Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/5205
5205 Combatientes de la Verdad - Herejías
5 de septiembre de 1951: Libro 58
Vuestra misión es enseñar, llevar la Verdad entre los hombres, para que lo oscuro se retire de ellos, que los retiene abrazados, que los impide sentir el beneficio de la Luz. Mientras el hombre tenga un espíritu oscurecido, anda un mal camino, pues el buen camino se llama "Verdad". La Verdad sólo sale de Mí y lleva a Mí de regreso. Comprendédlo, hombres, que Yo no hago una concesión a medias, si se trata de vuestra bienaventuranza. Comprendédlo, que Yo como la Verdad eterna no puedo ser tolerante ante el engaño o el error. Comprendédlo, que por eso dirijo la Verdad a la tierra, porque es necesario que la viváis, porque cada día se os pierde que andáis sin la Verdad, pues la Verdad únicamente Me refleja a Mí, como Yo soy, y sólo teniendo una justa imágen de Mí, podéis amarme y alcanzar la bienaventuranza por medio de ella. Toda enseñanza errónea es un intento de Mi adversario en desfigurar Mi Imágen y que disminuya el amor a Mí, cada enseñanza hereje es buen suelo para nuevas herejías, y pronto estáis enfrente del matorral, que es inextricable y ya no deja que lo atraviese ningún rayo de Luz más, que iluimine vuestro espíritu.
Y por eso mismo Me formo Yo portadores de Luz, para que a vosotros hombres, os lleven la Verdad; por eso los inicío Yo primero en la Verdad, y les doy el encargo de que actúen aclarando allí donde sea. Por eso pongo tantas veces la Verdad enfrente de las herejías, para motivar a que una vaya contra la otra, pues Yo quiero que aparezcan dudas en los corazones, pues uno que duda empieza primero a cavilar y a indagar la Verdad. Mi Doctrina, que Yo dí en la tierra a los hombres, está por parte de los hombres tan entremezclada de error y ya no puede repercutir saludable en los hombres para su salvación. Y por eso quiero purificarla, por eso de nuevo la doy en la forma más pura, y tengo cuidado, de que esta Enseñanza sea transmitida a los hombres que son de buena voluntad. Quien la quiera aceptar, experimentará las mayores bendiciones, quien la rechace, tiene que llevar en sí la responsabilídad.
Pero Yo necesito distribuidores de ésta Mi Doctrina pura en la tierra. Yo necesito discípulos, a los que ahora también pueda decírles de nuevo: Id y enseñad a todas la naciones. Yo necesito por eso apóstoles, que en Mi Nombre hablen sobre la tierra y anúncien a los hombres Mi Palabra. Y estos han de presentarse valientes contra los representantes de enseñanza heréticas; pues esa es su función, su misión, para la cual los he llamado, a que sin timidez opongan la Verdad en contra al error, que sin temor dén explicación de los daños que le resultan al alma, tanto tiempo como estén mal instruídos, tanto tiempo como no estén en la Verdad, la única que conduce a Mí. Vosotros hombres, bien podéis también dirigíros a Mí a pesar de las doctrinas heréticas, pero es una lucha sin resultado, pues tenéis que comprender que el error y la mentira no es obra Mía, sino las obras de Mi adversario, y que por eso impiden todo ascenso, lo hace imposible, que además una obra de Mi enemigo jamás puede llevar a un ascenso, sino sólo y únicamente os ayuda a subir a la altura la Verdad.
Yo no puedo hacer concesiones y avalorar el error igual que la Verdad, Yo sólo puedo reconocer la buena voluntad y bendecirla, llevandoos la Verdad, pero vosotros mismos tenéis entonces que abriros, no podéis o debéis cerraros a la Verdad, de lo contrario fracasa vuestra voluntad. Tenéis que anhelarme a Mí y de ese modo anhelar la Verdad, ansiarla y entonces con seguridad llegáis en su posesión. Pero no supongáis que Yo os apruebo, si queréis persistir en el error. A quien Yo le envío la Verdad, es capaz también de examinarla y de reconocerla como Verdad, pues Yo no pido de vosotros nada imposible. No obstante quien de Mí la recibe, ese que abogue por ella también y la haga entrar en acción difundiéndola sin temor, que no tema aparecer a los demás demasiado duro, pues el error no se puede suficientemente hacer resaltar enérgicamente, porque él es la obra de Mi enemigo, que se subleva plenamente contra Mí.
El error y la mentira ocasionan desconciertos infernales y roban a los hombres toda clase de conocimiento; ellos no son de ningún modo Luz, sino que proceden de las más profundas tinieblas. Por eso íd en contra del error y la mentira bien valientes, puesto que tenéis en la Verdad un arma que os asegura el triunfo. Yo os he elegído de combatientes Míos, y debéis luchar con la espada de la boca, no seáis miedosos de que a uno de vuestros hermanos le quitéis la fe de niño, pues ésta no le sierve al hombre para la perfección mientras sea falsa. Vosotros podéis, sin embargo, darle en cambio algo bueno, puro, sumamente eficaz, la Verdad, que de Mí Mismo habéis recibido. Vosotros podéis darle más de lo que le quitáis, vosotros arrancáis su alma del dominio de Mi enemigo y la lleváis a Mí.
Amén
Traducido por Pilar Coors