Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/4620
4620 Espíritu obrando en estado de vigilia.... Evidencia: Razones....
22 de abril de 1949: Libro 53
En el estado de vigilia debéis recibir Mi Palabra, entonces se os da una prueba de Mi obrar en vosotros a través del espíritu. Debéis reuniros en oración y así entrar en contacto íntimo Conmigo, debéis desconectar el mundo de vuestros pensamientos, debéis entregaros completamente a Mí y escuchar Mi voz interiormente. Entonces os sonará fina y suave, según la madurez de vuestra alma, sonando o escuchando mentalmente, pero siempre como viniendo de Mí y no saliendo de vosotros. En un estado preparado de esta manera, vosotros mismos no sois capaces de realizar una actividad de pensamiento que corresponda al contenido de Mis anuncios.
Estáis en el estado del oyente, no de un hablante. Y si queréis dejaros clara la diferencia, el oyente puede comportarse pasivamente mientras el hablante tiene que estar activo. Dependiendo de su estado de madurez, su oído espiritual ahora está desarrollado para que entienda Mi Palabra que se le dirige sin esfuerzo, aunque solo suene extremadamente suave en su corazón.
Y es por eso que la intimidad de una conexión Conmigo es decisiva para una fácil recepción de Mi Palabra, y correspondientemente profundo en su contenido también están los anuncios que están destinadas a él y través de él a los semejantes, por lo que también tenéis que hacer una diferencia del bien espiritual que debe ser transmitido a los demás como Evangelio, y las palabras que Yo, como un Padre amoroso, les doy a Mis hijos cuando tienen miedo o están en una necesidad y necesitan aliento, lo que ciertamente demuestra Mi simpatía a todos los hombres, pero se les dar en particular a aquellos, que Me piden ayuda en sus problemas. Siempre responderé a los que quieren escucharme y les hablaré a través del espíritu.... Como os lo he prometido.
Debéis escucharme, sin embargo, en plena conciencia, porque no Me escondo detrás de una forma, que es tan débil, que entrega su propia voluntad y en el estado inconsciente permite que una voluntad ajena se apodere de ella. Siempre os advierto con insistencia de tales seres espirituales reveladores que inmediatamente determinan una voluntad débil con sus pensamientos y ahora tratan de transferirlos a las personas. Pero también os advierto que no evitáis el obrar espiritual obvio o negáis Mi trabajo a la persona que de manera clara y consciente recibe revelaciones de arriba.
Y quiero daros una característica segura de Mi obrar, que siempre podéis usar para examinar.... Mis palabras que hablé a los hombres en la tierra se explicarán de la manera que puedan justificarse lógicamente a todos los eruditos y a todos aquellos que se han adquirido un conocimiento a través de los estudios, y estas justificaciones nunca se contradecirán, porque es Mi Palabra que siempre permanece igual y cuyo significado testimonia la sabiduría más profunda.
Quien haya penetrado vivamente en esta Mi Palabra, Me oirá a Mí Mismo, y entonces reconocerá así Mi presencia, cuando lea Mi Palabra o se la transmita audiblemente. Y este sentimiento de oírme hablar es la garantía más segura de Mi obrar y debe quitar todas las dudas al hombre. Porque Me acerco a los hombres en la Palabra, Yo Mismo soy la Palabra, y los que crean en Mí y quieren pertenecer a Mí me escucharán. Mi palabra les tocará como la voz de un Padre amoroso, a la que un niño obedece y, por lo tanto, también es amado por el Padre y es premiado con Su don de la gracia siempre que quiera recibir.
Es por eso que dejéis que vuestros sentimientos os guíen e instruyan, porque Yo Mismo pongo esto en vuestro corazón, y nunca os sentiréis tan influenciado por el error que estéis ansiosamente listos para defenderlo. Porque protejo a cada uno de sentimientos confusos y engañosos, que tiene la voluntad seria de trabajar como Mi discípulo en los últimos tiempos, porque estos son los trabajadores adecuados en Mi viñedo que necesito y por lo tanto también les doy la capacidad de diferenciar lo que es correcto y lo que está mal....
Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise