4872 Oración en el Espíritu y en la Verdad
1 de abril de 1950: Libro 55
Orad en el Espíritu y en la Verdad. Esto pone como previa condición una fe verdadera en Mí, a quien invocáis en la oración para que os ayude. Por consiguiente tenéis que creer, y soy Yo, el que tiene el poder de ayudaros. Y que Mi Amor quiere ayudaros, esa fe firme os deja encontrar también las palabras y los pensamientos justos, por medio de los cuales os ponéis en comunicación Conmigo. Me habláis entonces a Mí desde dentro del corazón, es el justo diálogo Conmigo, pues Me confiáis vuestras preocupaciones y necesidades y esperáis la contestación por medio del hecho. De este modo confiáis en Mí, en que Yo os dé oídos. Si habéis establecido ese estado de confianza en Mi ayuda, no podéis orar de otra manera más que en el Espíritu y en la Verdad y Yo os lo concederé. Mas cómo puede orar un hombre en el espiritu y en la Verdad, que se sierve de palabras aprendidas? ¿ Quien en la comunidad con otros hombres ejecuta largas oraciones, los que no atestiguan ni cordialidad ni devoción porque el corazón no sabe nada de lo que habla la boca. ¿Cómo podéis, vosotros hombres, esperar que Yo tenga complacencia con tales oraciones, que son todo lo demás antes que una invocación llena de confianza del hijo al Padre? Así de fácil y sencillas como las palabras de un niño debe ser vuestra oración, para que Yo pueda estaros presente y experimentéis vosotros Mi Gracia. Quien Me habla así, a ese oígo y le concedo, porque os he dado la promesa, pedíd y se os dará. Llamad y se os abrirá. Mas Yo no tengo agrado alguno en la veneración y culto labial, porque Yo únicamente miro en el corazón, el cual nadie puede ocultar ante Mí. Y donde el corazón está mudo, allí paso de largo y ni Mi Amor ni Mi Omnipotencia da prueba al hombre, de que Yo le haya oído. Yo Me doy la vuelta de aquellos que rezan imperturbablemente. Cuyos pensamientos no están, ni la mínima parte, afectados de lo que expresa la boca. Porque todos los que oran así no Me conocen aún, porque el verdadero reconocimiento de Mi Mismo los dejaría estar mudos y llenos de respeto y veneración, y los haría balbucir con profunda humildad palabras íntimas, efusivas. Las que Yo muy bien comprendo, porque las ha hablado el corazón, el que siempre establece la unión Conmigo y el que siempre Me atraerá.
Sólo raramente se elevan a Mí en lo alto oraciones en el Espíritu y en la Verdad y por eso pocas veces puedo realizar una petición, aunque el que pide y muchos hombres más en la tierra se encuentran en apuros. Sin embargo, Mis hijos verdaderos oran con el corazón, y siempre tendrán éxito por eso, pues una fe verdadera les garantiza el cumplimiento de sus peticiones. Una fe verdadera no la dejo Yo que fracase.
Amén
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