Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/4572
4572 Colaboradores espirituales y terrenales en la Obra de redención de Jesucristo....
24 de febrero de 1949: Libro 53
Los colaboradores espirituales y terrenales participan en la Obra de redención que Jesucristo inició con su vida terrenal, porque anteriormente no era posible que una persona rompiera todos los grilletes durante la vida terrenal porque satanás ejercía su poder de una manera indignante. Pero su poder fue roto por Su muerte en la cruz. Sin embargo, todavía tiene mucho poder sobre aquellos que no reconocen al Salvador Jesucristo. Pero la Obra de redención se ha realizado para todos, por lo que todas las almas que se deciden por Jesucristo antes del fin aún pueden recibir la bendición de la muerte en la cruz.
Sin embargo, el pensamiento de las personas debe ser formado primero para que lleguen al correcto reconocimiento del gran amor y la gracia del hombre Jesús, para que luego también aprendan a reconocerlo como Redentor del hombre y se ponen conscientemente bajo Su cruz. Este conocimiento correcto probablemente puede serles transmitido por seres que están en el conocimiento, que cuidan de las personas tanto espiritual como también terrenal y, por lo tanto, tienen la tarea de influir en el pensamiento de las personas transmitiéndoles sus pensamientos.
Los colaboradores espirituales se dirigen primero a aquellas personas que sienten el impulso en sí de dedicarse a la Obra de redención mediante el uso de su fuerza, que por tanto quieren continuar la obra en la tierra, que se ofrecen a Dios, que quieren servirle, y quienes, por tanto, también son aceptados por Él como obreros aptos. Y ahora tiene lugar un intercambio de pensamientos entre seres espirituales y terrenales, porque la redención de lo espiritual solo puede ser el resultado de una transmisión correcta de la verdad pura, que le da a las personas información sobre el propósito de su existencia y las educa lentamente para un cambio en el amor, cual es y sigue siendo el único propósito de la vida. En consecuencia, los esfuerzos de los colaboradores espirituales consisten en despertar y fortalecer la fe en Jesucristo, si se ha vuelto débil, a través de bocas humanas, es decir, personas terrenales que sirven a Dios.
(25.02.1949) Los seres del reino espiritual que están en la luz están siempre listos para la actividad redentora, ya que se han convertido en amor y su amor también es para los no redimidos. Pero en la tierra las personas que quieren participar en la Obra de redención de Cristo deben estar tan llenas de amor por Dios que voluntariamente se pongan a Su disposición para esta actividad, porque entonces primero tienen que estar preparadas para su trabajo para poder llevarlo a cabo con éxito. Lo que es parte de los seres de luz en el reino espiritual, la gente de la tierra tiene que adquirirlo primero porque todavía son imperfectos. Ellos mismos deben pertenecer a aquellos que hacen uso de la Obra redentora de Cristo con Su gracia para adquirir la capacidad de guiar también a los semejantes en el camino del seguimiento de Jesús, para que ellos también pueden ser redimidos y salvados de la muerte espiritual.
Todo el que enseña el amor a su prójimo es inconscientemente colaborador en la redención de las almas descarriadas; pero quien asume conscientemente el cargo de portador de la verdad y transmite los bienes espirituales que recibe del reino espiritual, continua la Obra de redención de Cristo, sigue a Jesús y lleva consigo muchas almas por el camino correcto hacia arriba. Al final de los tiempos muchos seres de luz influyen en las personas para ganarlas o para poder usarlas como mediadores entre el reino espiritual y la tierra. Pero solo hay muy pocas personas que aceptan las enseñanzas espirituales y se entregan a la influencia de sus cuidadores.
Solo hay muy pocas personas que reconocen la importancia de la Obra de redención hasta el punto en que ellos mismos se esfuerzan para colaborar y continuar la Obra de redención. Pero donde se ha establecido la conexión entre el mundo espiritual y el mundo terrenal, allí fluye un arroyo de gracia y amor hacia las personas que está lleno de poder sanador, por lo que quien se deja llevar por él termina allí, donde está el verdadero hogar del alma.... en el mar del gran amor de Dios.... en la casa del Padre....en el reino de los bienaventurados, donde todas las almas redimidas moran cerca de Dios, en la luz eterna....
Amén
Traducido por Hans-Dieter Heise