para la divulgación del Evangelio Yo sólo puedo servirme de aquellos hombres, que poseen ellos mismos luz, los que se dejan irradiar por Mí Mismo con la Luz de la Vida eterna, con la única Verdad. Yo no puedo enviar afuera en el mundo a cualquiera, pues aunque la voluntad sea buena de ser activo para Mí, sin embargo, sólo sierve si se divulga la Verdad, la cual sólo puede ser recibida de Mí Mismo; es decir, el conocimiento de la Verdad puede tener solamente el hombre, después que en el hombre puede obrar Mi Espíritu.
Y este obrar del Espíritu requiere el cumplimiento de condiciones previas. Pero cada hombre que está dispuesto a cumplir esas condiciones lo cojo Yo como obrero en Mi Viña. Pues hay gran miseria en la tierra, y Yo quiero gobernar esa miseria a través de Mis siervos fieles en la tierra, Yo quiero despertar a hombres cada vez de nuevo que perciban directamente Mi Palabra y se la dirija a los que dócil y solícitos son, en oírla.
Las almas de los hombres están en gran peligro, están por completo sin madurar y pronto tienen que despedirse de esta tierra. Pero el estado de madurez determina su suerte en la eternidad. Sólo Mi Evangelio puro puede traer la salvación a los hombres aún y aumentar su grado de sazón, pues éste parte de Mí, encierra en sí fuerza divina y actúa vivificador en el alma, tan sólo que el hombre esté dispuesto de dejarse afectar por la fuerza de la Palabra divina que le llega directa. Él bendecirá la hora, en la que le fue llevada de cerca Mi Palabra, pues Mi Palabra únicamente puede salvar las almas de la muerte eterna.
Amén
Traducido por Pilar Coors