4744 "La sabiduría de los sabios quiero Yo desbaratar ..."
20 de septiembre de 1949: Libro 54
Yo quiero destruír la sabiduría de los sabios y el entendimiento de los entendidos desecharlo y dar a aquellos que están sin saber terrenal, el justo saber, pero adheridos con amor a Mí, a los que tienen fe en Mí. Y en ese saber que reconozca el mundo, que un Poder se manifiesta al que ellos quieren negar y se queden perplejos los intelectuales del mundo, que a través del mundo han recibido un saber espiritual, los que intelectualmente se han apropiado ese saber, mas a Mí Mismo no me han pedido por él. Sabios mundanos llamo Yo también a los representantes de Mi Doctrina, quienes, a pesar de que la reprentan, son sin embargo, demasiado poco creyentes, para que puedan representar convencidos cada Palabra de Mí, y que por eso tampoco permiten en sí el obrar de Mi Espíritu. El saber que ellos poseen no los hará dichosos, pero sí el que Yo disrubuyo a Mis hijos, los que quieren oír Mi Voz, porque su fe es una fe viva, la que los hará felices también, porque reconocen que Mi Voz como un Don de Gracia que les ofrece a ellos Mi Amor de Padre. Quien parece sabio ante el mundo, quien deja que hable el entendimiento, ese será y permanecerá siendo ignorante y no será bien visto por Mí.
Pero donde un corazón admite Mi Presencia en los más íntimo, allí actúo Yo y me aparezco visiblemente iluminando a su espíritu, de tal modo que él se vuelve sabio y prudente de modo que es capac de dar explicación sobre cosas que la razón del mundo y la sabiduría del mundo no pueden averiguar. Y Yo siempre obraré en lo más oculto, aun cuando Yo diga y añada después, que se enteren también los hombres los que dirigen aún al mundo su corazón. Pues a estos quiero Yo llamar la atención de que no busquen la sabiduría en los filósofos y sabios del mundo, sino que elijan una vestidura sencilla, en la que ella se presenta, para encontrar acceso en los hombres. Donde hay brillo y suntuosidad, allí no se detiene la Sabiduría, pues ella es divina, pues ella parte de Mí y se busca un recipiente digno, que está espiritualmente preparado, no necesita, sin embargo, ninguna preferencia terrenal, para ser eligido por Mí como portador de la Verdad.
La sabiduría de los sabios no encontrará ninguna clave a la Verdad, el entendimiento de los entendidos que no la busque, pero se creerán que la tienen. La clave de la Verdad es y será el amor, el cual se inflama en el corazón de un hombre sencillo, ignorante, en el más luminoso ardor y por eso un corazón semejante atrae la eterna Verdad, la que ahora en presencia, en el corazón del hombre se expresa oíble y a él lo dirige en la Verdad. Y el hombre reconocerá a Dios, le amará de todo corazón, y a Él le erige un altar, el hombre cederá de la plétora de Gracias divinas a los semejantes, proporcionándoles la más profunda Sabiduría y claro saber a los que quieran aceptarlo, y todos los que le oyen serán así sabios, porque están enseñados por Dios, reciben Mi prédica y serán bienaventurados ya en la tierra y una vez en el Reino espiritual.
Amén
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