Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/4468
4468 El poder de la Palabra divina - Remedio para el dolor
24 de octubre de 1948: Libro 52
Mi Amor a vosotros es ilimitado, y Yo os cumplo cada petición, a veces sólo en una forma que no podéis reconocer en seguida la realización, pero que una vez os será conocido con qué previsión pienso Yo en vosotros. El tiempo del fin trae necesidad y aflicciones en forma muy diferente, porque en poco tiempo tenéis que madurar, de lo contrario no aprobariais la última y más difícil prueba. Estáis en permanente preocupación y solamente debierais pensar que soy Yo quien os envía todo, que Yo sé acerca de toda necesidad y aflicción, pero que es también de bendición para vosotros.
Por eso no os inquietéis y lamentéis, sino permanecer en amor hacia Mí, así como Mi Amor os pertenece incesantemente a vosotros y Yo quiero haceros bienaventurados. El poder de Mi Palabra tenéis que probarlo, y pronto reconoceréis que tenéis un remedio eficaz para toda clase de pena, temor y tristeza. Yo he bendecido con Mi Fuerza Mi Palabra. ¿Por qué no la aprovecháis? Por qué no hacéis derecho de la fuerza, si en la lucha terrenal os sentís débiles y desalentados? ¿Por qué no os abandonáis a su efecto vivificador? Vosotros recibís de Mí continuamente la prueba de Mi Amor a vosotros, estáis en medio de una gran Gracia y sois tan incrédulos e inconstantes, tan miedosos y débiles.
¿Qué otra cosa mejor podía Yo, acaso ofreceros que Mi Palabra? Si no tuvierais ningún apuro terrenal y preocupaciones, no seríais capaces de percibir Mi Palabra, pues el mundo os retendría en prisión y os impediría en la fervorosa comunicación Conmigo. Y por eso tomad con resignación esa necesidad o apuro, si en compensación recebís Mi Palabra, pues con Mi Palabra poseéis un gran Tesoro, al que no sabéis levantar, sólo.
Dejádme siempre e incesantemente que Yo os hable en la Palabra, tomad refugio en Mí en la Palabra, sumergiros en la expresión de Amor hacia vosotros, y sentiréis un envío notable de fuerza, no sentiréis más ninguna debilidad, ningún temor y opresión y ninguna duda. Venceréis llenos de vigor la vida terrena y me glorificaréis y ensalzaréis por Mi Amor y Gracia, y entonces seréis obreros robustos para Mí en el combate final sobre esta tierra.
Yo bendigo vuestra voluntad de servirme, no obstante, dejádla que esté activa llevando a cabo lo que Yo pido de vosotros. Y cada vez de nuevo os exhorto a que acojáis en vosotros Mi Palabra, porque a vosotros quiero Yo dedicaros la fuerza de Mi Palabra, porque quiero ayudaros, pero para ello se requiere vuestra voluntad si queréis tener de Mi ayuda las verdaderas bendiciones.
Vosotros mismos tenéis que luchar, porque de ese modo llegáis a la fe, a la fe profunda, la cual necesitáis para poderme ser a Mí, siervos fieles en la tierra. Lo que de Mí recibís, lo que os apuntáis, tenéis que reflexionar en el corazón, tiene que llegar a ser vivo en vosotros, para que entonces podáis sostener también con convicción Mi Palabra, para que en vuestros semejantes no fracase el efecto y ellos mismos noten en sí la fuerza de Mi Palabra.
Siempre seréis ayudados en la necesidad, y tanto antes cuanto más pronto cumpláis Mi Voluntad. Es Mi Voluntad que os sumerjáis con frecuencia en Mi Palabra, para que estéis conscientes de Mi Presencia y creáis, y la realización de vuestras peticiones es segura, cuanto más profunda sea vuestra fe.
Amén
Traducido por Pilar Coors